La masacre de In Amenas pone fin a la ambigüedad de Argelia en la crisis de Mali

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Un soldado francés y otro africano durante las operaciones contra grupos yihadistas al norte de Mali. / Arnaud Roine (Efe)

El Gobierno argelino ha actuado sin contemplaciones, con una contundencia que ha parecido excesiva a países que, como Estados Unidos o Francia, no suelen andarse con paños calientes ante situaciones semejantes al secuestro colectivo de In Amenas. Pero, durante la crisis de Mali, la actitud de Argel frente a los grupos yihadistas que irrumpieron en el Azawad hace ahora un año no ha sido siempre tan dura.

De hecho, el Gobierno de Abdelaziz Buteflika ha jugado, hasta el último momento, la baza de Ansar Dine (Seguidores de la Fe), el principal grupo yihadista de Mali, para debilitar al Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA). En varias ocasiones, los servicios de inteligencia –DRS- han sido acusados de suministrar armas, combustible, apoyo logístico y atender a los heridos de la organización creada el año 2011 por Iyad Ag Ghaly, un antiguo líder tuareg de orientación islamista.

Aunque tanto Ansar como el MNLA están integradas fundamentalmente por elementos tuareg, las dos organizaciones mantienen diferencias fundamentales. Mientras el MNLA plantea la independencia del Azawad para crear una república democrática y laica al estilo del Polisario, los Seguidores de Dios defendieron, desde el principio, la unidad territorial de Mali, teniendo precisamente como objetivo implantar la Charia en todo el Estado.

Por lo tanto, para Ansar Dine, arrebatar el Azawad al Ejército regular, tal y como hicieron entre enero y abril de 2012 luchando al lado del MNLA, solo era el primer paso para lanzarse hacia el sur para ocupar todo el país, operación para la que, como ha ocurrido, contaría con la colaboración del AQMI y del MUJAO. Por el contrario, para el MNLA el principal objetivo era expulsar al Ejército regular del Azawad, respetando la frontera natural que entre el norte y el sur de Mali forma la llamada “curva del Níger”, cuya transgresión por los grupos yihadistas ha desencadenado la actual operación internacional.

Reforzando Ansar Dine frente al MNLA, el Gobierno de Argel “mataba dos pájaros de un tiro”. En primer lugar, evitaba el efecto contagio de la independencia tuareg por la región meridional de Argelia, habitada asimismo por esta etnia. En segundo lugar, convertir Ansar Diner en un peón  manejable permitiría neutralizar a las otras dos organizaciones yihadistas, que ya han actuado dentro de territorio argelino.

Y en esto, la crisis del Azawad guarda grandes semejanzas con la de Afganistán antes de los atentados del 11 de Septiembre. Como se recordará, los talibanes, en realidad, fueron una “invención” de los servicios secretos paquistaníes para acabar con el caos en que habían caído lo que el presidente Ronald Reagan llegó a denominar “luchadores de la libertad”. La operación talibán, como la de Ansar Dine, tenía como objetivo “poner orden”, acabar con la anarquía de la resistencia antisoviética, sumida en un auténtico enfrentamiento civil entre “señores de la guerra” muyahidines.

En consonancia con esta estrategia, los representantes de Ansar Dine han tenido durante este año comunicación directa con las autoridades argelinas y sus representantes han acudido a Argel en busca de ayuda y colaboración. De forma muy similar lo hicieron las delegaciones de talibanes que eran recibidas con todos los honores en Estados Unidos avanzada ya la Presidencia de Clinton, lo cual no dejaba de provocar la irritación de los sectores feministas del Partido Demócrata.

Argel, buscando seguramente una estrategia propia que frenara la cada vez mayor presencia de Francia en el Magreb, ha jugado la carta de Ansar Dine hasta el último momento. Concretamente, el pasado 21 de diciembre culminaban las conversaciones, bajo patrocinio argelino, entre Ansar y el MNLA, cuya dirección militar también coincidía con Argel en la búsqueda de una alianza con Ansar para alejar la amenaza de los dos grupos directamente vinculados con Al Qaeda.

Pero, como también ocurrió con el movimiento impulsado por Bin Laden en Afganistán, el “monstruo” alimentado por Argel ha cobrado vida propia y se ha vuelto contra sus “amos”.

Probablemente, debido a las limitaciones de la estrategia regional argelina y a la pasividad europea, Ansar Dine se ha sentido con la suficiente fuerza como para expandir su influencia hacia el sur, no dejando pasar esta “ocasión de oro” para llevar la “charia” –ya aplicada en el Azawad- al resto del territorio nacional. Esta “fuga hacia adelante”, facilitada por la evidente descomposición interna de las fuerzas armadas malienses y descartando definitivamente cualquier solución negociada a la crisis, ha acabado con la ambigüedad no solo de la Unión Europea sino también de Argelia.

En este sentido, el secuestro protagonizado en In Amenas por el grupo de  Mojtar Belmojtar contra la intervención de Francia en Mali y la posterior masacre de rehenes es la trágica pero anunciada consecuencia de la indecisión internacional, de la falta de una estrategia integral que apoye realmente los procesos democráticos en el Magreb y no solo los intereses geopolíticos y económicos de los Estados.

1 Comment
  1. celine says

    Más claro, el agua, desde luego. Y no es nuevo, lleva muchos años sucediendo en Egipto, en Irán, en Irak… en todas partes, los países occidentales, especialmente EEUU, GB y Francia han optado inequívocamente por defender sus negocios en la zona. Así nos va a todos. Gracias por esta explicación tan buena.

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