Anton Reixa, un presidente para el pacto

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Antón Reixa, ayer, tras votar en la mesa electoral de Santiago de Compostela. / Xoan Rey

En las elecciones celebradas ayer en la SGAE y cuyo escrutinio definitivo se ha dado a conocer hace escasas horas, ha ganado por mayoría , aunque no absoluta como se especuló de madrugada, la formación AUNIR, presidida por Antón Reixa, lo que le otorgaría la mayoría de los puestos, 14 de los 39 totales, en la nueva Junta que tendrá que elegir presidente la primera semana de mayo. Dos de los tres colegios, faltaba el llamado pequeño derecho, han otorgado la confianza a AUNIR, por lo que es seguro que Antón Reixa se convierta en el presidente de la SGAE, una presidencia que tiene por misión una refundación de la institución cultural más desprestigiada de nuestro país desde que a su anterior mandatario se le acusó de irregularidades y de desviar dinero a empresas relacionadas con la SGAE.

La formación liderada por José Miguel Fernández Sastrón, ha conseguido 9 puestos; la de Jaume Sisa, 6 sillones, y la de Iván García Pelayo, a quién muchos relacionaban con la sombra oculta de Teddy Bautista, sólo ha conseguido un voto, por lo que la idea del pacto se convierte en la única viable y, por lo demás, deseable.

La verdad es que había mucha expectación desde que el día 26, a primeras horas de la mañana, en la propia sede de la SGAE, en el Palacio Longoria, y en las mesas habilitadas en Barcelona, Santiago, Valencia, Sevilla y Bilbao, con más de 21.000 socios, 12.000 más que en la anterior convocatoria ,con derecho a voto, se diera por fin luz verde para acabar con uno de los sucesos más rocambolescos, dentro de este nuestra rocambolesco país, que han animado la vida nacional desde julio del pasado año, cuando al día siguiente de unas elecciones muy contestadas, la Guardia Civil irrumpiera, en la llamada Operación SAGA, en la sede modernista de la institución y que acabó con la imputación de su presidente, Teddy Bautista, y su posterior despido, también de José Luís Rodríguez Neri, que dirigía varias empresas vinculadas a la SdAE. Desde entonces, parecía que los titulares de los periódicos, la SGAE había pasado de la sección de Cultura a la Portada, referentes a los desplantes de su presidente, tocado casi siempre con un sombrero, sus manejos para no salir por la puerta, haciendo honor a esa tradición nuestra de agarrarse a las patas de la silla con todas las fuerzas de que uno sea capaz , y sus declaraciones de manifiesta prepotencia que nos decía más de las condiciones en que se han manejado muchas instituciones públicas desde la transición que centones de estudios, no hacían más que reflejar, en lo referente a esta institución salpicada antes de rumores acallados y antipatías ciudadanas por su voracidad recaudatoria hasta el punto de convertirse en terror de las peluqueras, el estado en que se sumergía la nación, llena de escándalos, como el caso Gürtell, desde Valencia a Mallorca pasando por Madrid, el escándalo de los ERE andaluces y la imputación, en una trama de corrupción, de Iñaki Urdangarín, yerno del Rey.

La SGAE, hasta entonces modelo de institución por su supuesta buena gestión y poseedora de esa buena imagen que da siempre el brillo del dinero, se convirtió, de la noche a la mañana, en una metáfora del rumbo de la España de la bonanza, que hizo verdad el dicho de que debía ser tonto todo aquel que no pillara. La operación SAGA desveló implicaciones de otras personas muy próximas al presidente, como Caco Senante y Ramoncín. La institución,  a pesar de la pertinaz oposición de los miembros contestarios a la labor de Bautista, que siempre los hubo, estaba tocada. Hacía falta una renovación y ayer se dio el paso definitivo para ello.

