Qué bonito patearse los museos en verano

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Detalle de 'El carro de heno', de El Bosco. / museodelprado.es

Las anunciadas olas de calor de este año –o sea, el verano en España, en general- empujan a actividades evasivo-disuasorias, tipo cervecita y playa, abanico y zaguán, ducha fría y siesta junto al perro en el suelo; o, ya en plan más vulgar, aire acondicionado con que calentar más la calle y que sufran los pringaos de los peatones. Pero, no, hay mejores alternativas: ver las exposiciones que no se han podido ver y que derrochan belleza en salas de museo fresquitas y –con suerte- silenciosas. Placer monacal.

Empezando en Bilbao, por ejemplo, la propia ciudad, antaño tan poco apetecible, es ahora un lugar largamente paseable. Y aunque la contemplación del Guggenheim desde fuera casi parezca suficiente, cierto es que se cuelgan exposiciones más que interesantes dentro de sus salas. De alguna – como las Celdas de Louise Bourgeois- nos hemos ocupado ya en cuartopoder.es  así que, y hasta el 4 de septiembre, ahora es el momento.  También se pueden ver  las alegres Sombras de Andy Warhol, hasta octubre: esas exploraciones abstractas que el pintor pop realizó a finales de los años 70. Y, no menos atractivas, las pinturas sobre la capital de la vanguardia del momento que creó la Escuela de París, entre 1900 y 1945: Panoramas de la ciudad, que serán visitables hasta octubre.

Pero, imaginemos, por un momento, que el sufrido veraneante se encuentra en Madrid. Visita obligada al Museo por excelencia, donde aún está a tiempo de contemplar las delicias de El Bosco, aprovechando que se conmemoran cinco siglos de su muerte:  las ocho pinturas que hay en España, juntas, más otras aportaciones de fuera. Flipar está al alcance de la mano de cualquiera, por unos cuantos eurillos que, de otra manera, se van en una ración de bravas y una pinta.

A un tiro de zancada queda el Museo Thyssen donde aún hay tiempo de mirar las cosas de Caravaggio, aunque –todo hay que decirlo- decepciona un poco la escasez de lo ofrecido después de tanto bombo y platillo, ¿qué quieren que les diga? A mí me pareció algo pobrete. Pero, ya que estamos aquí y debido a mi afición por el jardín y la huerta, mejor que se dejen caer por las salas de Caillebotte, pintor y jardinero, y  la de nueva instalación de obra permanente del museo, Hortus conclusus, huerto cerrado, donde se constata cómo  han ido los pintores reflejando ese lugar ameno y suculento, el Paraíso perdido, a lo largo de la historia, desde la Edad Media a las creaciones de Monet.

¿Qué tienen en común Cervantes, Ai Weiwei y los Informalistas? Por un lado, que comparten las salas de la Catedral de Cuenca -de hecho, los Informalistas y Cuenca mantienen un largo idilio- y por otro, la búsqueda poética de la libertad. Recomendable.

Para los amantes de la fotografía, la Fundación Mapfre mantiene abiertas, entre otras, dos exposiciones que merecen la pena: en Madrid, Black Box, del japonés Hiroshi Sugimoto y en Barcelona, la del norteamericano, Bruce Davidson, que recorre la sociedad americana del siglo XX con su cámara.

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Chicos nadando, Jávea. Obra de Joaquín Sorolla. / Museo Sorolla (http://agenda.obrasocial.lacaixa.es)

Tampoco pliega la carpeta Caixaforum en las ciudades por donde va enredando con sus actividades, en el mejor de los sentidos, sea dicho. En Gerona, por ejemplo, Sorolla, apuntes en la arena, hasta octubre; el verano seguramente mejor plasmado de la pintura universal.

En Palma de Mallorca, Mujeres de Roma, seductoras, maternales, excesivas, que muestra la representación femenina en la decoración de las villas romanas, en colaboración con el Louvre. En Barcelona, La cuna de la Humanidad recorre los primeros pasos del homo sapiens con la muestra del yacimiento de Tanzania, que se ve aquí por vez primera: un viaje por el impresionante valle del Rift, escenario primigenio de los primeros pasos humanos.

Pero es que en el Museo Picasso de Málaga, dan el gran mural que Jackson Pollock realizó para que la galerista y amiga Peggy Guggenheim decorara el salón de su casa. Total: dos metros de alto por seis de largo, de nada. La casa de la galerista tenía paredes de sobra, en todo caso. La expo cuenta más detalles, más que interesantes, del pintor norteamericano. Además, en el mismo museo, se expone Juegos de ojos, donde se desvela la potencia de la mirada de Picasso en sus obras.

El Museo Lázaro Galdeano expone hasta el 4 de septiembre Años felices en Parque Florido, un relato plástico de la animada vida cultural que rodeó a este mecenas y coleccionista  de arte, en el jardín de su casa de la calle Serrano. Un garbeo histórico por un tiempo feliz, en que cabía más razón para la esperanza. Luego llegaron las guerras que siguen sin marcharse.

Campo cerrado, en el Museo Reina Sofía, estará abierto hasta el 26 de septiembre para explicar cómo era el arte y la cultura en la España del 1939 a 1953. Campo cerrado es el titulo de una novela de Max Aub, sobre los años que precedieron a la Guerra Civil.

La lista no acaba aquí, ni por asomo. La recomendación es mirar en cada ciudad, en cada pueblo: por suerte, hay más ganas y voluntad de cultura que las que aparecen en los despachos oficiales de España. Feliz visita, buen verano.

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