Matones británicos y buena música

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En principio esta película cuenta con buenos ingredientes: unos actores conocidos (Colin Farrell y Keira Knightley), una exitosa novela en la que está basada y un director que dio el pelotazo hace unos años como guionista de Infiltrados, la historia que hizo rendirse por fin a la academia de cine de Hollywood a los pies de Scorsese. Pero ello no es suficiente si no se cumplen las expectativas y puede volverse en su contra. Esto es un poco lo que sucede a London Boulevard.

Es una cinta entretenida, con una historia ágil, interesante y respetuosa con las reglas del género de cine de gánsters, buenas interpretaciones, sobre todo de Farrell y algún secundario, y tiene esa particularidad de las producciones irlandesas y británicas –estoy pensando en Intermission, ya que la protagonizó también Farrell- en la que bajo el sonido de una música vanguardista los barrios húmedos, grises y pobres de sus ciudades, con sus colegas desde la infancia curtidos en peleas de calle y sus pubs con pintas espumosas antes llenos de humo forman parte del atrezzo y de la trama.

En London boulevard Colin Farrell interpreta a un macarrilla que sale de la cárcel tras cumplir condena de tres años por agresión con el firme propósito de abandonar la delincuencia y caminar por el lado brillante de la vida. Sin embargo el pasado siempre vuelve y le va a resultar bastante difícil, a pesar de que encuentra un trabajo como jardinero y protector de una famosa, joven y obsesiva actriz que vive recluida en su mansión londinense por miedo a los paparazzis y la fama (Keira Knigthley).

Como decíamos antes la película es entretenida, lo suficiente para verla en vídeo un domingo por la tarde en casa con la mantita de Ikea abrazado a su pareja quien la tenga o saboreando una cerveza quien le guste, pero no tanto como para gastarse en la entrada ocho dineuros, que diría un amigo, a no ser que te sobren o te apasione el cine de gánsters británico.

Creemos que a William Monahan, director y guionista, no se le ha dado tan bien adaptar la novela de Bruen como se le dio hacerlo con la película Juego sucio para Infiltrados. Tiene cosas que nos gustan mucho, pero son accesorias y en cierta manera inconexas con el argumento, por ejemplo el excéntrico personaje de Thewlis, y otras que directamente no las entendemos porque o se han quedado en nada, como la historia de amor de los protagonistas, que tienen menos química que Kevin Kostner y Whitney Houston en El Guardaespaldas, o que solo vienen a cuento para resolver tramas de guión, como el personaje del mendigo o de la hermana del protagonista.

La ex pirata del caribe sigue con su repertorio de gestos impostados y amaneramiento juvenil, y agradecemos el esfuerzo interpretativo de Farrell para disimular su cara de chico bueno –un George Clooney en versión inocente-, por ello sobre todo nos gustan los actores secundarios de la escuela británica, verdadero filón interpretativo (Ben Chaplin, como el amigo; David Thewlis, como asistente de la actriz y conocido como el profesor bueno de Harry Potter, y Ray Winstone, el mafioso), y por encima de todo la estupenda banda sonora de Sergio Pizzorno, con música de su grupo, Kasabian, y The Yardbirds, entre otros.

2 Comments
  1. Eulalio says

    .

  2. gatita mala says

    No le veo la gracia a ninguno de los dos protagonistas, y muy bien tenías que haber puesto la peli para que me animara a verla, así que sigo confirmando mi ausencia, incluso con la mantita de IKEA… Me sorprende que hables de «esfuezo interpretativo» de Farrel, cuya cara lo encasilla y condena a papeles de eterno macarra que se resiste a envejecer, y que más quisiera parecerse a la etiqueta del traje de «Emidio Tucci» de Clooney… Lo que nos cuesta creer son sus papeles de buen chico, que son bastante escasos, porque desde luego no lo parece. En cuanto a la Knigthley, totalmente de acuerdo contigo, si alguna vez consigue cambiar esa cara de susto y consternación de actriz cursi hasta el extremo, no tendré problema en admitir que, además de seductora, es buena actriz.

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