‘30 Monedas’: lo nuevo de Álex De la Iglesia, ¿será la mejor serie española de 2020?

Desde que debutó con su cortometraje en blanco y negro Mirindas asesinas, el bilbaíno Álex de la Iglesia no ha parado de rodar. En contraste con otros colegas, es un cineasta con una capacidad envidiable para seguir en activo incluso en su reciente faceta de productor con títulos como 70 binladens, En las estrellas, Errementari, Pieles, Los héroes del mal o Musarañas. Hay años en los que ha estrenado hasta dos trabajos. En 2008, por ejemplo, estrenó la floja Los crímenes de Oxford y su primera, y fallida, serie de televisión: Plutón BRB Nero. En 2017 estrenó el taquillazo Perfectos desconocidos y también la estupenda El bar, que ya comentamos en cuartopoder.

De la Iglesia es un realizador técnicamente lustroso, aunque muy irregular y que suele tender, junto a su amigo y coguionista Jorge Guerricaechevarría, a lo grueso, a historias ramplonas y efectistas. Es el caso de casi todo su cine: Perdita Durango, Muertos de risa, 800 balas, Crimen Ferpecto, Balada tiste de trompeta, La chispa de la vida, Mi gran noche… todas partieron de una idea muy original que acabó convirtiéndose en una astracanada pueril con final precipitado y chusco.

El mejor Álex de la Iglesia es, con mucha diferencia, El día de la Bestia, una película que dejó al cine español patas arriba, un film que lo modernizó, que lo metió en otra liga, un film fabulosamente rodado y que hoy sigue siendo una de las más tronchantes comedias que se han hecho en España. Con El día de la Bestia De la Iglesia demostró que tenía un mundo propio y la vez popular y comercial, del gusto de los espectadores.

Su serie para HBO, 30 Monedas, está ambientada miles de años después de que Judas traicione a Jesucristo. Una de esas monedas aparece en un pueblo remoto de España, en el que nace un bebé del vientre de una vaca. A partir de ese nacimiento contra natura, una serie de fuerzas sobrenaturales amenazarán la tranquilidad del pueblo y de mismísima la raza humana.

Exiliado en la parroquia de esta comarca también vive el padre Vergara, exorcista, boxeador y ex convicto. Vergara huye de algo que parece haber venido a reencontrase con él. Paco, un alcalde bastante bruto y cándido, y Elena, una veterinaria de armas tomar, tratarán de desvelar los secretos del pasado de Vergara y de la misteriosa moneda.

El resultado del primer episodio de la serie es brillante y entretenidísimo. Sin tener demasiada profundidad (por supuesto no tiene ni la clase, ni la enjuncia teológica de El exorcista), es buen cine de terror, un gran divertimento con un ritmo magnífico, carece de tiempos muertos. Como se suele decir coloquialmente, 30 Monedas va como un tiro.

Con su segunda serie para la televisión, De la Iglesia regresa a lo paranormal y demoníaco tras El día de la Bestia y Las brujas de Zugarramurdi, otra película con un arranque magnífico y otro desenlace lamentable y final chapucero. En esta ocasión regresa a una mezcla de humor y horror, pero el terror es el ingrediente principal.

En su inicio, la serie empieza con algún brochazo de humor, sobre todo con el alcalde tartamudo y tontorrón y con el uso de actores cómicos que relacionamos con la comedia como Carmen Machi, Pepón Nieto, Macarena Gómez o Paco Tous. Pero no, la serie no es una broma y se toma las cosas del terror bastante en serio. Y te mantiene pegado a la pantalla, algo que es muy de gradecer porque, por fin, nuestra ficción televisiva vuelve a apostar por el terror. Atrás, muy atrás, queda aquel Chicho Ibáñez Serrador y sus Historias para no dormir, formato que De la Iglesia retomó en 2009 con el episodio La habitación del niño.

Y, claro, uno se hace la inevitable pregunta: ¿cómo es posible que en España cueste tanto producir y emitir series de terror de enjundia? ¿Cómo es posible que siendo un género tan tremendamente popular, la televisión española lo haya despreciado y se haya conformado con los habituales truños a los que nos tienen acostumbrados?

No solo la apuesta por el género de terror es admirable, además la factura de 30 Monedas es encomiable. En televisión nunca se había hecho una apuesta por el terror con semejante presupuesto y calidad técnica. La producción es notable (De la Iglesia produce con su empresa Pokeepsie Films, que dirige junto a su mujer Carolina Bang), la fotografía de Pablo Rosso es poderosa y la música de Roque Baños muy eficaz. Y los efectos especiales son elegantes y admirables, en ningún momento cutres.

En cuanto a las referencias de las que se han valido De la Iglesia y Guerricaechevarría, se intuyen evidentes guiños a El exorcista (los flashbacks al pasado del boxeador exorcista), a El resplandor (la brutal secuencia del confesionario, magníficamente rodada), La niebla (ese bicho que vamos intuyendo en la lejanía de una carretera) y hasta Alien, con esa casa en la que las víctimas cuelgan embutidas del techo.

Además, siendo una serie de HBO veremos 30 Monedas como nos dé la gana: o un nuevo episodio a partir de cada domingo (generando una estupenda expectación) o toda entera cuando se emita el capítulo ocho, como fue el caso de la fallida serie Patria. Se agradece que HBO apueste por dosificar y no empachar y saturar la oferta de series, como hacen otras plataformas.

Lo peor: poca cosa, quizás que la serie se quede en mero entretenimiento, algo loable en estos tiempos, y Miguel Ángel Silvestre, actor bastante limitado y que recuerda al Mario Casas en Las Brujas de Zugarramurdi. Y Mario Casas es mejor actor que él.

Lo mejor: Megan Montaner (la más entregada del reparto con diferencia), el siempre estupendo Eduard Fernández y Carmen Machi en un registro nuevo y potente.

Es pronto para dar un veredicto sobre una de las series más esperadas del año, pero si el nivel se mantiene (veo complicado mantener el fabuloso ritmo del arranque) y De la Iglesia y Guerricaechevarría no la vuelven a cagar al final, 30 Monedas puede ser la mejor serie española del 2020.