República Democrática del Congo: viaje al escenario del dolor

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Ofelia de Pablo y Javier Zurita (Texto y fotos ©)

Congolese CSI
Chantelle, durante una de sus prácticas de antropología forense en una simulación de fosa común, en Goma (RDC).

Chantelle está preparando el desayuno para sus siete hijos en su humilde casa de un barrio de Goma, al Este de Congo, muy cerca de la frontera con Ruanda. Firme y decidida se coloca su gorra de oficial de policía y sale a la calle. El barrio parece el escenario de una película rodada en el infierno: miles de rocas desprendidas por la erupción del volcán Nyiragongo salpican las calles de la ciudad entre las humildes chabolas. No hay dinero para eliminar las enormes toneladas de ceniza y piedra que cayeron en el 2002 forzando a 450.000 personas a abandonar la ciudad. La erupción pasó literalmente por encima de Goma y sus restos lo inundan todo pero sus habitantes retornaron y se han acostumbrado a vivir entre la lava.

Para Chantelle, este paisaje de desolación forma parte de su vida, “es un reflejo del estado de nuestro país, la muerte y la destrucción a cada paso”, dice. Y es que la República Democrática del Congo (RDC) es uno de los lugares del planeta con más muertos esparcidos por el territorio. Más de cinco millones de cadáveres se encuentran diseminados en fosas comunes esperando poder ser devueltos a sus familiares producto de las guerras y ejecuciones sistemáticas llevadas a cabo durante más de diez años en diferentes conflictos. Hasta ahora nadie en el país estaba capacitado para hacerlo pero por fin llega el último día de entrenamiento del nuevo equipo CSI íntegramente congoleño. Chantelle mañana va a convertirse en una de las primeras mujeres técnicas forenses en la historia de su país.

Seguimos a Chantelle al entrenamiento forense impartido en Goma por el Equipo Peruano de Antropología Forense EPAF, dirigido por José Pablo Baraybar. Frente a un simulado escenario de una masacre, Wivine Mwendo, capitán de la policía congoleña en Goma, espera a Chantelle, hoy su compañera de prácticas. Ellas saben que está haciendo historia junto a un equipo de treinta policías y militares que voluntariamente han dado el paso para formarse. Frente a ellas varias fosas comunes simuladas imitan casos reales de personas asesinadas y enterradas. Todo el equipo de los que serán los nuevos CSI se ponen manos a la obra. Durante el entrenamiento, el reputado antropólogo forense José Pablo Baraybar, conocido mundialmente por el caso de Srebrenica (Bosnia-Herzegovina), destaca la importancia de formar a equipos forenses en países del tercer mundo: “ellos tienen que poder investigar a sus propios muertos. Para los países pobres es muy difícil asumir el coste de un equipo forense que venga de fuera a trabajar en la investigación. De esta forma los nuevos CSI tendrán la oportunidad de hacer justicia en su propio país”.

La finalización de la formación de los primeros investigadores forenses de la historia la RDC coincide con la publicación de un informe de la ONU en el que se registran testimonios como este: “Exterminaron a miles de hutus cortándoles la cabeza y arrojando sus cuerpos a las letrinas” –afirma Jean Paul, uno de los testigos de las ejecuciones. “No importaba ni su edad, ni su género, los mataron a todos y sus cuerpos aun están ahí –señalando a los agujeros de las letrinas- amontonados a la espera de un entierro digno”. La ONU acusa en el informe a las tropas de Ruanda de posible genocidio contra los hutus. Según los testimonios, con la excusa de perseguir a los culpables de la matanza del 94 en Ruanda, las tropas ruandesas (dirigidas por su presidente, Paul Kagame) entraron en Congo y ayudados por el AFDL, las fuerzas del presidente Laurent Kabila del Congo, asesinaron en el periodo de 1993 a 2003 a cientos de miles de hutus civiles.

Por fin en la RDC todas estas víctimas ya tienen un equipo formado para encontrar evidencias y poder hallar a los culpables. Solo falta que el Gobierno autorice por fin a desvelar los terribles secretos que esconde una tierra maldita por el ‘coltán’, llena de gente que solo quiere tener un futuro.

“Pero este proyecto es solo el principio”, destaca Baraybar. El equipo del EPAF formará próximamente forenses en Somalilandia, lo ha hecho ya en Nepal, Filipinas, Chile –entre otros-. En palabras del antropólogo forense, “esto puede ser la luz al final del túnel de muerte y destrucción para muchos países que hasta ahora no han tenido la oportunidad de investigar a sus propios muertos”.

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