Xavier Font: “El turismo es un virus: ataca un cuerpo y cuando lo ha infectado salta a otro”

  • El sector del turismo no es ajeno a la crisis climática y a la financiera y surge la duda de si es posible cambiar cómo se viaja ahora
  • Entrevista con el coeditor de la revista Diario del Turismo Sostenible y profesor de Márketing Sostenible en la Universidad de Surrey, Reino Unido

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El turismo supone el 5% de las emisiones globales, el 4% por el transporte y el 1% restante, del alojamiento, según una investigación de la doctora en turismo sostenible María del Pilar Leal Londoño. Inmersos en una crisis climática que alerta a una sociedad ya golpeada por otra crisis, la financiera, se abre debate sobre si es sostenible el actual sistema económico. El sector del turismo no es ajeno a esta sensibilidad y surge la duda de si es posible cambiar cómo se viaja ahora.

Con este contexto, el ecoturismo se perfila como una alternativa. De hecho crece por encima de la media del turismo general, a un ritmo del 20% y moviendo unos 108 billones de euros cada año, según la Organización Mundial de Turismo (OMT). La plataforma Booking, citada en el informe de Londoño, apunta además que más de la mitad de usuarios está dispuesto a pagar más si es un alojamiento o actividad sostenible.

A nivel mundial, se cita a Costa Rica como referente. El país ha cuidado su reputación y en 2015 más del 80% de la energía empleada era de fuentes renovables. En España destacan por su esfuerzo Cataluña, Canarias y País Vasco en ese orden.

Para entender mejor este fenómeno que se presenta como una vía intermedia que sacia las ganas transfronterizas de explorar, cuartopoder.es habla con Xavier Font. El experto tiene una dilatada carrera académica investigando sobre turismo, es coeditor de la revista mensual Diario del Turismo Sostenible, que lleva publicándose desde 1993, y es profesor de Marketing Sostenible en la Escuela de Hospitalidad y Turismo en la Universidad de Surrey, en Reino Unido.

 

– ¿Es posible un turismo que respete el entorno natural y social anfitrión?

– No es realista pensar que no habrá cambios con los turistas. Lo que sí que hay que valorar es hasta qué punto es aceptable y centrar el marketing en atraer a gente que valore el lugar. En Costa Rica hay paquetes de once noches que por un lado garantizan que quienes van pasarán suficiente tiempo para conocer el país y por otro lado desincentiva a los visitantes de Texas o California que solo lo ven como destino de fin de semana. Otra solución sería subir el precio de los vuelos para que sean un lujo.

– ¿Están los organismos internacionales abordando la sostenibilidad en el turismo?

– La Organización Mundial de Turismo emitió el año pasado 101 informes de las políticas turísticas de cada país. A pesar de que por escrito destacaban el turismo sostenible, en torno al 50% le dedicaban menos de un párrafo. De estos, solo el 2% planteaba acciones medibles. Ello a pesar de que en una publicación de la reputada revista científica Nature Science se ponía cifra al peso de la huella de carbono de esta actividad: supone el 8% del total mundial.

Por otro lado, la Comisión Europea creó en 2013 un sistema de indicadores. El objetivo era recoger datos para ayudar a la toma de decisiones. El éxito no ha sido rotundo: muy pocos lo han llevado a cabo. Aún han sido menos los que han aplicado mejoras. [Nota para el lector, en ámbito español en 2018 se creó un Observatorio para fomentar el Ecoturismo] Con todo esto en cuenta, hay que empezar a decir, a pesar de que no gusta porque no hay soluciones claras, que todo lo que sea coger un crucero o un avión no es sostenible.

– ¿Qué vías de mejora sí son posibles?

"Una vía de mejora sería que los gobiernos subieran los precios de los vuelos, es decir, que volar se volviera un lujo"

– Hay que romper a trocitos el problema y encontrar soluciones para cada cachito. Una vía sería que los gobiernos subieran los precios de los vuelos, es decir, que volar se volviera un lujo. ¿Pero crees que lo harán? Volvemos a lo de siempre: se mueven por el corto plazo del dinero. Además, en el caso de los cruceros llegan manadas de gente. Distinto sería que ese mismo número fueran familias que pasean la ciudad pero un crucero es un tsunami. En turismo la atención se centra en el número de turistas y en las cifras de gasto.

Sin embargo yo hago un apunte, siguiendo con el símil de agua: no importan los litros totales sino si llueve cada día o te llega una inundación que se lleva todo por delante.

– El turismo hoy día es un fenómeno de gran escala, ¿es viable tal y como lo conocemos?

–El turismo es un virus: ataca un cuerpo y cuando lo ha infectado salta a otro. Los touroperadores hacen dinero descubriendo nuevos países y una vez explotado dejan al gobierno el trabajo de regenerarlo. En los países incorporados ocurre que también quieren un crecimiento económico rápido, tienen mucha naturaleza y ven el desarrollo como algo positivo sin tener en cuenta sus consecuencias. Tenemos que ofrecer alternativas mejores de las que los viajeros escogerían sin ayuda. Trasladémoslo a nivel casa. Si tú vas a un supermercado con hambre comprarás demasiado azúcar y grasas. En según qué economías el local es el responsable de ofertar calidad pensando en lo que es mejor para ti.

– ¿Hay algún proyecto o nación que sí lo esté haciendo bien en turismo?

– Existen iniciativas para un turismo más sostenible pero por cada uno que lo hace bien hay otro que lo hace mal. Por ejemplo, en India unos ofrecen ver a tigres pero sin garantías y desde una distancia prudente, mientras que en otro sitio te afirman que sí o sí vivirás la experiencia. Yendo a las cifras, este año analicé cómo informaban sobre animales salvajes 62 touroperadores. Solo 21 contaban algo sobre el turismo sostenible. Y solo seis mencionaban a los animales salvajes. Incluso un proyecto estudiado y medido tiene consecuencias que no esperas ni deseas, como por ejemplo la subida del precio del pescado porque los hoteles los compran a gente local.

– ¿Y qué opinión te merecen pruebas de decrecimiento turístico como la Peuat de Barcelona?

– La taxación como solución no es muy atractiva. Hay que buscar otras formas positivas de generar fondos. Por ejemplo, que vivir en Barcelona sea caro pero que los sueldos suban lo suficiente para que tanto tú como los turistas se lo puedan permitir. Lo que no puede ser es crear un tipo de economía donde los que trabajan en turismo cobran poco. Y los que no, también, siendo el único que gana el turista. Subir solo para los turistas no ha de ser la única forma.

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