Piquetero en Murcia con la ‘amable’ Policía Nacional

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El responsable del grupo de policías que custodiaba la entrada de El Corte Inglés de Murcia. / J. L. V. C.

- ¿Tú, qué?
- ¿Yo? Periodista.
- Como me vuelvas a hacer una foto, te llevo p’alante…
- Que soy periodista.
- Que como me vuelvas a hacer una foto, te llevo p’alante.
- No se preocupe; tengo suficiente.

Diálogo a las doce menos diez del mediodía en la puerta principal de El Corte Inglés, en Murcia. Instantes antes, los huelguistas coreaban “¡Huelga general! ¡Huelga general!" Al tiempo y apenas a un metro, el que parecía ser y era el jefe uniformado de los policías nacionales que protegían la entrada se elevaba rítmicamente, sonriendo irónicamente. Como aquello de “aborote, aborote…”.

Desde la primera línea del piquete, alzo la cámara y hago clic dos veces; a la primera, el tipo se viene hacia mí y se produce el diálogo anterior. Retratado queda. Naturalmente, prefiero no averiguar cuál es en este caso el significado exacto de “p’alante”.

La anécdota resume a la perfección, a los ojos de un infiltrado en un piquete huelguista, la actitud prepotente y chulesca que la Policía Nacional adoptó ayer en Murcia. A pesar de todo, al final, diez minutos después del mediodía, El Corte Inglés echó la persiana de su puerta principal, tras dos horas de “resistencia”. Y volvió a abrir un rato después, como de costumbre.

A las ocho de la mañana, el delegado del Gobierno, el socialista Rafael González Tovar, ya había hecho pública una relación de grandes empresas –prácticamente todas– que habían parado en la Región  y de polígonos industriales casi sin actividad por la huelga. La nota mencionaba la normalidad de la situación.

Pero ese texto no concordaba con los hechos. Al menos con algunos de los que hasta ese momento se habían producido y con otros que se producirían después.

Bastante antes de amanecer, sobre las cinco de la mañana, la Policía Nacional había cortado al tráfico los alrededores de las cocheras de la empresa de autobuses de la ciudad de Murcia, Latbus, en la carretera de El Palmar. Se trataba, obviamente, de impedir que los piquetes se acercaran a las cocheras y pudieran comprobar si se cumplían los servicios mínimos o se superaban ampliamente, como sucedió. Forcejeos, empujones, discusiones e insultos, pero no hubo concesión policial: salieron a prestar servicio los autobuses que la empresa estimó conveniente, sin control sindical alguno y con algunos piqueteros con más de un palo en sus espaldas a pesar de que no pudieron acercarse a las cocheras.

Allí, como durante todo el día, la chulería policial hizo al delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, acreedor de la misma petición que los huelguistas dirigieron reiteradamente y con rotundidad a José Luis Rodríguez Zapatero: ¡Dimisión!

Apenas cuatro horas después ya había terminado un incidente similar en la entrada al campus universitario de Espinardo, de la Universidad (pública) de Murcia. Los piqueteros fueron contenidos con dureza por la Policía Nacional a la entrada. Pero no pudieron evitar que jóvenes huelguistas que ya se encontraban dentro del recinto cumplieran su misión de piquete informativo. Más forcejeos y empujones, seguidos de un intento de atropello de unos huelguistas por un coche que pretendía obviar su presencia física y que acabó con el parabrisas apedreado. Poco más dio de sí la madrugada piquetera: algún contenedor de basura y alguna hoguera callejera.

Después, durante toda la mañana, un macropiquete de unas dos mil personas ––la mitad de la cifra tentativa anunciada por los sindicatos–– recorrió las calles más céntricas y comerciales del centro de Murcia. Sin incidentes reseñables, salvo el “tradicional” de todas las huelgas en la puerta principal de El Corte Inglés, y la especial dedicación y rudeza con que la Policía Nacional protegió los centros oficiales de la Administración ante los que los componentes del Gran Piquete coreó consignas, ondeó banderas, cantó y hasta tiró algún petardo que otro. La jornada matutina terminó sobre las 13 horas ante el Banco de España, en plena Gran Vía murciana. Pero allí no hubo nada. El centro comercial estaba muerto y los huelguistas habían conseguido su objetivo: paralizar la actividad.

