Cataluña, la cultura bilingüe

  • El libro de Sergio Vila Sanjuán, 'Otra Cataluña', resume en seis siglos la aportación fundamental que muchos catalanes han hecho a la cultura española desde el castellano

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Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona, 1957), hijo del periodista José Luis Vila Sanjuán, amén de reputado periodista, dirige desde hace muchos años el suplemento Cultura/s de La Vanguardia, es autor de varios libros de ensayo sobre temática cultural y periodística, así, Miquel Barceló, que publicó en el 84, y que es la primera monografía dedicada al pintor mallorquín, así, Pasando página. Autores y editores en la España democrática; así, Guia de la Fira de Frankfurt per a catalans no del tot informats o Código best seller. En el 2010, Vila-Sanjuán publicó su primera novela, Una heredera de Barcelona, donde recrea la vida tremenda de la ciudad entre los años 1919 y 1923. Luego le siguieron Estaba en el aire y El informe Casabona, esta última una novela bastante justa y lúcida sobre la corrupción.

Como editor publicó en 2005 Paseos por la Barcelona literaria, que traemos a colación aquí por pura pertinencia: el libro del que tratamos, la última entrega de Sergio Vila-Sanjuán, Otra Cataluña, editado por Destino, es un recorrido, un paseo, vamos, por seis siglos de cultura catalana en castellano, prácticamente desde los comienzos de la Corona de Aragón, cuando Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona, se casa con Petronila, hija del rey de Aragón, Ramiro II, y que culminó en el matrimonio entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Por ejemplo, en el Cancionero General, de Hernando del Castillo, publicado en 1514, se recoge ya una abundante obra de poetas valencianos que escriben en castellano. La razón, como apuntó Ricardo García Cárcel, estribaba en que la lengua catalana tenía que rivalizar con dos lenguas, la del latín, que era la lengua literaria y culta por excelencia, y el castellano, que era la lengua de la monarquía española. Ello dio lugar desde aquellos años a una historia de flujos y reflujos desde su nacimiento en el siglo XIII con el mallorquín Ramon Llull, hasta su mayor presencia que se hizo ascendente hasta el siglo XV, donde alcanza su cénit y estancamiento, debido entre otros factores al hecho, como apuntó Martín de Riquer, de que los escritos en aquella época eran requeridos por los nobles y de ellos dependía en que idioma leían y, por tanto, debían escribir sus súbditos.

De ahí esa línea ondulante que llega hasta el día de hoy y que es tema ya sabido: el estancamiento aparente entre los siglos XVI al XIX y ,luego, el impulso de la Renaixença, típico del Romanticismo tardío y el Noucentisme de Eugenio D´Ors, ya iniciado el siglo XX. Sergio Vila Sanjuán, después de habernos paseado por esos seis siglos de cultura catalana en castellano concluye como causa de la utilización de este idioma y no el vernáculo varios motivos y factores: “La utilización del castellano en Cataluña como lengua de cultura se debe, a lo largo de los siglos, a tantos motivos diferentes que resulta imposible trazar una teoría de conjunto. Unos autores la utilizan porque es su lengua materna o familiar; otros, porque se han educado con ella; porque aspiran a mayor difusión de las que les brindaría la catalana; porque tienen más facilidad en su uso; por falta de normativa en catalán; porque se identifican intelectualmente con la tradición hispánica; por razones coyunturales; etcétera, etcétera, etcétera”.

La clave, evidentemente, radica en esos tres etcéteras del final que explicarían las razones definitivas. Me temo, y por eso Sanjuán lo ha dejado así, que nadie lo sabe, como no sabemos los destinos de tantas y tantas lenguas que han pasado a mejor vida a lo largo de la historia y, de repente, en un momento determinado, han surgido con fuerza por motivos que aún no se explican.

El libro de Sergio Vila-Sanjuán es un libro necesario hoy día porque resume en esos seis siglos la aportación fundamental que muchos catalanes han hecho a la cultura española desde el castellano. La lista es prolija, tremenda, se diría inagotable: Juan Boscán, Francisco de Moner, Antonio de Capmany, Jaime Balmes, que fue el filósofo español más leído en el siglo XIX, Eugenio D´Ors, Juan Antonio Güell, Martín de Riquer, Díaz Plaja, Ignacio Agustí, Ana María Matute, Carmen Laforet, Calos Barral,Jaime Gil de Biedma, Juan Goytisolo, Manuel Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer, Jaume Vicens Vives, Ferrer i Guardia, Ángel Pestaña, El noi del sucre, Federica Montseny, la dirigente anarquista que fue una de las primeras ministras europeas, Joan Manuel Serrat... En fin, un catálogo que amenaza, si no le ponemos fin, con rebasar amplios espacios.

Libro necesario que en la parte correspondiente a nuestro siglo se hace más intenso, más apasionado, como cuando Sergio Vila-Sanjuán rememora los años de TVE en Miramar, donde trabajó su tío, lugar de programas legendarios como A fondo, de Joaquín Soler Serrano, o cuando cuenta la historia de La Vanguardia o de revistas como Destino, fundamentales para entender la enorme aportación a la cultura española que se hizo desde Barcelona.

Un libro que surgió cuando Vila-Sanjuán preguntó al entonces presidente de la Generalitat Jordi Pujol, el 23 de abril de 1997, día de Sant Jordi, que libros de narrativa catalana había comprado. Como no citó ninguno en castellano, Sanjuán le habló de novelistas como Eduardo Mendoza, a lo que el Honorable respondió “No és el mateix”. Como no era lo mismo, Sanjuán se preguntó por las razones de tamaña respuesta.

El resultado está aquí.

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