El saqueo de la sanidad pública

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Varios centenares de MIR de ocho grandes hospitales catalanes se manifestaron la semana pasada por las calles del centro de Barcelona para protestar contra los recortes presupuestarios. / Toni Albir (Efe)

Habrá quien haya tenido la suerte de no haber pisado un hospital en su vida, pero muchos de nosotros conocemos ese olorcito característico de la asepsia y los medicamentos mezclados con el aroma de la pescadilla hervida. Las noches en vela por el dolor o la administración de medicinas, los madrugones, la limpieza de la habitación, el frugal desayuno, la visita médica, la de la familia, las largas y aburridas tardes por las que se agradece la cena temprana, la noche otra vez, a veces amenazadora, a veces sosegada.

Me cuento entre los que han pasado días en el hospital, padeciendo las miserias de la condición mortal y también el consuelo del trato profesional y amable de la mayor parte de las personas que me atendían. He sentido gratitud hacia esas personas y satisfacción y orgullo por el ejemplar funcionamiento de un sistema de salud que los españoles llevamos mucho tiempo construyendo, a veces con mucho esfuerzo y siempre con nuestro dinerito.

Desde hace años, cuando en RNE dedicaba programas enteros a la defensa de la sanidad pública, con ayuda de guerreros infatigables como Marciano Sánchez Bayle,  Consuelo Ruiz-Jarabo, Carmen Sáez Buenaventura y tantos otros, siento profundamente la necesidad moral de unirme a las filas de los que protestan, acusan, proclaman, defienden, se juegan el sueldo, el trabajo, el tipo por mantener la llama de la alerta encendida: ojo, que estos van a terminar con nuestro tesoro. Estos y los otros, por cierto. En esos lejanos programas de radio de los que hablo, las denuncias iban contra los que entonces mandaban, los gobiernos de Felipe.

Dejo fuera el drama de los trabajadores de los hospitales, de médicos a limpiadores, de enfermeros a auxiliares, porque el auténtico drama es el de permitir que tenga éxito el plan de terminar con la sanidad pública –algo que ha costado tantos años y esfuerzos levantar, desde el franquismo hasta hoy- lo que servirá para que el gran negocio de la salud siga engordando carteras privadas. No sólo va a costar dinero y lágrimas, va a costar vidas humanas: las de los que no serán operados a tiempo, atendidos a tiempo, diagnosticados a tiempo. Si no, al tiempo.

Donde este proceso es más descarado es en Cataluña. Un paseo por Barcelona, especialmente, en barrios como Sarriá o la subida al Tibidabo, exhibe la proliferación de cientos de clínicas, institutos, laboratorios, dispensarios y todo tipo de hospitales-hoteles privados. Desde el laboratorio más sofisticado, donde una prueba puede costar 1.400 euros (supongo que las habrá más caras), hasta el antiguo hotel Hilton convertido en hospital de Barcelona. Gente de toda Europa llega a la capital condal a hacerse ver los ojos o los riñones, revisarse los bajos o mirarse por ecografías o gammagrafías, a cambio de un desembolso sustancial o vía seguros médicos privados.

¿Por qué demonios iba la Generalitat –menos aún en manos de Mas, y perdonen la gracieta- a dejar que la asistencia pública siga funcionando bien si el negocio puede quintuplicarse? A peor asistencia pública mayor brillo del negocio privado. Así lo han visto los sanitarios levantados en la protesta que invitan a la gente a sumarse en la defensa de la salud de los españoles con cierto desaliento, ya que la sociedad española adolece de adormecimiento crónico en esta materia, no sé por qué.

Cuando se produce un error en una clínica privada casi nadie pone una demanda. Cuando ocurre en un hospital, los titulares más groseros acaparan los periódicos, sistemáticamente. La sociedad española ataca fácilmente su propio patrimonio y acalla los abusos del negocio privado. Algo ha fallado en el diseño de su conciencia. Peor para todos nosotros.

En tiempos de manifiestos, libelos, panfletos y comunicados como estos que preceden a las elecciones, entre las aburridas y cínicas declaraciones de los candidatos destacados, más vale que nos desabrochemos las orejas para evitar que abusen tan fácilmente de nosotros. Digo.

 

4 Comments
  1. maria says

    Qué bien lo has dicho Elvira, lo que nos ha costado construirlo desde el franquismo hasta aquí, al final será la democracia la que acabe con su mayor logro, sanidad y educación privadas, no lo permitamos

  2. ccooarea5 says

    Juan Antonio Molero Cid, jefe de comisiones obreras CCOO area 4 del Hospital Ramon y Cajal condenado por agredir a una mujer,
    facultativa de 63 años, que necesito atencion medica urgente tras la brutal agresion.

    La condena en firme esta en el boletin oficial de la comunidad de Madrid http://www.bocm.es/boletin/CM_Orden_BOCM/2013/01/04/BOCM-20130104-84,0.PDF
    Ves la pagina 160 para verlo.

    Eso si que es luchar por la sanidad publica. Claro, no se atrevia con gente de su tamaño. Que valiente.

  3. cosas como son says

    El comentario de quien se autodenomina CCOOarea5, sobre Juan Antonio Molero Cid, es completamente falso. Lucia Cobo (CSIT-UP), la falsamente agredida, fabricó esta denuncia para utilizarla electoralmente en las lecciones sindicales de 2011. Esta pendiente de resolución judicial definitiva. Las imagenes estan gravadas. Cuesta menos calumniar que demostrar la verdad.

  4. juanantoniomolerocid says

    La Sanidad de Madrid, la mas privatizada de España La Comunidad de Madrid es la que hoy la que mayor porcentaje de privatización sanitaria tiene, superando incluso a la de Cataluña. Este es una de las conclusiones del Observatorio Madrileño de Salud, en el que se integran más de cincuenta entidades y organizaciones (ayuntamientos, asociaciones, sindicatos y entidades sociales). Este es el resultado de las políticas del Gobierno de la Comunidad de Madrid que ha persistido en las privatizaciones de servicios importantes que antes eran de propiedad pública y que han ido entregando a empresas y entidades con ánimo de lucro como en el caso de la Lavandería de Mejorada y la extracción periférica de sangre, cedida a Cruz Roja. Igualmente persisten las derivaciones a centros privados que han supuesto hasta el 58,7% de las intervenciones quirúrgicas y el 76,4% de las pruebas diagnósticas. Todo ello ha supuesto la infrautilización de los centros públicos. Siendo una realidad que las movilizaciones de ciudadanos y trabajadores sanitarios han ganado importantes batallas, paralizando la privatización de seis hospitales, que se ha consolidado jurídicamente, el Gobierno de la Comunidad de Madrid no han renunciado a seguir persistiendo en la misma política. Ahora, simplemente de forma menos visible y ostentosa. La realidad es que falta un año para las elecciones autonómicas, y todas las actuaciones del Gobierno de Madrid estarán dirigidas a maquillar tanto lo realizado hasta ahora como sus intenciones futuras, de persistir en la privatización, con gestos y discursos engañosos. Ténganse en cuenta los proyectos de privatización de la Incapacidad Temporal para FREMAP, la regulación de las Unidades de Gestión Clínica con la complicidad del Ministerio de Sanidad, la situación de las urgencias, listas de espera, derivaciones…. El peligro continua. Juan Antonio Molero Cid

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