Meta más que satisfactoria para las centrales sindicales y organizaciones convocantes en una ciudad que otorga más del 60 por ciento de sus votos emitidos al PP, elección tras elección desde hace más de quince años, y en la que a los ciudadanos lo único que parece importarles son las fiestas religiosas de todo tipo y las folclórico-tradicionales, reales o “recuperadas”, es decir, inventadas.

El seguimiento de la huelga fue del 70 por ciento según “las centrales convocantes”. En la manifestación de las seis de la tarde, unas 20.000, que recorrieron punta a punta la Gran Vía para girar visita de cortesía a la Delegación del Gobierno, doscientos metros más allá. Y, al paso de la manifestación, todo cerrado. La Policía Local, la misma que hace dos semanas cifró la asistencia a la romería de la patrona en 600.000 personas –en una ciudad con censo oficial de 450.000– dijo que sólo asistieron cinco mil.

15 Comments
  1. padelcin says

    Con esta actitud de las piquetes «informativos», ¿no se convierten en otra fuerza coercitiva?, ¿obtendrían los mismos resultados sin la amenaza y el uso de la violencia?
    Las industria y transporte cierran para evitar pérdidas por destrozos, los empleados se descuentan el día de sus vacaciones, la pequeña empresa trabaja a puerta cerrada, los comercios abren por la tarde cuando ya han pasado los susodichos piquetes «informativos», colegios e institutos con las plantillas completas pero sin alumnos,… así mil ejemplos. Por no mencionar al trabajador en paro al que ayer le salió una chapuza, ¿como rechazarla?
    Un día de huelga contra una medida aprobada hace meses, es una pantomima, ¿para cuando la siguiente, después de Reyes? La protesta debió ser inmediata y contundente, no una huelga planificada y aburguesada por unos líderes sindicales sin iniciativa, unas marionetas. Veremos los resultados.

  2. Frank says

    ¿Porqué nadie habla de los «piquetes empresariales»?, ¿cómo calificar a esos empresarios que amenzan con el despido al empleado que quiere asistir a la huelga? . Ahí no hay policía que defienda los intereses del «coercionado».

  3. sérvulono says

    Ayayayay Padelcin, qué malos son los piquetes! Deberías apuntarte a un sindicato para que se aproveche tu gran visión de la jugada. Pero a uno de clase, no te vayas a uno amarillo que nos hundes.

  4. Frank says

    Padelcin, coincido contigo en que la actitud de los piquetes no es la que debiera ser, pero de alguna manera hay que compensar la presión que ejercen los empresarios que amenazan con el despido al trabajador que quiere defender sus derechos. Tu dices que sin la presión de los piquetes mucha gente no haría esa huelga de manera forzada, y yo te digo que sin el miedo de perder el puesto de trabajo, muchos, pero que muchos más irían a la huelga. Las reglas del juego no son iguales para todos, siempre ganan los que ejercen el poder. Podemos echarle la culpa a los sindicatos, al gobierno, a los piquetes,… pero lo que hoy tenemos encima de la mesa es una agresión en toda regla a los derechos conseguidos durante décadas de lucha obrera. Y si ésto suena populista, veremos lo que van diciendo los primeros despedidos gracias a la maravillosa reforma, veremos cuando hombres de 50 o más años se vean en la calle con una compensación de miseria, sin nadie que los contrate y sin poder cotizar a la S. Social en los años más importantes para el cáculo de su pensión. Esto es abocar a la gente a la miseria. ¿Y así se genera más empleo?

