Los Goya de los discursos

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Álex de la Iglesia, flanqueado por miembros del Gobierno, ayer, en la alfombra roja de los Goya. A su derecha, Ángeles González Sinde y Leire Pajín. A su izquierda, Elena Salgado y Miguel Sebastián. / Víctor Lerena (Efe)

No está el cine español para alegrías. El año pasado abandonaron las salas donde se proyectaban nuestras películas 6,8 millones de espectadores, lo que supone una recaudación de 34,3 millones de euros menos y una pérdida de cuota de mercado del 4,7%. Por eso la gala de ayer transmitió cierto tono de pesadumbre, que se vio reflejada en los discursos del presidente de la Academia, Alex de la Iglesia, y de Mario Camus, que recibió el Goya de Honor, a pesar de los esfuerzos de un Andreu Buenafuente ingenioso y quizá algo omnipresente.

Alex de la Iglesia [en el vídeo] dijo las cosa claras en su testamento como presidente de la institución mientras Ángeles González-Sinde, la ministra de Cultura e impulsora de la ley “antidescargas” metida a calzador en el proyecto de Ley de Economía Sostenible, conocida para la posteridad como Ley Sinde, ponía esa cara de póker que sólo ella sabe poner, enfundada en un vestido morado que le hacía parecer el Dalai Lama. De la Iglesia habló de una crisis de mercado que había que superar, de que internet no es el futuro, si no el presente, y que era la salvación del cine. Nosotros nos quitamos el sombrero ante un tipo como éste que ha sabido escuchar y cambiar de postura y que ha tenido la dignidad de dejar su puesto en la academia.

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¿Quién se cree a estas alturas que la crisis del cine español es por la piratería? ¿Habría que saber las cifras exactas, pero apuesto doble contra sencillo –va por la ministra y su cara de póker- que el porcentaje de películas españolas descargadas es infinitamente menor que el de las estadounideneses, que se lo digan a wikileaks.

El discurso de Camus fue sensato, nostálgico y pesimista. Rindió un homenaje a la profesión e incidió en que el peligro para el cine español viene de fuera, del mercado estadounidense y su distribución despiadada. El presente y el pasado en dos discursos coincidentes en una misma realidad.

Por cierto, la foto de Efe que encabeza este artículo nos parece de una crueldad inaudita, el rebelde De la Iglesia flanquedo por los titulares de la que será la comisión antidescargas, bueno, de propiedad intelectual: Cultura, Industria, Comercio y Turismo y Economía y Hacienda. Sólo nos sobra Pajín, claro que a lo mejor representaba a Presidencia.

A lo que vamos. La gala nos pareció entretenida pero un poco larga, algo tristona y con demasiada presencia de Buenafuente, quien, siguiendo con la broma de los disparos de la anterior, en ésta apareció como un espectro. Tuvo momentos de ingenio en sus monólogos, en los vídeos que se proyectaron y en la presencia de la Sardá y Puigcorbé en la presentación del Goya al mejor director. Destacamos algunos agradecimientos sentidos, entre ellos el de la niña Marina Comas como actriz revelación por Pan Negro, y la presencia de Pascual Maragall al recoger el Goya al mejor documental por la película de Carles Bosch sobre su enfermedad de alzheimer (Bicicleta, cuchara, manzana).

Pero la realización nos pareció un despropósito. Durante el homenaje a los fallecidos este año en muchos momentos se nos mostraba el escenario lleno de luces con las fotos del muerto en tres pantallas –en vez de a toda pantalla- con lo que nos perdimos muchos de los nombres, casi ni el de Berlanga pudimos ver. Demasiados primeros planos de Belén Rueda -que estaba muy guapa, ciertamente-, pocas caras conocidas, y cuando Buenafuente presentó a su madre el plano hacía minutos que estaba con una señora oronda. Para colofón, cuando la voz en off iba a presentar a Camus lo hizo como Federico Lupi.

Agustí Villaronga, ayer domingo, con el Goya al Mejor Director por 'Pa negre'. / V. L. (Efe)

En cuanto a los premios. Pan negro se llevó el gordo en casi todas las categorías principales y la pedrea se la repartieron Balada triste de trompeta, También la lluvia y Buried. La película del genial Agustí Villaronga (El mar, 99.9, Tras el cristal) era nuestra favorita en varias categorías: dirección, película, actriz de reparto (Laia Marull) y actriz revelación (Marina Comas), pero en el resto nos daba un poco igual. Nos alegra que se lo dieran a Nora Navas como mejor actriz, pero preferíamos a Emma Suárez por La mosquitera, y también nos gusta el de Francesc Colomer como actor revelación, pero preferíamos a Juan Carlos Aduviri por También la lluvia.

El premio al mejor actor para Bardem por Biutiful estaba cantado y es muy merecido –lástima que el Bafta se lo robase anoche Colin Firth por El discurso del Rey -, lo mismo que el de mejor actor de reparto para Karra Elejalde por su doble papel en También la lluvia, en cuya crítica en Cuartopoder.es ya anunciamos sus posibilidades.

Estábamos casi seguros de que a Alex de la Iglesia le iban a dar solo los de peluquería y maquillaje y efectos especiales por Balada triste de trompeta, pero no por venganza de sus compañeros de academia, sino porque es lo que se merece. Y el de mejor guión para Chris Sparling por Buried nos parece un poco exagerado, no así el de mejor montaje, que también recibió. Me quedo con Laverty por También la lluvia e incluso con los escritores de Biutiful.