La institución es un monstruo de proporciones gigantescas. Por eso ha generado una imaginación de tamaño descomunal producto de su prepotencia. Y como estamos en el país que es la fiesta del ladrillo, a la SGAEle dio también por lo faraónico, hasta llegar a poner su mirada en el magnífico palacio del Infante don Luís en Boadilla del Monte pasando antes por el Palacio de la Músicade la Gran Vía.Hacía falta, pues, recomponer en su justa medida fantasías propias de Dubai. Para ello se convocaron unas elecciones que han culminado en el día de hoy y que han llevado a que un ramillete enorme de candidatos, nada menos que 173, como corresponde a la institución, se presentase a las mismas. Los había de todos los colores y condición, incluso se presentaban candidaturas abiertamente, dicen, manejadas por Teddy Bautista, pero las más proclives a salir eran las de Iván Garcia Pelayo, de CENTRADOS, que representa la continuidad de su anterior presidente, aunque el propio García Pelayo lo niega; la de José Miguel Fernández Sastrón, de DOM, que fue quién más crítico se ha mostrado con las manipulaciones de los anteriores comicios y hasta hoy ha sido el claro favorito para conseguir la mayor parte de los 39 asientos en la Junta Directiva que saldrá de estas elecciones, que ha alabado la labor de Sabino Méndez, el hombre que ha servido de puente para que la institución funcionase hasta el día de hoy, y que parece tener las ideas muy claras respecto al papel que tienen que jugar las nuevas tecnologías en el futuro de la SGAE y, desde luego, poner al día los asuntos financieros; la de Jaume Sisa, de AUTORES MÄS QUE NUNCA, que cree que todo esto de las nuevas tecnologías es una de las muchas maneras en que nos engañamos a nosotros mismos, obviando las cuestiones de fondo, y Antón Reixa, de AUNIR, que aboga por la implantación de unos nuevos valores que huyan de esa tendencia a la opulencia que hasta ahora ha sido la señas de identidad más conocida de la institución.

La composición de la Junta constará de 39 miembros, de los cuales 6 pertenecerán al colegio llamado de gran derecho, que reúne artes escénicas y música clásica; 16 de pequeño derecho, es decir, compositores y letristas; 9 de obras audiovisuales, directores y guionistas y, por último, 8 correspondientes a los editores musicales. El presidente será elegido el día 8 de mayo con los pactos que surjan de la primera reunión que tendrá lugar después de estas elecciones, unas elecciones que se han movido entre el escepticismo de algunos, como Santiago Auserón, que no creen vayan a resolver los problemas de fondo que tiene la institución, al optimismo de Juan Carmona, que se presenta por AUTORES POR EL CAMBIO y que cree en una renovación real de la SGE por conveniencia de todos. La mayoría, la gran mayoría de los votantes, más de 21.000 gracias a la reestructuración que se hizo este año y que amplió considerablemente el número de votantes, en realidad los socios de la SGAE son  algo más de 100.000 pero sólo pueden votar aquellos que tengan voto profesional o voto social, se mostró esperanzado ayer a pie de urnas. Es lo que corresponde: mientras los que se presentan se muestran muy críticos y se tiran a degüello, los miembros silenciosos se resignan a que, por lo menos, las cosas no sigan como hasta ahora. Es la eterna esperanza de los mudos de la historia, en palabras de Walter Benjamin. Esperemos que las cosas cambien para que no todo siga igual. La elección de Anton Reixa deja las puertas abiertas a la esperanza ya que, por lo menos, es una voz nueva y alejada de los círculos de poder del palacio. Muchos así lo creen.

Colofón.- Ni que decir tiene que la prensa rosa anduvo todo el día por la sede del Palacio Longoria. No era para menos. Por la puerta se vio pasar a Santiago Auserón, Lolita, Rosario, José Carlos Plaza, Cristina Rosenvinge, Paco Ortega, Rafa Sánchez, Fino Oyonarte, Ernesto Caballero, Mateo Gil… ¿Y? Al fin y al cabo socios son.

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