Pitufines, a su bola

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Carmen Laforet. / uco.es

La vida es sorprendente y paradójica. Cuando todas las evidencias apuntan a una Tercera Guerra Mundial en apariencia incruenta, con las armas de la especulación desalmada y la oscura ingeniería financiera arremetiendo contra la gente honrada, surgen locos por los libros que gastan sus ahorros en aventuras inciertas.

En la era de las gigacomunicaciones y de la megadependencia del dinero, un tiempo, en fin, en que no parece prudente hacer nada sin vigilar antes que la ropa esté a salvo, los ahorros, en su paraíso fiscal correspondiente y que ni el vuelo de una esfinge colibrí pueda amenazar ni siquiera remotamente la seguridad de una cómoda vida, muchas veces insulsa, pues van unos cuantos insensatos, gente preparada y lista, por lo demás, y se lanzan a crear editoriales pequeñas.

Lo ha comentado magistralmente –como siempre– Ignacio Echevarría hace unas semanas.

No es que sea algo nuevo: hace años ya surgieron Lengua de Trapo y Acantilado que, sobre todo ésta última, han crecido y ya son mayores. O las pequeñas, fieles a sus orígenes, como Ediciones de la Torre; o las que han padecido de avatares diversos como Huerga & Fierro (antigua Libertarias) o Páginas de Espuma, que resisten a pesar de los pesares. Están las educativas y las de poesía que son caso aparte.

Son empresas de dos o cuatro empleados que van rescatando títulos que casi estaban perdidos y que no interesan ni por el forro a ciertas grandes compañías, ocupadas como están en vendernos motos diciendo que son literatura, lo que tampoco ha de extrañar si se piensa que tienen al frente a expertos contables, encargados de vender “productos”, bien sean libros o cepillos de dientes, pero no a editores propiamente dichos.

Se me dirá que precisamente porque son pitufas, estas editoriales sacan libros con defectos. Pero se puede argumentar que también las grandes lo hacen. Y garrafales, si se piensa que tienen muchos más medios. No hablo solamente de erratas, los duendes de la imprenta, sino de malas traducciones, en su caso, y de ediciones descuidadas.

Pepo Paz, editor de Bartleby, replicaba a un artículo de Cecilia Dreymuller, quien criticaba la mala traducción de Vivir sin poesía, de Peter Handke, en esa editorial. Dreymuller, hay que decir, es una excelente crítica que conoce bien la obra de Handke y otros escritores de lengua alemana. Se lamentaba el editor de que sólo se sacan los colores a las pequeñas que, con gran esfuerzo, salen adelante y nada se dice de las grandes. Me viene a la cabeza la mala traducción de Vértigo, de Sebald, en Anagrama. Aquí entono un mea culpa ya que no lo subrayé en mi comentario de hace unos meses. Y Anagrama es una editorial que cuida sus libros y a sus autores, quizás por eso llama más la atención ese fallo.

Yo, a lo que iba, es a hablar de esas pequeñas editoriales cuya labor me emociona y me congratula.

La mayoría de nosotros teníamos el primer premio Nadal, la novela de Carmen Laforet que casi parecía marca del premio por su coincidencia con el título: Nada, por una novela de ejercicio escolar. Hubo que leerla en el instituto, y basta. Años después, leída más despacio y, sobre todo, encofrada en su contexto, la valoración subió de tono. Me parece una gran novela. Su autora escribió alguna más antes de sumirse en el más misterioso de los silencios.

Una editorial palentina, por más señas, Menoscuarto, ha rescatado Siete novelas cortas, en un bonito volumen prologado por Alvaro Pombo y con una nota de Agustín Cerezales, hijo de la autora. Es un libro para la bolsa de la playa este verano. O para el banco del parque, o para el sofá en el silencio del cuarto de estar (la tele, apagada, ya saben).

La gente de Veintisieteletras recoge en un librito La educación de los niños, sacado de los Ensayos, de Montaigne, y otras lecturas apetecibles como Pierre y Jean, de Guy de Maupassant y un relato de Christopher Isherwood, La violeta del Prater.

Salto de página se dedica a desempolvar obras descatalogadas, casi olvidadas, como La raíz rota, de Arturo Barea o El golpe de estado de Guadalupe Limón, de Gonzalo Torrente Ballester, el autor gallego que nació hace justo cien años.

Estos y más libros abren el apetito lector, con sólo imaginar que se acomoda una en una tumbona, a cobijo del sol, escuchando el sonido de las olas del mar, griterío de chiquillos lo más lejano posible, calma en el alma y mucho día por delante sin obligaciones que cumplir.

Qué delicia.

7 Comments
  1. Pepo Paz says

    El artículo en cuestión incidía en dos direcciones: la primera tenemos que asumirla y pedir disculpas: una inversión en el orden de tareas (para tratar de ganar tiempo) había permitido que se nos deslizaran algunas erratas más de la cuenta. Mea culpa. La otra, por ser totalmente subjetiva, nos pareció un tipo de encarnizamiento del crítico (como si ciertos autores fueran patrimonio personal de alguien): la de Dreymüller fue la única de la larga serie de reseñas críticas que lapidó el trabajo de Sandra Santana como traductora de la obra poética completa de Handke. Y detesto los ensañamientos. Sobre todo en temas tan subjetivos. ¿Acaso el crítico también es poeta (en este caso)?

  2. celine says

    Hasta debajo de las piedras hay poetas, admirado editor.

  3. Eulalio says

    Elvira, te ha faltado citar una excelente y curiosa por sus objetivos principales, editorial Torremozas. Permíteme que ponga el enlace: http://www.torremozas.com/epages/ea0701.sf
    Saludos

  4. Mara9 says

    Visto en positivo -que ya sé que son muchas ganas de verlo así- diría que ese ensañamiento crítico con las pequeñas editoriales no obedece sólo al miedo a meterse con las grandes. Podría obedecer también a que estas editoriales tienen mejores lectores, más exigentes. Lo cual no deja de ser motivo de orgullo.

  5. estrella says

    Desde luego es de admirar a los que se embarcan hoy día en proyectos que en un principio , uno diría, van al fracaso seguro. En EE.UU. hay centenares de Quijotes que persisten en que esta tradición se mantenga viva. Dejo aquí el enlace a una de estas editoriales. Ha publicado traducciones y originales de autores en lengua española.

    http://www.swanislepress.com/intro.html

  6. me says

    El blog de Félix de Azua toca este tema desde otro interesante punto de vista.

    http://www.elboomeran.com/blog-post/1/9249/felix-de-azua/aunque-pueda-parecer-humilde/

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