Canción triste de Alan Turing

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El matemático y filósofo británico, Alan Turing / Wikipedia

No sé si, pasada la vida, cuando ya ni las cenizas queden de una persona, sirve de algo que los vivos corrijan el mal comportamiento que en vida tuvieron otros con los muertos. Restituir la fama de alguien a quien el Estado maltrató públicamente hace casi 60 años en un civilizado país, como Gran Bretaña.

El caso es que un grupo de científicos, entre los que se encuentra Stephen Hawking, ha pedido otra vez al gobierno británico que conceda el indulto póstumo a la memoria de Alan Turing, brillante científico que contribuyó al nacimiento de la informática  y –según los historiadores- a acelerar el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Alan Turing fue condenado a cadena perpetua por ser homosexual, grave delito en Gran Bretaña hasta el año 1967, que encarceló a gente como Oscar Wilde. A Turing le dieron graciosamente a elegir entre la cárcel o la castración química. El eligió la segunda opción, pero terminó muriendo dos años después, a los 41, en 1954, por cianuro. La versión oficial fue que se trató de un suicidio.

Turing era, en palabras del presidente de la Royal Society, el también científico Paul Nurse, “uno de los matemáticos más brillantes de la era moderna”. En una carta dirigida al premier británico, David Cameron, los científicos insisten:  “Urgimos al primer ministro a perdonar a este héroe británico al que debemos tanto como nación y cuya contribución pionera a la informática sigue siendo pertinente hasta el día de hoy”.

Se da la circunstancia de que el anterior premier, Gordon Brown, llegó a pedir perdón, en 2009, por el trato que el país dio al matemático. Cameron lleva desde febrero de 2012 dándole vueltas a la concesión del indulto. La pregunta que se hace una es ¿por qué tanto pensar en algo que parece un acto de reconocimiento elemental? Quizás pesan todavía los prejuicios victorianos.

Turing fue decisivo en la descodificación de la máquina de guerra alemana Enigma, fundamental en la estrategia bélica teutona. Los historiadores coinciden en que el trabajo del desgraciado matemático permitió anticipar los movimientos y ataques del ejército nazi, lo que contribuyó a que se salvaran miles de vidas. El científico también fue espía, miembro del famoso Quinteto de Cambridge.

Su mente creativa le llevó, al final de su vida, al campo morfogenético, en el que combinó matemática y biología para estudiar las formas de la naturaleza, los patrones biológicos que dibujan las rayas de las cebras o los tigres, por ejemplo. Este trabajo lo mantuvo entretenido desde la fecha de su condena a la castración química -1952- hasta dos años después, cuando decidió acabar con una vida quizás poco satisfactoria emocionalmente.

Sabemos ahora que matemática, física y biología andan trabajando juntas para determinar realidades menos tangibles aún que la informática, de las que a lo mejor un día me animo a contarles algo. Adelanto que la psicología sistémica y hasta la tradicional, especulan con que no hay una sino varias inteligencias en el ser humano y que no todas ellas están ubicadas en las circunvoluciones cerebrales. Claro que no están todos de acuerdo en el asunto, pero de eso se trata: de buscar la mejor respuesta a las preguntas que quedan por hacerse.

Alan Turing era de esa clase de hombres que se hacían preguntas y encontraban brillantes respuestas. Otra clase de hombres, menos creadores, lo empujaron a una muerte prematura. Lástima. Su recuerdo merece un homenaje, aunque se trate de una canción triste, y aquí lo dejo.

2 Comments
  1. paco otero says

    Desde el triangulo rosa del nazismo, las cárceles del parido comunista en Cuba…la ley de vagos y maleantes del franquismo, la homosexualidad entra en la ultima década del siglo XX, sin saber la que le venia encima.
    El grupo mas decadente de la homosexualidad (aclaración, no me refiero al homosexual,no al afeminado;llamado mariquita,no al maricón,no.)me refiero a las mariconas de fanfarria y pandereta de lista de bodas en el corte ingles, a las que demandan salida de armario y ellas se esconden en un nombre ingles !gay!,en las de glamour, en las televisivas, en la que sin la mas mínima reflexión celebran la salida de las cloacas y el gueto en esperpénticas carrozas, las que hasta ayer mismo y todavía hoy no se atreven a usar en la vida cotidiana el nombre de MARICÓN.

    «La canción triste de Alan Turing sonara desgraciadamente en España por mucho tiempo»
    Recomiendo leer la Oda a Walt Whitman de Lorca.

  2. paco otero says

    perdón..añadir. Ese grupo al que me he referido, son los que hacen que «La canción………………»

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