La otra cara de las elecciones iraníes

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Fotografía tomada desde una azotea de unas mesas electorales en la ciudad de Babol, donde apenas se aprecia la asistencia de votantes. / Bahman 25

“Aquí no hay elecciones. Solamente hay unas personas nombradas que no representan a nadie y que únicamente sirven para dar la imagen ante el extranjero de que aquí hay democracia”. De esta forma resumía por teléfono un ciudadano iraní la jornada electoral que, sorprendentemente, ha sido recogida por muchos medios de comunicación como si se tratara de un proceso electoral homologable, en el que el pueblo iraní habría elegido entre las dos opciones más radicales y ultraconservadoras de la República Islámica: la personificada en Alí Jamenei, el Guía de la Revolución, que habría conseguido una aplastante victoria, y la del presidente Ahmadineyad.

Un centro de votación en la ciudad de Teherán. / Bahman 25

Otros testimonios, transmitidos asimismo vía telefónica o por internet a grupos opositores en Europa, presentan un panorama muy distinto al mostrado al resto del mundo por las autoridades sobre la jornada del 2 de marzo. Ese día, 48 millones de electores estaban llamados a las urnas para renovar el Majlis (Parlamento iraní), una “asamblea consultiva” cuya capacidad legislativa está supeditada al Guía de la Revolución y al Consejo de Vigilancia, quienes, en última instancia, deciden si las leyes aprobadas son acordes a los principios de este sistema integrista.

En los círculos opositores se estima que ese viernes habrían ido a votar en torno a un 35 por ciento del censo, una cifra que, por cierto, aceptó en un lapsus ante las cámaras de la radio-televisión pública Said Mortazeri, uno de los máximos responsables de la junta electoral. En cuanto se dio cuenta del error, Mortazeri rectificó y dijo que la cifra correcta era la suministrada por el ministro del Interior: algo más del 64 por ciento. Se da la circunstancia de que este es precisamente el índice de participación que vaticinaron, días antes de la jornada electoral, algunas autoridades del régimen.

Sin posibilidad alguna de comprobar las estadísticas oficiales, la única forma de contrastar los informes del Gobierno son aquellos testimonios significativos de personas que se dedicaron ese día a recorrer los centros de votación en distintas ciudades del país, describiendo un panorama muy distinto al que se mostró a la prensa internacional.

Otra imagen de una mesa electoral captada en la capital. / Bahman 25

Por ejemplo, una persona que recorrió distintos barrios de Teherán, la capital, comprobó que, en líneas generales, había poca gente votando en comparación con las largas colas que se formaron en las presidenciales del 2009, colas que siempre se prolongaban por las aceras de la calle donde estaba el centro de votación. El Movimiento Verde, por su parte y a través de la página Bahman 25, ha difundido por internet fotografías de colegios electorales vacíos que coinciden con estas descripciones. Tanto el periódico británico The Guardian como la agencia de noticias Reuters se han hecho eco de experiencias similares, subrayando que la mayor parte de los votantes eran  personas de avanzada edad.

Otros testimonios describían situaciones parecidas en Babol, Sari y Gorgan, localidades situadas al norte de Teherán, en la región de Mazandaran, junto al mar Caspio. En estas ciudades, un informante comparaba la asistencia a las urnas el pasado viernes con los últimos comicios, cuando era necesario esperar hasta tres horas para introducir el voto en la urna. Algo parecido habría ocurrido en la ciudad de Tabriz (un millón y medio de habitantes), capital del populoso Azerbaiyán.

Imagen tomada desde un vehículo. / Bahman 25

Respecto a la región del Kurdistán, donde viven aproximadamente diez millones de personas, algunos testimonios indican que se habrían sacado las urnas a las calles para facilitar la votación. Otras personas explican que agentes de policía se dedicaban a llamar a las puertas recordando a los vecinos la obligación de votar. En varias ciudades se tiene constancia de que, previamente, se había indicado a los funcionarios y trabajadores públicos que el sábado, es decir al día siguiente de la votación, acudieran al trabajo con la tarjeta de identidad donde se certifica con un cuño si habían ido a votar. En esta región, donde actúan de forma clandestina media docena de partidos nacionalistas, se calcula que el índice de participación podría estar en torno al 25 por ciento.

En la ciudad de Kermanshah se han producido denuncias según las cuales las autoridades ofrecían 3.000 tomans a quienes se acercaran a las urnas. Igualmente se han podido fotografiar mesas vacías en la importante ciudad de Mashad (dos millones y medio de habitantes) cuando, a esa misma hora y en otros comicios, se podían ver largas colas. Todas las personas y grupos consultados llegan a la misma conclusión: prohibidas las candidaturas reformistas, en estos comicios solamente se dirimían las diferencias entre los dos sectores más ultraconservadores de un régimen totalmente aislado de la sociedad iraní.

2 Comments
  1. hamid says

    un articulo excelente y objetivo de la realidad de las elecciones legislativas desde luego entre comillas de 2 de Marzo de Irán.lamento mucho no han podido leer este o semejante articulo los lectores de los periódicos con mucha tirada como El País ,El Mundo o……..felecito al autor de este articulo.

  2. hamid says

    un articulo excelente y objetivo,responde a la realidad de las elecciones legislativas del 2 de marzo en Irán.Lamento mucho que los lectores de los periódicos con mayor tirada en España como El País,El Mundo y…no han podido ver este articulo.felicito al autor.

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