El eterno romanticismo de Venecia

Ofelia de Pablo y Javier Zurita (Texto y fotos ©)

Las desdibujadas siluetas que llenaron de pasión a Monet en sus cuadros parecen emerger como cada atardecer de la Laguna de Venecia. San Marco, el Campanile o el Palacio Ducal son las postales del alma que acuden a la memoria. Hoy las contemplamos desde uno de los mejores oasis que existen para mecer el espíritu: la suite Dogaressa del Palazzo Vendramin en el Belmond Hotel Cipriani, uno de los hoteles más exclusivos del mundo.

Sus imponentes muros del s. XV acogen este rincón paradisíaco donde el tiempo se detiene para hacernos soñar. Y es que el mejor momento de Venecia es sin duda cuando cae la luz y los tonos suaves bañan los palacios asomados a los canales, se cuelan por los puentes o inundan la Plaza de San Marco. Como formando parte de un cuadro de Canalleto nos sumergimos en toda su belleza desde el balcón de nuestra privilegiada atalaya situada en la isla de la Giudecca, a 5 minutos en lancha de la Plaza.

Desde el balcón de la suite, saboreando un bellini, nuestro corazón da un vuelco tal como en su día lo debió hacer el de Lady Di o el de Paul McCartney, quienes también contemplaron desde este cristal la puesta de sol iluminando las perfectas columnas del Palacio Ducal. Un mágico rincón desde donde imaginar al gobernador de Venecia -el Dux- dirigiendo la República o a Casanova huyendo por los laberínticos pasadizos del palacio. Hoy la luz desciende por la fachada filtrando los colores a través de las ventanas de la majestuosa sala del Scudo, donde duermen entre otros el mapa de las Tierras Desconocidas de los Comedores de Hombres que un día trajo Marco Polo.

Guía práctica:

Dónde: Hotel Belmond Cipriani

Cómo llegar: iberia.com ofrece vuelos a Venecia desde 135€ i/v