  5. padelcin says

    Frank estoy de acuerdo contigo pero me parece una forma muy errónea el planteamiento de esta huelga, ojalá me equivoque pero este tipo de paro no creo que sirva absolutamente para nada.
    Dejando de lado al gran empresario, una minoría ínfima, el mediano y pequeño también están con el culo al aire, en una situación insostenible. Estos días entre mi círculo de amigos, ha habido mucho más obligados a ir a huelga que amenazados de despido por asistir (uno, perteneciente a una multinacional), ya se que no es una muestra concluyente pero sí a tener en cuenta. Como ya dije la agresión no se puede responder después de vacaciones, por miedo a que los convocantes se queden solos en la pancarta, debió ser ipso facto.
    Y ojo con esta reforma las vamos a pasar canutas!!
    P.S: Sérvulono en vez de difamar podrías aportar tu opinión, ya somos grandecitos para juicios de valor, ¿no crees? Ah tranquilo no pienso hundir tu sindicato amarillo, puedes dormir tranquilo.

  6. sérvulono says

    En una huelga siempre hay tensiones y discusiones, especialmente si desde la patronal y la administración se pretende ahogarla con servicios mínimos desmesurados, que siempre son invalidados por los tribunales con tres años de retraso. Y la policía se pasa de rosca, como siempre, ejerciendo su monopolio de la violencia legal y convirtiéndose en la mejor ayuda del empresariado. O, si no, a ver cuando ha intervenido la antidisturbios para revertir un lock-out o cierre patronal? a cuántos empresarios les ha sobado el lomo como lo hace con los sindicatas en cada huelga?

  7. Piquetero says

    Hola
    En este dia se agradecen cronicas como la suya.
    No obstante una precision pues estuve alli. Nadie apedreo coche alguno en Espinardo y hay bastantes testigos para corroborarlo.
    Es cierto que el cristal delantero se llevo un golpe, al intentar parar el coche que atropellaba a un piquetero. Pero fue un golpe con la mano y con elpuño, nada de piedras

  8. Sole says

    Estáis seguros de que los empresarios amenazan con el despido a quien quiera ir a la huelga?la huelga es un derecho que le puede ejercer libremente el que quiera, como lo es el derecho a trabajar que lo puede ejercer libremente el que quiera y a muchos no se les dejó ejercerlo, en una democracía no tendría que haber tanta dictadura por los dos lados.

  9. surfuroso says

    Sole, la dictadura será por los dos lados, según tú lo ves, pero los palos y la miseria siempre se la lllevan los mismos

  10. tarfran says

    yo estuve allí. En latbus. les dijimos a los policias que nosotros tambien somos padres de familia. Que ellos también son trabajadores a los que ZP les había metido la mano en el bolsillo. Que ellos llevaban pistolas y nosotros octavillas. Que había un policia para cada dos huelguistas.Que nos dejaran comprobar los servicios mínimos. Al final acabamos sentados en la puerta de la LAT media hora y luego nos desalojaron. Los antisistema iban a joder el tema desde el principio, volcando contenedores e insultanonos a los de UGT y CCOO por no enfrentarnos a la policia.

  11. Pedro G. says

    Resumen de la cobertura que realizó Diagonal el 29S con la ayuda de trabajadores de varias ciudades:
    http://www.diagonalperiodico.net/-Cobertura-Huelga-General-.html

  12. perico says

    «Los palos se llevan siempre del mismo lado»
    Me parto y me mondo.
    ¿Cuantos empresarios han tenido que cerrar? ¿Cuantos autónomos? ¿Alguno sabe lo que es gestionar una empresa, dar trabajo, pagar nóminas? Somos el maligno, pero sin nosotros tampoco tendriaís nada.
    Y si a alguien le amenazan con el despido por hacer huelga que lo denuncie.
    Lo que no os entra en la cabeza es que sin empresarios no hay empleo y que ningún empresario emplea a alguien si no lo necesita, es una relación simbiótica.

  13. feltrinelli says

    Perico, eso que dices está muy bien, pero cuando los empresarios han estado años hinchándose a beneficios, han repartido? No, con «dar trabajo y crear empleo» (en penosas condiciones) es suficiente. Y sí hay muchos pequeños empresarios que sufren como sus empleados y los autónomos la crisis, pero hay muchos otros que cierran empresas y viven durante años de los beneficios obtenidos esperando otra época de vacas gordas para seguir acumulando beneficios, mientras sus ex curritos se van al paro y a la miseria. O sea, que cada palo aguante su vela

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