Resident Evil 4, mi vejiga y los hombres de negro

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Los amantes del gore y los videojuegos saben perfectamente qué es Resident Evil. Es un videojuego de éxito nacido en 1996 de la mente de Shinji Mikami que trascendió a la gran pantalla, como ha sucedido con otros productos, donde ha encontrado el verdadero filón de oro entre un público joven y amante de la acción, los efectos especiales y las simplificaciones dramáticas.

Ahora llega a España la cuarta entrega de la saga, Resident Evil: Ultratumba, bajo la aureola del 3D, un anzuelo que se ha inventado la industria con la complicidad de algunos productores, distribuidores y exhibidores para colarnos morralla envuelta en el misterio mítico y futurista de las tres dimensiones a un precio por entrada bastante más elevado.

El pase de prensa de esta película rodada en 3D se anunció como el primero en el que habría una conexión directa en 3D con Los Ángeles para entrevistar a la protagonista, la bellísima ex modelo Milla Jovovich, y que habría unas severas medidas de seguridad en la entrada para impedir la captura fraudulenta de la película que incluirían a personal con dispositivos de rayos infrarrojos espiando durante la proyección. Ah, y que después habría un cóctel.

Suponemos que todo esto para evitar que con las imágenes se alimenten después las familias africanas de los negros manteros, las cuentas corrientes de algunas páginas de descargas P2P y la desazón creciente de González-Sinde e Ignasi Guardans, pero sobre todo para que no se reduzcan los beneficios de Sony, la productora, distribuidora y alma máter de todo este montaje en 3D. (En mi ignorancia supina me pregunto cómo se puede grabar una película proyectada en 3D y verla después en 2D. Pero eso es otro asunto.)

Cuando llegué al Cine Berlanga, una sala recién inaugurada sobre las ruinas del antiguo Cine California en la calle Andrés Mellado de Madrid, había una montaña de aparatos tecnológicos, PDAs, Blackberrys y teléfonos móviles custodiados por unas bellas señoritas vestidas de negro alrededor de las cuales mostraban sus músculos y el brillo de sus calvas unos hombres también vestidos de negro que parecían máquinas, en cuyos pabellones auriculares había incrustado un pinganillo del que salía un micrófono alojado en la mejilla: vamos unos seguratas de acojonarse.

-Deje aquí el teléfono, por favor. Sonrío una azafata.

-¿También el viejo?, éste no tiene cámara.

-Sí, y si tiene Ipod, Mp3 o Mp4 también…

-¡Mande!

-Todos los aparatos tecnológicos ha de dejarlos aquí, Sr. Su DNI.

-Oiga, y si le dejo la cartera con todo, hasta con el rosario de mi madre, para no andar trapicheando. Que va a empezar la película.

-De acuerdo. Sonrío de nuevo, cada vez más bella, cada vez más artificial. Y me entregó unas gafas de sol que parecían el modelo Wayfarer de Ray-Ban pero falsificadas por los manteros, esta vez chinos.

Pasé a la sala, llena de gente desconocida, supongo que amigos y familiares de los dirigentes de Sony, entre los que me pareció reconocer a algún crítico. Vi un sitio en la penúltima fila y allí me escondí tras las gafas de plástico, no sea que me viese algún amigo. Se hicieron las presentaciones oficiales por los hombres de Sony, se explicaron los beneficios inextricables del 3D y se anunció la conexión posterior con LA; es decir, como diría el Sr. Lobo de Pulp Fiction, se empezaron a chupar las pollas –que no lo lean los menores de 16, por favor-, y comenzó la película.

Después de una hora y media se acabó el pastel y se anunció que en diez minutos comenzaba la conexión con Milla Jovovich. Este menda, que ya tiene una edad y sabe lo que significan 10 minutos en estos eventos, salió hacia el baño por la puerta de emergencia, situada justo detrás.

-No se puede salir por aquí, señor. Sonrío una rubia vestida de negro.

-¿Perdón?

-Es lo que me han dicho. Ha de salir por la puerta de abajo. (Huelga decir que el cine es grande, que el pasillo estaba lleno de gente y que sabía que el baño estaba a cuatro escaleras de la salida de emergencia).

