«Con Macri se ha intensificado una pena de muerte ilegal en las villas de Argentina»

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Mauricio Macri, desde que llegó al poder en diciembre del 2015, en sustitución de Cristina Kirchner en la Casa Rosada, ha ejecutado una política económica radical neoliberal que, además, ha ido acompañada de un aumento de la represión de los movimientos populares que se oponen a sus políticas y de un desmembramiento del tejido asociativo y sindical opositor. Suena a las “leyes mordazas” de aquí, que fueron aprobadas cuando mayor era la contestación social en las calles y plazas españolas. La resistencia popular, sin embargo, aguanta, no afloja.

Desde hace años, asambleas populares de Argentina y de otros países como Colombia, México y Uruguay se organizan, bajo el nombre de La Poderosa, en las villas y barrios populares para hacer frente a la oleada neoliberal que, si bien nunca abandonó América Latina, donde las grandes multinacionales del norte no han dejado de hacer mella, se acentúa en los últimos años con la caída de algunos gobiernos de izquierdas. En el año 2011, La Poderosa, en Argentina, lanzó una revista, La Garganta Poderosa, que sirve de vocera de esta noble resistencia.

La semana pasada, un grupo de activistas de este movimiento, participó en varios encuentros en Madrid invitados por Podemos: en la Asamblea Europarlamentaria de Podemos, en el propio Congreso de los Diputados y en la Universidad Complutense de Madrid. Con Nacho, uno de sus portavoces, tuvo la oportunidad de hablar cuartopoder.es. “La pena de muerte no está contemplada en la Constitución de la República Argentina, es ilegal, pero existe en las villas y con Macri ha vuelto con más fuerza”, se muestra tajante Nacho.

La línea política del nuevo gobierno recrudeció todas las políticas de represión y avasallamiento de derechos en los sectores populares, nosotros hemos denunciado cada violación de Derechos Humanos con cualquier gobierno, también con el de Cristina [Fernández de Kirchner]”, asegura Nacho, que añade: “Si históricamente ha habido una especie de carta blanca para que las fuerzas de seguridad hicieran lo que quisieran en nuestras villas, lo que existe hoy es una profundización de ese modelo, un protocolo de la ilegalidad, para imponer en el territorio represión”.

Un nudo en la garganta

Nacho no maquilla la cruda realidad, cuenta casos concretos de estas violaciones de los Derechos Humanos que viven los habitantes de estas barriadas argentinas sin filtro. Como debe ser. Un nudo en la garganta. “Kevin, mi ahijado de 9 años murió en un tiroteo con armas de guerra a 50 metros de una gendarmería”, relata. “Nuestros compañeros Iván y Ezequiel sufrieron torturas que fueron denunciadas en la ONU, por lo cual hay 7 prefectos presos, torturas que uno creería que sólo se encontrarían en la última dictadura y tuvieron lugar en septiembre de 2016 a tan solo 15 minutos del Obelisco”, prosigue.

En Argentina hay una costumbre de gatillo fácil, se da una muerte evitable a manos de las fuerzas de seguridad cada 23 horas, no existe un registro oficial de las prácticas de torturas cotidianas que llevan a cabo las fuerzas policiales en nuestros barrios”, describe Nacho. “Lo denunciamos en la ONU y el vocero responsable de esta organización ha certificado en nuestro propio barrio que en apenas un mes los vecinos hemos presentado más de mil denuncias con documentos”.

Organización popular

Frente a esta situación, La Poderosa y otras muchas organizaciones sociales pelean día a día. Y, para darle visibilidad a ello, la creación de La Garganta Poderosa, en 2011. “Venimos organizándonos desde villas argentinas en una organización de base con ejes como la educación popular, plataformas de arte y deporte como herramientas de desarrollo”, explica. Una organización que va más allá de Argentina: “América Latina es una patria grande y baja, los compatriotas de por debajo de la línea de la pobreza de distintos países nos hemos organizado”.

“En 2011 hicimos un medio de comunicación propio, sin pauta oficial ni comercial. Vivimos en una sociedad de consumo que nos había inyectado estigmas que teníamos que deconstruir”, explica. Para ello, por esta iniciativa han pasado personajes de gran relevancia que han ayudado a impulsar el proyecto, tales como Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Eduardo Galeano, Pepe Mujica, Lula, Calle 13, Charly García, Leo Messi…

Macri, sus recortes y la financiación del FMI

Esta semana pasada conocíamos que Macri solicitaba una línea de crédito al FMI, con el beneplácito de Rajoy. Con esto se muestra muy crítico Nacho. “En luz y gas se va toda la ganancia de pequeñas y medianas empresa y más de la mitad de los salarios de los que todavía lo tienen y, en este escenario, Macri recurre al FMI, como si no hubiéramos sufrido el saqueo de la última dictadura en colaboración con el FMI, el saqueo de los 90 o la explosión de nuestro país en 2001 de la que también son culpables”, asegura.

Esta “ayuda” que solicita Macri al FMI solo puede empeorar para las clases sociales las consecuencias de las políticas económicas desarrolladas por Macri. “En Zabaleta, la villa donde yo vivo, en la escuela pública abundan los certificados de parásitos y desnutrición, ahora retiran las paneras. En los comedores comunitarios, no nos alcanza la comida, hay vecinas que trabajan gratis para asegurarse la comida, que en los comedores es gratis, porque se acaba”, describe Nacho. Macri, palabra de la misma raíz que Macron, aliado de Rivera.

Racismo en Barajas

Tal y como informó cuartopoder.es, estos activistas que venían a España con una agenda de actos oficial se vieron retenidos en el paso fronterizo de Barajas donde, aseguran, no fueron tratados con buenas condiciones. “Fuimos cautelosos de garantizar todos los requisitos: pasajes de vuelta, dinero, reservas de los hoteles… En el paso de frontera nos pidieron que nos dirigiéramos a la comisaría. Nos encontramos con otras personas que venían de países latinoamericanos y africanos, nadie nos explicó qué requisito nos faltaba”, recuerda Nacho.

“Cuando sugerimos que tenía que ver con nuestra nacionalidad, empezó un trato hostil. Nos insultaron, la agente no se quiso identificar, nos dijo que se llamaba Policía”, añade. “Nos agredieron, nos insultaron y, después de cuatro horas y media retenidos en el aeropuerto, fuimos habilitados a ingresar a España”. “Todos los que estábamos en aquella sala éramos negros, de clase trabajadora. Pedimos a los responsables políticos españoles que pidan el registro de todas las personas han sido retenidas en esa comisaría en los últimos dos años, para tener un recuento de cuántas personas de origen norteamericano había”, concluye.

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