Todos a la calle por miedo a Mubarak y al vicepresidente 'torturador' Suleiman

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Manifestantes egipcios detractores del régimen del presidente Hosni Mubarak se congregan por decimosexto día consecutivo en la plaza de Tahrir en El Cairo (Egipto), / Efe (Hannibal Hanschke)

Es la revolución inacabada, como dice el veterano periodista de BBC Jeremy Bowen, y también la revolución que corre el riesgo de ser robada a sus legítimos dueños. Dieciséis días después de la conquista de las calles, la resistencia del régimen egipcio a abandonar el poder con promesas de reformas a cargo de personajes tan siniestros como el jefe de espías Omar Suleiman, de quien ayer conocimos con más detalles su faceta de torturador y de hombre de la CIA e Israel, se está encontrado con el empecinamiento de los egipcios, conscientes de que si ceden en su pulso no sólo se eternizará la dictadura: volverá la represión y de la forma más brutal.

Lo sintetizaba hace unos días en declaraciones a El Mundo la icónica escritora izquierdista egipcia Nawal al Sadawi, la octogenaria feminista cuya independencia le ha granjeado la ira de todos los regímenes egipcios y de los grupos fundamentalistas en los últimos 50 años: “No podemos detener la revolución porque Mubarak nos mataría a todos”, decía esta valiente mujer, que no ha faltado un solo día a la Plaza Tahrir.

De ahí que ayer, cuando comenzó la tercera semana consecutiva de protestas, acudiera a la Plaza Tahrir y a sus alrededores más gente que nunca. Los periodistas sobre el terreno constataron el creciente número de manifestantes con sorpresa, dado que se esperaba que el número de asistentes disminuyera: lejos de eso, no sólo Tahrir fue escenario de protestas; también lo fueron las afueras del Parlamento y de los ministerios de Información e Interior.

Según el diario independiente egipcio Al Masri al Yaoum, miles de personas se unieron a los 4.000 que habían acampado frente a la sede del consejo legislativo ante el temor de que la policía los evacuase. “Exigimos la disolución del consejo de Ezz”, gritaban en referencia a Ahmed Ezz, secretario general de organización del Partido Nacional Democrático, la formación de Hosni Mubarak, y amigo personal del hijo del dictador, Gamal. A Ezz, responsable de las escandalosas elecciones del pasado noviembre, que dieron el 90% de los escaños a su formación, se le supone fuera del país. Cuentan que en la puerta del Parlamento han colgado un cartel: “Cerrado hasta cambio de régimen”.

Sin duda, la liberación del ejecutivo de Google Wael Ghonim ha servido para alimentar una protesta sobrada de razones. Si a los egipcios acampados en las calles les hacían falta un rostro que les representase, ese es el de Ghonim, el joven informático que inició las primeras protestas en el verano pasado tras el asesinato a manos de la policia de Khaled Said, un joven de 28 años natural de Alexandría cuyo caso alimentó la rebelión egipcia. Wael creó el grupo Facebook Todos somos Khaled Said que comenzó a organizar la respuesta social al enésimo exabrupto policial. En pocos meses, su grupo contaba con medio millón de seguidores, demostración de la necesidad del pueblo egipcio de canalizar su profundo desprecio hacia la dictadura.

Wael desapareció el día 27, horas después de contar a Cuarto Poder sus impresiones sobre las primeras victorias de la revolución egipcia. Entonces, nadie sabía su nombre: sólo se le identificaba como ElShaheed, o el mártir, el administrador de un grupo de la principal red social del mundo. Tras su detención, Google lanzó una campaña internacional exigiendo conocer su paradero; mientras, su familia buscaba su cuerpo en hospitales y depósitos de cadáveres. El domingo, el nuevo hombre fuerte de Egipto, Omar Suleiman, admitía que estaba detenido, y un día después era puesto en libertad. Lo primero que hizo fue conceder una entrevista con Nile TV donde afirmó no haber sido torturado e incluso tuvo palabras positivas sobre algunos de sus captores. Ghonim rompió a llorar hablando de los éxitos conseguido y del precio a pagar, en forma de 300 muertos, y sus lágrimas animaron aún más a los egipcios a tomar las calles.