-Señorita. Sonreí yo también. No quiero ser grosero. Pero mi vejiga no entiende de puertas y yo siempre trato de buscarle el camino más corto. (Me pregunto si le hubiera dicho lo mismo a uno de los calvos brillantes. Prefiero no pensarlo.)

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Casi media hora después por fin Milla Jovovich hizo su aparición estelar sobre el decorado de alguna escena de la película a miles de kilómetros de distancia, mucho más guapa y extraordinariamente simpática, y los periodistas comenzaron a hacer preguntas tipo Sr. Lobo otra vez. Hasta que alguien me leyó el pensamiento débil –el fuerte quería preguntarle si esperaba el Oscar por el papel- y le preguntó si aparte de las cuatro entregas de Resident Evil había hecho algo más en el cine. Y parece que sí, incluso cosas interesantes de  Besson, Wenders o Winterbottom. Lo que pasa es que está casada con el director, guionista y coproductor de toda la saga, Paul W. Anderson, con lo que es comprensible que prefiera pagar los caprichos de su niña y la hipoteca antes que hacer papeles enjundiosos de secundaria peor pagados.

¿El argumento? En un mundo asolado por un virus infeccioso creado por la Corporación Umbrella que convierte a sus víctimas en muertos vivientes, Alice (Milla Jovovich) continúa buscando supervivientes para ponerlos a salvo. Se encuentra con una vieja amiga y siguiendo pistas llegan hasta Los Ángeles, que esta asolada por zombies, donde encuentran un reducto de heroicos humanos –interpretado uno de ellos por nuestro próximo Capitán Trueno, Sergio Peris-Mencheta-…

Es decir, una suma de escenas de efectos especiales, algunas brillantes, balas, golpes y vísceras que se dirigen a nuestras cabezas a ritmo de 3D y un doblaje horrible, mucho ruido y algún susto, pero a pesar de las gafas no conseguí ver entre tanto zombie el esqueleto dramático de la película.

Al cóctel no me quedé. No sea que me encontrasen la copia ilegal que hice de la película con mi gadgetobolígrafo y los hombres de negro me diesen una somanta. Ah, y antes de irme volví a ir al baño. Faltaría más.

9 Comments
  1. Wayfarer says

    Totalmente de acuerdo. Un truño. Impresionante y espectacular, eso sí. Pero un truño. Le pongo un 2/10, y eso porque la puntuación de 1/10 la tengo eternamente reservada a Dragonball: Evolution.

  2. strungouted says

    Lo del Oscar habría sido grandioso. Supongo que es una de esas películas que sabes a lo que vas: unos efectos especiales acojonantes y una historia que a partir de la primera de la saga ya se quedó grande (y eso que no era nada impresionante a no ser que tuvieras cierto aprecio por los juegos).
    Sólo un apunte, el Sr. Lobo es de Pulp Fiction…

  3. Pascual Serrano says

    Gracias, strungouted, corregido el lapsus: el alzheimer, que empieza a bostezar en mi cerebro…

  4. JENNALY says

    ps no se los demas per milla javovhiz me parese bien nolo se pero se merese mas q un oscar y q sea esposa del productor ps eso no importa lo importante es q la pelicula siempre salen bien chidas

  5. JENNALY says

    bueno no sep los demas pero milla javovhic ase las peliculas vien chidas y no importa si es caprichosa lo importante es q ella es una gran actora y se merece mas q un oscar se merece 4 por cada peli

  6. SANTANDER says

    Me he reido mucho Sr Serrano con su artículo… la pelicula es lo que es, al menos, no tiene complejos y se sabe a quien va dirigida e, imagino, que su «brillantez» es dar lo que busca al que la elige…. conseguir una Cuarta Saga, sin que sea un modelo agotado, debe tener algo… por lo demas, pelicula que no voy a ver, me he reido mucho con sus comentarios, y con las experiencias de la trastienda

  7. KING SPINCH says

    Es curioso tanto revuelo con el 3D en el cine, cuando el teatro lleva representando en 3D desde el principio de los tiempos.
    Y aún dicen que el teatro es caro.

    De cualquier forma, cada cosa a su sitio, por ahora los teatreros no sufrimos el fraude del top-manta. Hasta que lleguen los hologramas, me temo.

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