MediaLab-Prado: ¿se va a quedar sin casa uno de los proyectos mejores de Europa?

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Medialab Prado
Imagen de la remodelada Serrería Belga, sede de Medialab Prado. / Miguel de Guzmán (imagensubliminal.com)

Fuera de España, MediaLab-Prado (MLP) es reconocido como un laboratorio de cultura digital, que trabaja por mejorar la vida y las condiciones de las personas, como ya hemos contado en cuartopoder.es recientemente.  Sabíamos ya entonces que estaban en marcha negociaciones en el Ayuntamiento de Madrid, que estudiaba seriamente la forma de ceder el edificio de la antigua Serrería Belga, de la calle Alameda, a Telefónica.

La recuperación de la Serrería Belga fue un trabajo pensado exprofeso para el Medialab, de ahí el muro digital, las disposiciones de las salas, los elementos distribuidos a propósito y muchos etcéteras. Hasta hace unos días no se ha conocido el nombre del nuevo director de Medialab, responsabilidad que ha recaído sobre Marcos García, gestor cultural y alma del laboratorio.

Para los que van descubriéndolo, MediaLab-Prado es un milagro que ocurrió en Madrid hace diez años, por las ideas de un grupo de amigos, en parte liderados por Juan Carrete, para desarrollar ideas innovadoras y necesarias en la sociedad cada vez más abierta, y también amenazadora, que vivimos. Una institución clave para el desarrollo de la cultura digital que propicia la generación de conocimiento y apoya los proyectos de creación en colaboración.

Y ahora, ¿qué? ¿Se acabó el sueño de sorprender a los que se creen por encima –con razón y presupuesto, por otra parte- en materia de innovación? Los milagros se desinflan cuando se cruza en su camino el dinero, el negocio redondo o quizá el deseo de satisfacer aspiraciones propias y ajenas.

Los usuarios de MLP no se resignan a aguantar lo que caiga. Quieren decirle a todo el mundo que se pierde mucho. Han organizado grupos de Google y dan caña a través de su Twitter, @savethelab.org, además de andar recabando apoyo dentro y fuera de España. Dejan para más adelante una petición online, cuando el público en general esté mejor informado de lo que se cuece en las paredes del MLP.

Aunque no exclusivamente, la mayor parte de los que acuden a MLP es gente joven, cargada de ideas y con ganas de exponerlas y desarrollarlas, de aprender y de poner en marcha proyectos que beneficien al procomún. Muchos de ellos son informáticos, expertos en lenguaje 2.0, programadores, hackers en general, pero también hay filósofos, sociólogos, abogados, periodistas, organizaciones… Por ejemplo, se está impartiendo un curso sobre “Comunicación, cultura y ciudadanía digitales” a cargo de la Universidad Rey Juan Carlos.

Se organizan grupos de trabajo como el llamado La Serrería, para profundizar en temas como el de Periodismo de datos,  que se pondrá en marcha el 22 al 27 de abril, en Madrid y Barcelona, simultáneamente. O dilucidar qué intríngulis encierra una “energía oscura” que no tiene que ver con la teoría física sino con problemas que nos afectan más de cerca, y tantas cosas más que nos incumben como personas enroladas en la travesía del siglo XXI.

En MLP se puede asistir a una conferencia impartida por la gurú más brillante de la materia que se trate o aprender a hacer calceta artística. Depende. Es gratis. La gente tiene ahí un templo de vida y pensamiento gratis, cuyos contenidos son creados y propuestos por la gente misma. Up with people, decía una canción bastante ñoña de hace siglos. A ver si ese va a ser el problema.

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