Feria del Libro 2015: traspasados por la esperanza

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Imagen de la Feria del Libro de Madrid en su edición del año pasado. / Fernando Alvarado (Efe)

Durante generaciones, el mundo de la edición en España tuvo siempre un carácter voluntarista, muchas veces titánico. De ahí que, a pesar de las cifras, que no son nada halagüeñas, aunque tampoco apocalípticas, los editores sigan pensando que, poco a poco, pueden conseguir remontar, aunque muchos sepan de antemano que nunca se llegará a tener la posición habida hace diez años, sin ir más lejos. La crisis es estructural y, lo que es peor, llena de opacidad: no se vislumbra salida al túnel y, desde luego, no van a ser las nuevas tecnologías las que hagan cruzar el Rubicón ya que las cifras de lecturas de libros digitales aumenta poco a poco pero en un porcentaje tan bajo que es imposible que hagan de palanca para una salida más o menos rápida.

De ahí la actitud encomiable de los responsables de la 74 edición de la Feria del Libro de Madrid, que abre sus puertas desde el 29 de mayo hasta el 14 de junio; una actitud de esperanza, ya que Teodoro Sacristán, director de la Feria, ha hecho del encomio del libro de papel su mejor baza, porque “las tecnologías nos quitan más tiempo”; una esperanza en justa correspondencia con el espíritu del cartel de la misma, obra de Fernando Vicente, que ha arrasado este año porque es el cartel más visto y elogiado en las redes sociales; un cartel que lleva en su seno la flecha del amor al libro y, de paso, un escondido homenaje a Teresa de Cepeda; un cartel que ha huido del gesto conceptual de ediciones anteriores y ha apostado por una estética pop que ha agradado de notable manera al respetable, que es de lo que se trata. Un libro-corazón.

Pero, a pesar de las 3.000 firmas que se esperan acudan a las casetas de la Feria -pero... ¿hay 3000 escritores?-, la esperanza se matiza con una cuidada llamada a la moderación: no es para menos. Según cifras dadas por Pilar Gallego, directora del Gremio de libreros, un colectivo castigado especialmente, las ventas en los últimos cuatro años han bajado un 42%, y a pesar del ligero repunte de Sant Jordi, como han demostrado las cifras oficiales; lo preocupante, según Gallego, y creo que aquí da en la diana, es “ el retroceso en la valoración de la cultura y del libro”, lo que nos lleva a la imagen de la pescadilla que se muerde la cola, pues no es menos cierto que para vender las más de las veces este mundo del libro se asemeja más a un plató inmenso de famoseo trufado de expositores llenos de libros que a otra cosa. Pero la verdad es que, desde sus inicios, la Feria del Libro ha tenido un marcado carácter de vocación de escaparate festivo de compra y encuentro con escritores, que la aleja del planteamiento de la mayoría de las Ferias europeas y americanas, y que ese escaparate de ventas representa casi una cuarta parte de las que se producen durante el resto del año; lo que hace que se salve el sector, y no es exageración.

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Cartel de esta edición, obra de Fernando Vicente.

Esta edición contará con 368 casetas y 471 expositores, ya que existen casetas compartidas, que suponen una llamada a la pervivencia del libro en formato papel, y de hecho para Sacristán el libro tradicional pervivirá junto a la fascinación por las nuevas tecnologías, y como ejemplo se aducen los éxitos, la temporada pasada, de Yo fui a EGB, de Javier Ikaz y Jorge Díaz, y El libro Troll, de El Rubius, que se gestaron en Internet. Pero, para el caso, lo único cierto es que el formato de la Feria se mantiene como en años anteriores, es decir, pregón que abre el evento, esta vez de Dolores Redondo, autora de la Trilogía del Baztán, que reivindicará al libro como hacedor principal de cultura, es decir, firmas de famosos, como María Dueñas, Almudena Grandes y un largo etcétera de otros muchos donde se encuentra nuestro compañero Pascual García Arano, que firmará el domingo 7 de junio, y por otro lado, justo y rendido homenaje a escritores ya muertos o que han pasado a ser parte de la historia literaria, como sucede este año con Ana María Matute o Carmen Martín Gaite, de la que se cmplen 15 años de su muerte, o el poeta José Ángel Valente, o Dámaso Alonso, que hace ya un cuarto de siglo de su fallecimiento, y que ha recibido justo homenaje por parte de la editorial Vitrubio, que acaba de editar sus Poesías Completas en discreto y bello formato.

El apartado Las edades de la lectura está dedicado a los niños, que, una vez más, tendrán lugar preferente en la Feria, esta vez con Elvira Lindo, al igual que los encuentros con escritores, de nuevo serán los lectores los que charlen, departan, discutan con escritores tan dispares como Luis Landero o Javier Marías. Y detrás, el V Centenario de Santa Teresa, que no podía faltar en un evento donde las mujeres, este año, adquieren cierto protagonismo. Teresa de Ávila, tristeza y melancolía no las quiero en casa mía, es el título de una mesa redonda sobre la significación humana y literaria de nuestra escritora mística, que reunirá a Olvido García Valdés, José Luis Pardo y Javier Rodríguez Marcos.

El país invitado este año será Polonia, ya que la ciudad de Wroclaw ha sido elegida ciudad europea de la cultura. Se realizarán actos con la presencia de autores como Adam ZagajewskiAndrzej Sapkowski y Olga Tokarczuk, que son muy poco conocidos entre nosotros, amén de actos lúdicos como los que se refieren a la Luna y que prometen llevar al visitante al mundo de Las mil y una noches en horario ampliado a la noche cuando se produzcan los actos.

Una edición, como todos los años, marcada por la esperanza de remontar una crisis cruel. Nosotros, como todos los años, daremos buena cuenta de los resultados, pero para eso tendremos que esperar a mediados de junio.

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