De ahí que ayer el joven informático fuese recibido como un héroe ayer en la Plaza Tahrir. “No soy un héroe, vosotros sois los héroes, sois vosotros los que seguís aquí en la plaza (...) Debéis insistir para que nuestras reinvidicaciones sean satisfechas. Por nuestros mártires, hace falta que insistamos”. El joven llegó a pedir perdón a las familias de los caídos, a quienes advirtió: “No fue nuestra culpa, fue culpa de los que se aferran al poder”.

Para los egipcios, no hay diálogo posible con un régimen que pretende permanecer en el poder mientras la población y la comunidad internacional se cansan, con el argumento de que la transición debe ser progresiva. “El diálogo es la forma correcta de lograr la estabilidad y de resolver la crisis actual pacíficamente”, argumentaba ayer el vicepresidente Suleiman. Pocos están deacuerdo: los manifestantes quieren, exigen, que Hosni Mubarak dimita ya y que sea un panel de sabios quienes negocie con Suleiman el final del régimen que éste representa.

Ayer, el Daily Telegraph británico publicaba una filtración de Wikileaks según la cual Suleiman es el hombre favorito de Israel para suceder a Mubarak. En los cables obtenidos, procedentes de la Embajada estadounidense en Tel Aviv, se explica cómo el jefe de la Inteligencia egipcia, hoy vicepresidente, incluso sugirió que Israel sería “bienvenido” si deseaba invadir territorio egipcio para evitar el flujo de armas al grupo armado palestino Hamas, que gobierna Gaza. “En los momentos de mayor frustración, Tantawi [ministro egipcio de Defensa] y Suleiman han alegado que el IDF [Fuerzas de Defensa Israelíes, el Ejército] sería 'bienvenido' si reinvadiese [el cruce de] Filadelfia [que une Egipto y Gaza], si el IDF cree que así puede parar el contrabando”, se puede leer en los cables diplomáticos. En los mismos se sugiere que Suleiman deseaba que Gaza “pasase hambre pero no muriese por inanición” a partir de la victoria de Hamas, para debilitar al Movimiento Islámico: el mismo argumento que expresaron en público las autoridades israelíes cuando impusieron un cerco draconiano contra la franja palestina.

En un artículo publicado por la codirectora del diario Al Jadaliyya y titulado “El hombre de la CIA en El Cairo”, Lisa Hajjar detalla la estrecha colaboración de Suleiman con Washington -quien siempre le deseó como sucesor de Mubarak- y detalla el rostro hasta ahora menos conocido del jefe de la Muhabarat egipcia: su faceta como torturador profesional. Hajjar se refiere al caso del ciudadano egipcio-australiano Mamdouh Habib, detenido en Pakistán en 2001, entregado a la CIA y torturado por sus agentes para terminar siendo transferido al aliado egipcio. “Habibi cuenta en sus memorias, Mi historia: el cuento del terrorista que no lo era, que fue repetidamente sometido a electroshocks, sumergido en agua hasta la nariz y golpeado. Le rompieron los dedos y le colgaron de ganchos metálicos. En un momento dado, su interrogador le abofeteó tan fuerte que su venda se movió, revelando la identidad de su torturador: Suleiman.

El pasado sábado, la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton encargaba al citado Suleiman que lidere la “transición” hacia la democracia egipcia. Es perfectamente comprensible que su pueblo se eche con más premura que nunca a las calles para impedir que él herede el poder con el argumento de la necesidad de "diálogo".

2 Comments
  1. Zaratustra says

    Después de un canalla vendrá otro y otro más si no lo evitamos.

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