Los ojos de Julia, El gran Vázquez, Habitación en Roma, Todas las canciones hablan de mí y Tres metros sobre el cielo se fueron con las manos vacías. La mejor película hispanoamericana fue para La vida de los peces (Matías Bize) y la mejor europea para El discurso del Rey, para variar, aunque nosotros nos quedamos con cualquiera de las otras tres nominadas, El escritor, La cinta blanca o Un profeta.

En resumen. Los Goya siguen igual, premiando a una película sobre todas las demás y olvidándose los votantes de que una cosa es una película y otra cada uno de los elementos que la componen. Aunque en este caso era una gran película, nos parece una exageración innecesaria y no por las mismas razones que da La Razón -valga la redundancia, ¿o no?- en sus tendenciosos titular y entradilla de la noticia sobre los premios Goya.  El año que viene más de lo mismo. Esperemos que con mejores cifras y con tan buenas películas como éste.

9 Comments
  1. PABLO says

    Menuda foto, que dice mucho, Alex de la Iglesia y cuatro (4) políticos (Pajín, Sinde, Salgado y Sebastian)… por si no queda claro, la poltizacion de la «cultura», la primera en la frente. Luego Alex de la Iglesia, que grande, se podrá estar de acuerdo con él, o no, pero al menos, aparentemente, se ve un discurso, a lo largo de los últimos meses, que ha ejercido un «reflexión», intentando profundizar, que es más que otros, en esta moda de decir lo primero que uno piensa, y defenderlo a muerte sin ninguna consideración sobre los argumentos, del «otro lado»…. por lo demás de acuerdo con lo de que la mejor pelicula no tiene que ser la mejor «en todo» lo demás…. grande Bardem

  2. ecoylogica says

    Sólo un pequeño comentario: ¿por qué traduce Pá Negre y no Buried?

  3. Pascual Serrano says

    ecoylogica: porque pensaba que el cartel de Buried no estaba traducido, al contrario que el de Pa Negre, pero veo que también lo está. De todas maneras pienso que se deberían traducir ambos carteles, ya sea del inglés o del catalán, y titular sólo en el idioma en el que se distribuya la película, en este caso y dado que escribo desde Madrid, el español o el castellano según atendamos a la concepción lingüística o política de nuestra lengua. Aunque por cierto, yo vi la película en catalán.
    Saludos

  4. hook says

    El profeta flanqueado por los cuatro ladrones.

  5. KING SPINCH says

    Tengo muchos «peros» en contra de los premios, aunque bien empleados que están si sirven para promocionar el cine y dar trabajo a algunos actores (que ni eran tan malos antes del premio ni tan buenos tras el premio).

    La primera pifia. Sigo pensando que es un error dar premios de interpretación a los niños. Se premia la espontaneidad de un niño jugando, no su «trabajo» de interpretación. A lo sumo debiera premiarse al director, por habérselas ingeniado para sacar esa espontaneidad del infante en el instante adecuado para el ojo de la cámara y el momento de la historia, a veces con trucos ingenuos y otras empleando «malévolas manipulaciones» (si no que se sepa con qué artes se hace llorar a algunos niños para rodar la preciosa lágrima), y para más inri con el consentimiento de unos orgullosos padres hambrientos de éxito y pasta.

    ¿Qué pasa después con esos niños premiados? Muchos de ellos (sus padres más que ellos) ya creen que con un Goya bajo el brazo ya está la fábrica montada y que el niño no necesita saber más para triunfar, aplicando la sencilla regla del tres.

    Puede ser que haya progenitores responsables, pero en la mayor parte de los casos se dicen: ¿Cómo se va a apuntar el niño a una escuela de interpretación cuando el muchacho/a tiene más laureles que el profe? ¿Qué le va a enseñar? Si el premio trae además cachés escandalosos, ni os cuento por cuánto se multiplica este efecto.

    Lo dicho, los premios y galardones a los niños, flaco favor les hacen. Que se inventen el «chupachup de oro» al niño-actor más espabilado, o natural, o algo así, no un señor Goya al mismo nivel que los méritos de un actor adulto, que entrega todo su ser con todas las consecuencias.

    Aparte de esto nos encontramos con otra perversión de los galardones, que es que no siempre se entregan al mejor ACTOR sino al mejor PERSONAJE. Hay personajes que lucen como un diamante al sol con poco que hagas, y otros que te partes el espinazo pero el mérito se pierde entre el barro.

    Un último sesgo de los premios. Para hacer justicia, hay años que deberían considerarse desiertos, y otros que deberían otrorgarse a varios trabajos de calidad a la vez. Todo lo que no sea así, no es justo.

  6. MULTIVAC says

    Sr King Spinch, totalmente de acuerdo con lo que usted dice respecto a los niños/actores. Respecto al mejor actor y personaje, no estoy del todo de acuerdo, es cierto que a veces el Personaje, ya da el premio de por si, pero tenemos ejemplos de buenos Personajes, estropeados por la interpretación. Es como en la Universidad/Instituto, cuando el profesor decía a prinicipio, están ustedes todos aprobados, ahora depende de ustedes mantener el aprobado… Incluso dignificar un buen personaje es complicado (como ejemplo, en mi opinion personal, tenemos la pelicula comentada anteriormenet aquí, el contraste interpretativo entre Wahlberg y Bale en The Fighter, cuando ambos personajes dan mucho de si)

  7. krollian says

    La foto que encabeza esta entrada da miedo. De verdad…

    La clase política a lo suyo y la sociedad española un poco más analfabeta cada día. Asi es más fácil su manejo, por Dios…

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