Los jóvenes lideran la lucha contra la corrupción en el Kurdistán iraquí

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Una de las concentraciones en Suleimaniya; algunos carteles dicen: "Stop a la corrupción". / Nasih Ali Khayat

Aunque prácticamente no ha tenido repercusión mediática, los vientos de cambio también han llegado a la región autónoma del Kurdistán de Irak. Miles de personas, sobre todo estudiantes universitarios, se concentran todos los días, desde hace dos semanas, en la Plaza Azadi (Libertad) de Suleimaniya para exigir reformas, el fin de la corrupción y del monopolio político y económico por los dos principales partidos: el Democrático (PDK), de Masud Barzani, y la Unión Patriótica (UPK), de Jalal Talabani.

Las protestas se iniciaron el 17 de febrero en simpatía con el espíritu de cambio que recorre buena parte del mundo musulmán. Ese día, unos 3.000 jóvenes recorrieron las calles céntricas de esta ciudad, terminando frente a la sede del PDK, que fue apedreada por algunos jóvenes. Desde el edificio se abrió fuego contra los atacantes; hubo un muerto y decenas de heridos fueron atendidos en los hospitales.

Desde ese día, las manifestaciones e incidentes no han cesado, extendiéndose los disturbios también a otras ciudades, como Halabja, Kalar o Chamchamal. El 20 de febrero fallecía otra persona durante los enfrentamientos, y un grupo armado destrozó las instalaciones de la televisión NRT, una cadena que se distinguía por informar detalladamente sobre el nuevo movimiento reformista.

El día 24 los manifestantes eran ya 10.000 y los organizadores comenzaron a recibir el apoyo de escritores, periodistas y de algunos parlamentarios de la oposición. Responsables de los medios de comunicación no vinculados directamente a los partidos, como Asos Hardi, del grupo Awene, y Kamal Rauf, del diario Hawlati, han mostrado también su respaldo a las exigencias de los jóvenes. Estas se resumen en acabar con la corrupción, la retirada de las fuerzas militares de la ciudad, reformas democráticas que pongan fin al monopolio del poder político y económico, convocatoria de elecciones anticipadas, redistribución de la riqueza y medidas urgentes contra el paro.

Algunos de los manifestantes, como el empresario Kisra Kader, han denunciado públicamente que cada partido tiene sus propias empresas y que, si alguien quiere hacer algo en el Kurdistán iraquí, necesita el apoyo de uno de los dos partidos. “No hay otra forma de hacer nada”, dijo Kisra.

Daban Shadala, delegado del Gobierno Regional del Kurdistán (KRG) en España, reconoce en declaraciones a Cuartopoder que las “reformas son necesarias, que hay corrupción y que existe una brecha entre ricos y pobres”. Pero también afirma que el Kurdistán es “una democracia joven que ha pasado por momentos difíciles hasta tener su propio Gobierno. Tenemos nuestros problemas y estamos en vías de resolverlos”, asegura Daban. “Los jóvenes –añade- tienen derecho a expresarse, a protestar en la calle y algunas de sus demandas son legítimas, pero desestabilizar la región no beneficiará a nadie. Yo creo que deberíamos buscar un diálogo pacífico entre el Gobierno y los jóvenes”.

Aunque no hay cifras contrastadas, se cree que al menos siete personas han muerto y más de cien han resultado heridas. También se han convocado concentraciones de solidaridad en varias ciudades europeas, entre ellas Estocolmo, Londres y Bruselas, y varios intelectuales han creado el llamado Grupo Blanco para interponerse, formando una barrera, entre la policía y los concentrados.

Un niño con banderas kurdas durante una de las protestas. / Nasih Ali Khayat

De acuerdo con varios residentes de Suleimaniya, desde la insurrección contra Sadam Husein en 1991 no se veía semejante fuerza armada en el centro de la ciudad. El Kurdistán iraquí, con casi 80.000 kilómetros cuadrados y cinco millones de habitantes, ha gozado de una gran estabilidad desde la invasión norteamericana de 2004, está dividido en dos grandes zonas -norte y sur- administradas, respectivamente, por el PDK y la UPK, y está experimentando un gran desarrollo económico.

Suleimaniya es considerada su capital cultural; tiene más de 700.000 habitantes y varias universidades, entre ellas la más antigua y prestigiosa de la región.  En las últimas elecciones regionales de 2009, la lista Gorán (Cambio) consiguió casi el 25 por ciento de los votos, desplazando a los dos partidos históricos como principal fuerza en esta populosa ciudad. Gorán es un proyecto reformista liderado por Nawshirwan Mustafa, uno de los fundadores de la UPK, que ahora es señalado como instigador de las protestas.

Sin embargo, los estudiantes universitarios que las iniciaron hace dos semanas aseguran que son un movimiento autónomo y que no necesitan el aval de nadie, ni siquiera de Gorán, y que simplemente están hartos de que, tras 20 años de libertad e independencia “de facto”, siga escaseando la electricidad, no haya trabajo y siga campando a sus anchas la corrupción y el nepotismo.

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