SOCIEDAD / ¿El amor vende más ahora o es simple reclamo televisivo?

¿Vende más ahora el amor?

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Una pareja de enamorados. / Pixabay

Programas sobre el enamoramiento y las parejas en prácticamente todas las cadenas: ¿asistimos a una mera moda o hay una mayor necesidad de amor ahora, en la época de Tinder? ¿el amor vende más ahora o es simple reclamo televisivo?

Paula ha tenido un perfil en prácticamente todas las apps de dating: desde Tinder, pasando por Badoo a Unique, la última (de momento) que se vende como muy exclusiva (es la plataforma la que autoriza tu perfil) pero cuyos miembros le resultan muy familiares de otras redes… “Algunas apps las descubro yo, otras son mis amigas quienes me la recomiendan. Da igual, salgo espantada de todas: en su mayoría solo encuentro chicos que buscan sexo de una noche, ni aunque haya estado bien se repite. Estoy muy cansada de esta superficialidad, ya no estoy en ninguna. Nunca he sido especialmente romántica y he estado muchos años sin pareja y muy a gusto, pero ya va apeteciendo y estoy cansada de estos polvos de una noche”, confiesa.

Este es el sentimiento de muchos usuarios de estas apps, hombres y mujeres. Y, curiosamente, en la época de las apps de dating que han venido a revolucionar el concepto de ligar, en la pantalla nos bombardean con todo tipo de emisiones dedicadas al amor y a la pareja: First Dates, en Cuatro o Contigo al fin del mundo, de Antena3, son sólo dos ejemplos.  ¿Mero reclamo televisivo o es que asistimos a una vuelta a la necesidad de pareja en los tiempos de la frivolidad del ligoteo? Hablamos con tres expertos (una sexóloga, un sociólogo y una matchmaker) sobre el tema.

En verano se liga más o eso dicen: se sale más, se lleva menos ropa, se está más contento… ¿Cupido está siempre de moda o estamos asistiendo a una moda, al calor de programas televisivos de corte romántico? “Pienso que el amor siempre ha vendido, es lo que todos deseamos tener, lo que nos hace sentir vivos y hace que todos los problemas o preocupaciones se reduzcan a “nada”. Necesitamos conectar, compartir, sentirnos queridos, etc. Y socialmente cada vez estamos más individualizados, más exigentes, más desconectados y por tanto hay más decepciones emocionales (rupturas) y más gente soltera, lo que hace que ese deseo de tener amor y pareja crezca y esté a la orden del día. Antes se vivían las parejas con aceptación pero no se luchaba por el ideal. Por el contrario, hoy queremos estar felices en pareja o preferimos estar solos y seguir en búsqueda de nuestros deseos”, dice la sexóloga Núria Jorba. “El amor y el sexo venden, pero también hay un aspecto de cotilleo, de morbo por conocer la intimidad de los demás, qué les ocurre a ellos (entrar en su vida privada). Al mismo tiempo es una manera de saber si estamos en la “norma” o no, qué sienten los demás, qué encuentran, cómo son esas citas, etc. y así poder identificarnos y situarnos en un grupo u otro”, añade.

Ante tanta oferta, se echa de menos la pareja tradicional

Verónica Alcanda se dedica a emparejar a personas utilizando las técnicas del head hunter, lo que se denomina una matchmaker. “No es que el amor esté ahora de moda, siempre lo está porque es una necesidad humana. ¿Por qué podría estar ahora más en boga? Por lo que me dicen mis clientes, echan de menos las parejas tradicionales. Ante tanta oferta (por las apps), la gente está saciada y como les resulta tan fácil ligar y tener sexo, quieren a alguien que merezca la pena. No todo es ligar, la gente tiene necesidades más profundas”, comenta. Y añade: “Y no entendamos tradicional como algo que tenga que ver con el machismo, ni mucho menos, sino con el respeto y con el compromiso con el otro”.

“No, el amor no está de moda. O no el amor que desde la perspectiva sociológica podemos analizar”, explica el sociólogo Daniel Ara. “O sea, si miramos la cantidad de parejas que se forman, se casan/juntan/formalizan su relación, tienen hijos y perduran a lo largo de los años. Hay un fuerte descenso en Occidente de las tasas de nacimientos y un aumento de los divorcios y separaciones. Incluso en muchos países hay grupos de hombres y mujeres que han decidido voluntariamente no tener relaciones sentimentales con otras personas”, dice.

Vivimos un proceso de cambio en las relaciones

“Estamos en un proceso de cambio en nuestro sistema de relaciones. Estamos pasando a sociedades cuyas identidades están totalmente basadas en el consumo, en la autorrealización personal a cualquier precio, en el individualismo y en el subjetivismo. Y esos valores suelen chocar con los valores tradicionales que hacían que las relaciones en anteriores generaciones se pudieran desarrollar como algo estable y duradero. Se anhela el deseo de una relación tradicional en tiempos que están empujando hacia otra cosa, porque lo tenemos aún muy cerca. Y la televisión es una experta en saber potenciar los deseos para sacarle rendimientos televisivos. Así que te diría que los programadores de TV entienden perfectamente que hay una demanda de la búsqueda de pareja más tradicional (en el sentido en que te hablaba) y que ésta es fuerte porque la oferta, por el espíritu de nuestros tiempos es muy baja”, explica.

Pero entonces, ¿buscamos más ahora una pareja que hace unos años? “No. Nuestros comportamientos nos dicen que tendemos a valorar más la independencia, el propio beneficio y nuestra individualidad que la estabilidad de una pareja y la búsqueda de la formación de una familia. El comportamiento humano no viene definido solamente por el deseo. Las estructuras sociales actuales ya no apoyan ni realzan el valor de tener pareja o familia como anteriormente y eso empieza a mostrar un cambio en la tendencia (que se da en todos los países más desarrollados). Pero como te he dicho, estamos en un proceso de transición: aun tenemos muy recientes, a niveles culturales, los sistemas  tradicionales en la formación de familias y parejas”, finaliza Daniel Ara.

“Cada vez es más difícil conectar con alguien, cada vez tenemos menos paciencia, somos más exigentes y eso provoca que a la “mínima” tiremos la toalla. Eso conlleva a que sintamos decepción y soledad y por tanto, más deseo de conocer a alguien y disfrutar de una pareja. Además, las apps potencian la superficialidad, el que alguien se aproveche, nos engañe o nos abandone sin dar explicaciones (efecto ghosting) y todo ello conlleva sufrimiento y sensación de “no ser válido", según Jorba.

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