Moein Merhebi: "Hay que partir el Líbano"

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El diputado Moein Merhebi, en un momento de la entrevista. / Mónica G. Prieto

TRÍPOLI.- Hace años (probablemente desde el magnicidio de Rafic Hariri que conformó el actual escenario político libanés) que el país del Cedro es como un rebosante vaso de agua. Cada incidente de seguridad -coche bomba, enfrentamiento armado- amenaza con desbordar la violencia, pero de forma casi milagrosa el contenido termina manteniéndose en su sitio. Pero es difícil pronosticar hasta cuándo, sobre todo dada la radicalización de los líderes políticos, que tratan de usar cada uno de los episodios que ponen en jaque al país en su propio beneficio en lugar de velar por la maltrecha estabilidad del Líbano.

Frente a la residencia familiar del primer ministro Najib Miqati en Trípoli -a quien la oposición anti-siria exige su dimisión en respuesta al último atentado- una decena de tiendas de campaña conforman el campamento instalado por el 14 de Marzo para forzar un cambio político que les devolvería el poder. Al mediodía, apenas un puñado de personas pululan por el lugar, fuertemente custodiado por las fuerzas de seguridad. Entre ellos está uno de los promotores de la sentada permanente, el diputado del Partido Mustaqbal (facción de Saad Hariri) Moein Merhebi, prominente anti-sirio que atiende complaciente a los medios para lanzar un mensaje de una radicalización sin precedentes.

En esta entrevista con cuartopoder.es, celebrada en el campamento la pasada semana, Merhebi ataca al Ejército nacional, justifica el auge de los religiosos suníes, llama a una partición del Líbano alegando que las diferencias entre los seguidores del 14 y del 8 de Marzo son irreconciliables y afirma que Hizbulá se ha apoderado de las instituciones libanesas.  Hay que recordar que Hizbulá es miembro pero no mayoría del 8 de Marzo, el bloque en el poder, y tiene 12 diputados en el Parlamento, que consta de 128 escaños.

– ¿Quién ha convocado la iniciativa y cuál es el objetivo del campamento?

– Entre los convocantes estamos algunos diputados del partido Mustaqbal y también miembros de la sociedad civil, sindicatos profesionales y de grupos religiosos como Jamaa al Islamiya o facciones salafistas. El objetivo es pedir la dimisión del Gobierno de Miqati, y estamos estudiando cómo hacerlo. En mi opinión, hay que llamar a la desobediencia civil. No veo otra forma de librarnos de las armas de Hizbulá salvo mediante la desobediencia civil, porque no estamos dispuestos a combatir. Hizbulá se ha apoderado de las instituciones y especialmente del Ejército, y sólo les forzaremos a actuar dejando de pagar nuestros impuestos. Pero no soy partidario de las huelgas porque afectarían a la productividad del país.

¿Considera que el Ejército trabaja para Hizbulá y no para toda la nación?

– Ahora mismo hay dos Líbanos, uno es el Líbano de los asesinos, el de Hizbulá y sus socios, y otro el verdadero Líbano. El Ejército nacional debe defender al país y a su población, y ahora no defiende nuestra soberanía. Cada día nos bombardean [desde Siria], nos matan, hay miles de desplazados... No puedo pensar en unidad nacional con los asesinos de Hizbulá. ¿Cómo puedo sentirme libanés cómo ellos, cómo puedo compartir una nacionalidad con ellos? Están bombardeando otro país. [El secretario general de Hizbulá, Hasan Nasrallah, ha confirmado que combatientes de su movimiento están luchando en Siria, si bien afirma que lo hacen por voluntad propia y no siguiendo órdenes del partido. Los insurgentes sirios afirman, desde hace un año, que Hizbulá ayuda al régimen de Bashar Assad con hombres y armas]. No hay solución. Hay que estar del lado de los derechos de la gente. ¿Por qué interfieren en Siria, por qué ayudan a Bashar? No sé por qué debería sentirme vinculado a alguien que ayuda a Bashar y a Mahmud  Ahmadineyad. Hay que partir el Líbano.

¿Quién está detrás del atentado contra Wissam Hasan?

– Hizbulá ha matado a Hasan. Ha ejecutado el plan por órdenes de Bashar Assad, como ya hizo con Rafic Hariri. Y una vez que se descubrió, se negaron a entregar a los asesinos a la Justicia. No podemos seguir escondiendo la cabeza, no podemos tolerarlo más. Hay que decirlo claro, con todas las letras: el criminal es Hizbulá. Llevamos siete años investigando la muerte de Rafic Hariri sin resultado, ahora habrá que esperar otros cien años o más para que surja otro Rafic Hariri u otro Wissam Hasan.

¿Entonces, es mejor optar por la confrontación?

– Nosotros no tenemos misiles ni armas, son ellos quienes las tienen. Nos hemos limitado a esperar a que se haga Justicia sin hacer nada más que hablar. Todas las revoluciones cuestan sangre y vidas, nosotros sólo ondeamos banderas y nos sometemos a los acontecimientos.

Esa es la razón que esgrimen los grupos armados suníes para no obedecer más las órdenes de los grupos políticos.

– Las milicias nunca han obedecido órdenes del 14 de Marzo. En 2008, también les pedimos que parasen los combates y no nos hicieron caso. Nosotros no tenemos armas. Pero a lo mejor tienen razón cuando dicen que ya no van a seguir instrucciones políticas, a lo mejor tienen razón tomando las armas y combatiendo. Hay que pedir al Ejército que deje de obedecer a Hizbulá, a Irán. A lo mejor estamos ante dos Líbanos, uno legítimo y otro ilegítimo. Vamos a separarnos, ya veremos cómo. No sé, es sólo una idea.

Los líderes religiosos parecen estar ganando popularidad ante una comunidad suní desengañada por el 14 de Marzo. ¿Entiende por qué ocurre?

– No creo que estén ganando terreno los religiosos, pero sí es cierto que el 14 de Marzo ya no me satisface al 100% sino al 50%, y me imagino que les ocurre a otros. Sheikh Ahmad Assir dice lo que muchos no nos atrevemos a decir. Esto lo he discutido muchas veces con mis compañeros de partido, estoy de acuerdo en un 70 u 80% con la mayoría de las cosas que dice Assir, aunque en otras estoy en desacuerdo. Hay gente que cree ver en Assir a una persona agresiva, demasiado directa y pragmática. Lo cierto es que yo llevo dos años pidiendo la desobediencia civil y no he conseguido convencer a mis correligionarios de que hay que adoptar posturas firmes contra Hizbulá.

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