Estrategia fallida de una derecha fragmentada: el trío de Colón no convence a España

  • La auténtica derrota ha sido la del PP. El peor resultado de la historia con tan solo 66 diputados ha golpeado al bloque de derechas
  • La extrema derecha en España ha articulado un discurso muy radical, menos populista que en otros países y el miedo les ha frenado en las urnas

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El oráculo de José María Aznar se ha confirmado este 28 de abril. La derecha conformaba un espacio electoral unido y su actual división es “muy mala noticia”, dijo el expresidente del Gobierno a finales del año pasado. El trío conformado por PP, Ciudadanos y Vox se ha quedado lejos de poder disputarle la presidencia al PSOE logrando tan solo 158 escaños en el Congreso de los Diputados y dejándole a los socialistas tanto el poder de formar Gobierno como una cómoda mayoría absoluta en el Senado.

La estrategia ha resultado fallida no solo en la división de la derecha en tres partidos, sino en el contenido. Con el surgimiento de Vox, “el trío de Colón” ha competido por ver quien tenía la receta más dura contra Catalunya y quien odiaba más a Pedro Sánchez por una moción de censura tildada poco menos de secuestro del Gobierno con connivencia de los independentistas. Influidos por los de Santiago Abascal, PP y Ciudadanos han derechizado y recrudecido su discurso contra la inmigración o el movimiento feminista. El resultado es una debacle: los españoles no han comprado el relato de las derechas y, por el contrario, han premiado el breve mandato socialista con 123 escaños, 38 más que en las elecciones de 2016.

La auténtica derrota ha sido la del PP. El peor resultado de la historia con tan solo 66 diputados ha golpeado al bloque de derechas y le impedirá alcanzar el poder. Ayer las sonrisas encajadas de Génova confirmaban que Pablo Casado se ha estrenado en las urnas con una estrepitosa derrota. 7,9 millones de personas votaron a los populares en las últimas elecciones y en esta ocasión solo lo han hecho 4,3. En Euskadi fracaso absoluto: el número tres del partido, Javier Maroto, se queda sin escaño. En Catalunya tan solo Cayetana Álvarez de Toledo será diputada. En Andalucía empata con Ciudadanos y pasa de 23 a 11 escaños. En Madrid, bastión popular, pasan de ser primera a tercera fuerza y en la Comunidad Valenciana bajan de los 15 a los siete diputados. Las voces críticas de los populares pedirán la cabeza de Casado.

Por contraste, Ciudadanos es la fuerza de derechas que más ha saboreado el resultado electoral. Pasan de 32 a 57 diputados y pisan los talones al PP. Posición discreta en Catalunya donde se mantienen en quinta posición con tan solo cinco diputados. Si los de Albert Rivera se sumaran al PSOE lograrían un gobierno estable de 180 diputados, sin necesidad de apoyos de los independentistas, pero la formación naranja ha descartado esa posibilidad durante toda la campaña y ayer volvía a distanciarse de Sánchez. Rivera ya aspira a liderar la oposición, algo que todavía no puede presumir el otro partido de nuevo cuño que hackeó al bipartidismo, Podemos.

Fin de la anomalía española, pero sin triunfo de la extrema derecha

Los 24 diputados que obtuvo Vox en España, objetivamente, eran motivo de celebración de los de Santiago Abascal, pero la imposibilidad de sumar de las derechas y la victoria de Sánchez estropearon la fiesta. Se ponía fin asía la anomalía española en Europa, pero no del todo. La extrema derecha en España ha articulado un discurso muy radical, menos populista que en otros países y más centrado en el espectro ideológico nostálgico del franquismo que ya habían conquistado. El miedo porque el extremismo llegara al poder ha movilizado a los votantes de centro y de izquierda, que han contribuido a la mayor cifra de participación en las urnas en una década, un 75,8%.

Aunque el Congreso de los Diputados pasará de tener 0 a 24 diputados de Vox y no se puede restarle importancia, se confirma un aspecto clásico de la extrema derecha española: movilizan mucho más en la calle que en las urnas. Los actos multitudinarios de la campaña y las encuestas electorales daban un mejor resultado para los de Abascal, así que estaban confiados en lograr un mejor resultado y este domingo no pudieron disimular la decepción en sus rostros.

En definitiva, batacazo general para las derechas. La “derechización” general de los tres actores ha dejado un herido grave, el PP, y dos actores que han obtenido resultados individuales más positivos, pero arrastran la derrota del líder. Exigieron elecciones a Sánchez después de la moción de censura y ocho meses después han probado su propia receta.

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