¿Le importa a EEUU el espionaje a España?

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Barack Obama, el pasado viernes, en un acto celebrado en  Brooklyn, New York. / Peter Foley (Efe)
Barack Obama, el pasado viernes, en un acto celebrado en Brooklyn, New York. / Peter Foley (Efe)

Tras la publicación de un artículo que asegura que Washington espió a Madrid durante años, la noticia ha brillado por su ausencia en los medios norteamericanos.

Es una realidad tan dolorosa como cierta: a los estadounidenses les importa muy poco si sus servicios de inteligencia espiaron a España durante la última década. De hecho, la noticia, que saltaba ayer a todas las portadas españolas, ha pasado de puntillas en EEUU, un país al que le cuesta poner a Madrid en el mapa y que tiene aliados muchos más importantes de los que preocuparse como, por ejemplo, Brasil. Y es que en Washington el debate está en realidad en otro sitio. Empecemos por el principio.

En 2010 EEUU firmaba el llamado acuerdo de los cinco ojos, una suerte de tratado de no espionaje entre Canadá, Inglaterra, Australia y Nueva Zelanda.

En las últimas semanas Berlín y Francia han presionado para que este pacto entre caballeros se lleve a cabo también con Europa, proponiendo una alianza que impida a EEUU espiar en el viejo continente.

Por supuesto esta propuesta no tiene ninguna opción de prosperar, no sólo porque en Europa hay abundante información que la Casa Blanca necesita, para el ámbito de relaciones comerciales por ejemplo, sino porque abriría la puerta a que otras naciones exigieran el mismo trato.

Tanto Merkel como Hollande saben de sobra que toda su indignación sólo servirá para aplacar a la opinión pública de sus propios países, pero no moverá ni un ápice la forma en que EEUU se comporta.

Pero más allá del teatro que Alemania y Francia están obligados a representar, con el envío de delegados a Washington el lunes que viene incluido, el reciente escándalo de las escuchas ilegales ha conseguido despertar una conciencia sobre cómo internet ha cambiado para siempre los límites del espionaje internacional

Las preguntas más repetidas: ¿Cuánta información es necesaria para mantener a un país seguro?, y la más importante ¿es posible crear una institución que regule los límites mundiales de la red, tal como quieren Alemania y Brasil?

Según la revista Foreigh Policy, Berlín y Brasilia trabajan en estos momentos en una resolución en Naciones Unidas que obligue a las naciones a revisar sus protocolos de espionaje de manera que no entren en contraposición con el derecho a la intimidad de los ciudadanos.

Al menos 19 países se habrían sumado ya ha esta iniciativa cuyo verdadero objetivo es en realidad equilibrar las fuerzas en un mundo en el que EEUU posee mucho más dinero y medios para realizar ciberespionaje que la mayoría de sus aliados.

Obama ha prometido que va a luchar para que sus servicios de inteligencia sólo recopilen la información que realmente necesitan, una afirmación tan vacía como banal porque, si algo tiene el espionaje, es que se basa en recopilar cuantos más datos mejor.

En EEUU ya existen además protocolos de espionaje que priorizan cuáles son los temas más importantes, o qué cauces judiciales deben seguirse si lo que se quiere es pincharle el teléfono a Merkel.

Estos protocolos están aprobados por el Congreso de los EEUU y recogidos en la famosa Patriot Act, una ley tan efectiva como difícil de controlar debido a su alto nivel de secretismo.

A esta falta de transparencia se une además otro problema. Después del 11 de septiembre la ineficiencia de algunas agencias de inteligencia, que se negaron a compartir información, hizo creer al país que una mayor transparencia podría haber evitado el atentado.

Tras el ataque a las torres gemelas la obsesión por compartir cada pieza de información creó un panorama tan desestructurado que incluso soldados rasos como Bradley Manning  podían acceder a millones de cables diplomáticos con la misma facilidad que un niño a una guardería.

Controlar y estructurar de una manera más segura toda esta información se ha convertido en el verdadero objetivo de EEUU, un país que tiene todos los medios para poder espiar, pero cuenta con pocos recursos para poder guardar sus secretos.

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