La República Islámica de Irán declara la guerra a las antenas parabólicas

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Esta panorámica de los tejados de la ciudad siria de Alepo da una idea de la importancia que han adquirido las televisiones vía satélite en todo Oriente Medio. / Manuel Martorell

“Tenemos que detener la ofensiva cultural de Occidente”. Tras esta declaración de Hasán Safar Harandi, ministro de Orientación Islámica, el régimen iraní ha declarado la guerra a las antenas parabólicas, que, según una orden expresa de la policía, deben ser desmanteladas. Según las leyes de la República Islámica, estos receptores de televisión están prohibidos pero, en la práctica, han gozado de cierta tolerancia sobre todo desde el periodo reformista del presidente Muhamad Jatami.

Al principio, las familias ocultaban los discos en las azoteas, balcones o tras las cortinas, camuflándolos con otros muebles y utensilios domésticos. Después, al aumentar la tolerancia, el paisaje de las ciudades iraníes se fue cubriendo, como ha ocurrido en otros países de Oriente Medio, con estos artilugios circulares. Con la llegada de Ahmadineyad al poder, se notó de nuevo la presión contra estas antenas aunque a la policía le resulta extremadamente difícil localizar las que no se ven a simple vista o desde helicópteros.

Tal y como muestran las imágenes difundidas por la agencia de noticias Isna, desde hace semanas, equipos especiales de la Policía se están empleando a fondo para localizar y destruir las antenas parabólicas. En estas fotografías, se puede ver cómo estos agentes desmontan las conexiones, retiran los discos o simplemente las inutilizan doblándolas a patadas en las azoteas. Incluso, se aprecia cómo algunos agentes se descuelgan con cuerdas por las paredes para llegar a las instaladas en las fachadas. Las infracciones pueden ser castigadas con fuertes multas y hasta seis meses de prisión.

Agentes iraníes se llevan antenas parabólicas confiscadas. / Hrana

La nueva ofensiva contra las antenas parabólicas comenzó a intensificarse el pasado mes de junio, cuando la organización Hrana (Agencia de Activistas por los Derechos Humanos) informó que Alí Karim, un hombre de 42 años, había muerto al caer de un cuarto piso en la ciudad de Gorgan, ubicada en la región de Golestán. Según Hrana, antes de precipitarse al vacío,  Karim había tenido un enfrentamiento con los policías que habían ido a desconectar su receptor.

A comienzos de este mes de agosto, la misma organización informaba de que en Salmas (Azerbaiyán Occidental) la Policía estaba entrando en los domicilios sin la correspondiente autorización judicial, confiscando las antenas y llevándose detenidos a sus propietarios. Algunos de los apresados han sido penalizados con multas que van de los 100 a los 1.000 dólares y otros, tras ser procesados, pueden recibir condenas de varios meses de prisión.

De acuerdo con un informe difundido en el 2009 por la Organización de Pueblos Amenazados, ese año ya se habían realizado redadas semejantes en las ciudades de Mahabad, Bokan, Saquez y Marivan. Según este informe, la Compañía estatal de Telecomunicaciones se encarga de localizar estas emisiones, así como de controlar las redes de internet, habiéndose equipado con la más moderna tecnología para identificar tanto a los emisores como a los receptores, teniendo capacidad para realizar un seguimiento incluso de las llamadas a través de telefonía móvil.

Obviamente, el principal objetivo de esta guerra declarada a internet y a las televisiones vía satélite es impedir que los grupos opositores puedan transmitir sus consignas y mensajes al conjunto de la población, como ocurrió en Túnez y Egipto, y como también está ocurriendo en Libia y Siria. Solo ver ciudades de Siria, como Alepo o Damasco, cubiertas de antenas parabólicas da una imagen de la influencia que han alcanzado en todo Oriente Medio las nuevas tecnologías de la información.

Debido a la experiencia que tienen los equipos de rastreo iraníes y a las estrechas relaciones entre Teherán y Damasco, policías especializados en esta materia de la República Islámica están colaborando con la policía siria en la persecución de las redes sociales, considerándose imposible impedir la recepción de canales internacionales de televisión debido a la masificación de las antenas parabólicas en este país.

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