Cumbre de Cancún: una propuesta que será descartada

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Va a empezar la Cumbre del Clima de Cancún con poco más que palabrería en el horizonte… y alguna propuesta interesante, con todo. Lo que está por ver es que la tal proposición vaya a ser tenida en cuenta, visto que ya antes de ser hecha o de empezar a ser aplicada cosecha más reveses que logros. Hablo de la llamada Iniciativa Yasuní ITT (nada que ver con la multinacional que tuvo fábrica en Madrid y que algún viejo sindicalista clandestino recordará tanto como lo harán quienes se opusieron y quienes favorecieron el golpe militar de Pinochet contra el Gobierno de Salvador Allende en Chile).

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Era aquella iniciativa la formalización de la propuesta del Gobierno de Ecuador de dejar el 20 por ciento de sus reservas probadas de petróleo sin explotar en los campos Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT) de la Reserva de la Biosfera Yasuní, a cambio de compensaciones económicas internacionales. La consiguientemente llamada Iniciativa Yasuní ITT trata de que 846 millones de barriles de crudo que no sean extraídos del Parque Nacional más grande de Ecuador, el de Yasuní, a cambio de la mitad de lo que obtendría el país si los explotara: unos tres mil 600 millones de dólares en 13 años.

El Gobierno de Rafael Correa llevará esa iniciativa como propuesta formal a la Cumbre del Clima de Cancún (México), según se anunció en Quito cinco días antes del inicio de las reuniones. Pero las esperanzas de que haya concreción de la proposición, es decir compromiso formal de financiar esa cantidad económica a Ecuador, no son altas.

A decir verdad, veinte días antes de que Ecuador declarara su intención de llevar la Iniciativa a Cancún ya hubo una toma de postura contraria a la misma. Qué casualidad que se produjera entonces, a primeros de este mes de diciembre, en lo que ahora parece una suerte de medida preventiva para neutralizar la propuesta que se veía venir antes de que empiece la cumbre en la ciudad mexicana.

Pues sí, otra lectura no tiene la declaración del ministro de Cooperación de Alemania, el liberal Dirk Niedel, expresando “serias dudas” sobre la viabilidad de la iniciativa. Lo cual no tendría mucho de particular: está en la línea de susceptibilidad acendrada de los estados industrializados frente a cualquier nueva línea de actuación proveniente del Tercer Mundo en relación con la explotación de recursos naturales. La cualidad negativa de las suspicacias de Niedel sobre la Iniciativa Yasuní viene dada porque Alemania había manifestado su respaldo inicial, y sólo verbal, a la propuesta.

Obviamente, pensar que el Gobierno de Berlín actúa por su cuenta y riesgo –es decir, aisladamente– en este asunto es pecar de ingenuidad. Veremos, así, que la propuesta ecuatoriana, respaldada por los países emergentes, quizá, y por los menos industrializados, a buen seguro, será dejada de lado en Cancún. Otra cosa sería tremenda y agradablemente sorprendente. Pero es de temer que, con los prolegómenos y expectativas con los que los mismos que hicieron fracasar la Cumbre de Copenhague van a Cancún, no haya lugar para incumplimientos del guión establecido por los estados más poderosos, y más contaminantes, del Planeta.

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