El Archivo Histórico Nacional cumple 150 años

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Dibujo de una investigación criminal del siglo XVII
Dibujo adjunto al proceso de investigación judicial de un asesinato (siglo XVII). / AHN

El 28 de marzo de 1866, un Real decreto crea el Archivo Histórico Nacional, uno de los potentes armazones de un estado moderno, del que los investigadores e historiadores aprenden lo que después aprendemos los demás leyendo sus libros. El Archivo anda de cumpleaños, 150 concretamente, por lo que el Ministerio de Cultura ha organizado una serie de actos: visitas guiadas, cursos, conferencias, talleres, exposiciones, etc., relacionados con sus fondos.

En su día, con el Archivo se trató de conservar la enorme cantidad de documentos que dejaron las viejas instituciones de toda índole, finiquitadas cuando se empezó a abordar la modernización de España; uno de tantos intentos. Sólo los fondos de la Inquisición, que tan minuciosamente recogen los procesos y sus detalles, han servido a los historiadores e hispanistas para reconstruir lo que en el mundo viene a llamarse Inquisición Española, como si hubiera sido la única –ni siquiera la más tenebrosa- de las inquisiciones que en Europa ha habido. Sin duda es la mejor documentada, la más moderna, en ese sentido, de ahí que se sepa de ella mucho más que de las otras. A lo que vamos.

Si de cifras se trata, estamos hablando de 8.460 metros cuadrados de depósito, que cobijan más de 200.000 pergaminos, más de 16.000 documentos cartográficos,  más de 13.000 fotografías, sellos de cera medievales, matrices de sellos, objetos diversos, imágenes y registros descriptivos. Rastros para la historia. O para relatos tipo Juego de Tronos o series televisivas del estilo del Ministerio del Tiempo, que resultarían posiblemente más verosímiles que las actuales y seguro que nada aburridas.

Los Decreta de León, por ejemplo, de 1188, el testimonio más antiguo del sistema parlamentario europeo; o El beato de Tábara, del siglo IX, ambos incorporados por UNESCO a su Registro de la Memoria del Mundo, por su alto valor histórico y su relevancia. Pero también el Cartulario de Valpuesta, siglo XII, que, aunque escrito en latín, recoge las primeras anotaciones en castellano, antes que las glosas emilianenses que algunos estudiamos en el Bachillerato.

Especialistas en distintos campos irán impartiendo una serie de conferencias que servirán para explicar los tesoros del Archivo, una vez que José María Lasalle, secretario de Estado de Cultura en funciones, abra el año conmemorativo con una intervención en la sede del Archivo Histórico, de la calle Serrano, de Madrid, en el campus del CSIC, el lunes de Pascua.

Aparte de lo ya reseñado, en el Archivo descansan los planos del primer submarino de propulsión eléctrica, de Isaac Peral, los archivos de la Mesta y las constituciones latinas del Colegio Mayor San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares, de 1510. Cosas que no sé si se pueden encontrar en Google.

En fin, que según fuentes del Ministerio de Cultura, el Archivo nació con vocación de convertirse en “uno de los más importantes y completos depósitos diplomáticos de la Edad Media que existan en Europa”, y a los que fueron sumándose los fondos documentales generados en la Edad Moderna y Contemporánea. Eso le hace merecedor de una visita, por lo menos, aprovechando la efeméride.

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