Vargas Llosa y Rafael Chirbes abren el año literario

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Paris-Austerlitz
Cubierta de 'Paris-Austerlitz', de Rafael Chirbes. / www.anagrama-ed.es

Esto de las editoriales va por trimestres, al contrario que en el mundo de las artes plásticas y de la ópera, donde son capaces de decirte la programación a dos años vista. Así, nos conformaremos con dar al posible lector las novedades en el mundo de la narrativa que nos encontraremos hasta primavera, que es cuando las editoriales echan el resto de cara al verano, con el día de Sant Jordi y Feria del Libro madrileña incluidas, para hacer balance del año.

Nada menos que Mario Vargas Llosa y Rafael Chirbes estrenan novela esta primavera. Vargas Llosa ha escrito una narración, Cinco esquinas (Alfaguara), donde describe el Perú esperpéntico de Fujimori y de Montesinos. Era previsible, ya que aquellos años dan para mucho, incluso para escribir una novela de claro matiz de farsa, y Vargas Llosa siempre ha estado atento desde aquella frase de Zavalita en Conversación en la catedral, "¿Cuándo se jodió el Perú?", a los avatares sociales y políticos de su país. Veremos.

Paris-Austerlitz (Anagrama), es el título de la novela póstuma de Rafael Chirbes, que estaba corrigiendo cuando falleció. Lejos de la temática última que le hizo cosechar gloria, en esta novela Chirbes vuelve a su mundo de lejanas novelas, véase Mimoun, donde la inquietud existencial expresa una realidad sombría, llena de pasión e intereses turbios, a veces inconfesables. Trata el libro de la rememoración, con la España de la Transición de paisaje, de los amores de un pintor homosexual que visita a su viejo amante enfermo. Es novela a la que se tildará de dura porque es etiqueta con la que se resuelven dilemas morales no asumidos y siempre aplazados. También porque el mundillo cultural es comodón.

Reaparece Eduardo Mendicutti en Tusquets con Furias divinas. Es de agradecer, ya que Mendicutti es autor discreto, casi secreto, pero ya va siendo hora de reivindicar una obra, bien es verdad que dispersa, pero muy válida desde aquel El palomo cojo, de buen recuerdo, o Los novios búlgaros. También Antonio Soler (Galaxia Gutenberg) con Apóstoles y asesinos, y José María Guelbenzu (Siruela), con Los poderosos lo quieren todo, reaparecen este año con novelas que hacen honor a su carrera anterior. La de Guelbenzu hace tiempo alejada de su experimentación de lejanos años y centrada ahora en un género, el policial, donde pretende dar cierto aire de novela de misterio británica a un género dominado por el thriller. Marcos Ordoñez se estrena en Asteroide con Juegos reunidos.

Pero la novela latinoamericana nos trae novedades muy importantes, ya que nombres de las nuevas generaciones de escritores publican novelas de extremada calidad: Jorge Volpi, con Las elegidas, al igual que Santiago Roncagliolo, con La noche de los alfileres, o Laura Restrepo, con Pecado, todas publicadas en Alfaguara. Una vez más comprobamos que la narrativa latinoamericana goza de una salud de hierro y salva desde hace tiempo la literatura en español. No nos amilanemos, se trata de la narrativa hecha en 22 países. Ni más ni menos.

John Banville inaugura la sección de narrativa extranjera con La guitarra azul (Alfaguara), y en Anagrama el Nobel Patrick Modiano publica Tres desconocidas, al igual que Claudio Magris en la misma editorial, con No ha lugar. A destacar al irlandés Colm Tolbin con Nora Western, en Lumen, uno de los grandes de la literatura europea actual y autor preterido a favor de otros mucho más deslavazados. De seguro uno de los grandes títulos del trimestre.

Amélie Nothomb, la que fue niña terrible de las letras francesas hace años, publica Pétronille, en Anagrama, la que será, de seguro, una novela digna. Pero dentro de este panorama destacaría, por el desconocimiento que se tiene aquí del autor, Una niña está perdida en el siglo XX, del portugués Gonçalo Tavares, en Seix Barral, uno de los grandes nombres de la literatura lusa, siempre presta a ser reivindicada por su gran calidad y nuestra verdadera asignatura pendiente.

Finalmente, Anagrama publicará un Truman Capote inédito en España, lo que siempre es de agradecer, Relatos tempranos, que trata de una recopilación de cuentos y poemas escritos en su juventud, que tiene trazos de la genialidad de su autor en una tradición aún muy lírica y propia de la literatura sureña, y el debut literario del cineasta David Cronenberg, Consumidos, que despertará, de seguro, la curiosidad de los seguidores de su obra fílmica.

Pero es en la novela policial donde este trimestre se muestra pródigo: Andrea Camilleri, el escritor siciliano creador del inspector Montalbano, publica nueva novela en Salamandra, Una voz en la noche, y en Destino, El caso Santamaría. Donna Leon en Seix Barral continua su saga del inspector veneciano con Las aguas de la eterna juventud, mientras Maurizio di Giovanni −no salimos de Italia− publica Los bastardos de Pizzofalcone, en Reservoir. A destacar una novela china, país que ya gozaba de narraciones policiales en el siglo XIII, El dragón de Shanghai, de Qiu Xiaolong, en Tusquets. Una curiosidad no exenta de sorpresas.

La novela histórica, género que no decae en ventas, nos trae Hay un rey loco en Dinamarca (Siruela), de Darío Fo, dramaturgo que últimamente le ha dado por cultivar el género, y La Guerra de las Dos Rosas, de Conn Iguidden, en Duomo, un panorama un tanto parco en un género que antes nos abrumaba con contundentes best sellers.

Hay más, desde luego, pero el espacio es injusto compañero.

2 Comments
  1. paco otero says

    EL panorama pinta a lo grande esperaremos, gracias de nuevo…

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