Ricardo García Vilanova: “La población civil es en la que se ceba siempre el horror de los conflictos”

  • “Han desaparecido como Estado, pero como proyecto no va a desaparecer porque, lamentablemente, es un grupo terrorista con mucha presencia, que ha conseguido transmitir su mensaje de odio”, advierte el reportero gráfico sobre el ISIS

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Enseguida me di cuenta de las nefastas consecuencias de la llegada de ISIS a Alepo. Lo primero que intentaron hacer fue cuestionar la Revolución siria, nuestros símbolos, nuestros gestos y nuestra forma de vivir. Para ellos éramos apóstatas, ellos eran los únicos elegidos para representar el islam”. Estas palabras corresponden al doctor sirio, Yasser Darwish, un superviviente del horror que asola a su país desde hace ya casi una década.

Primero fue encarcelado y torturado bajo custodia del régimen de Bashar Al Asad. Después fue perseguido por el autoproclamado Estado Islámico. Ese fue el precio que tuvo que pagar por hacer tangible su mayor propósito: aliviar y curar el sufrimiento de su gente.

El testimonio de este superviviente se encuentra entre una de las páginas del fotolibro, Fade To Black. Ascenso y caída del Califato del ISIS 2011_2019 Siria, Iraq y Libia (Blume, 2019), obra del reportero gráfico Ricardo García Vilanova. Un título que en español se traduce como Fundido a Negro y que se lo debe al doctor Darwish.

Él me decía cómo la llegada del ISIS lo tiñó todo de negro”, explica el fotorreportero, quien, a su vez, refuerza esta idea matriz en la “metáfora de lo que es y representa el Estado Islámico. Ese proyecto determinado como negro, oscuro y horroroso que se va desvaneciendo a lo largo de los años”.

Cerca de 80 imágenes, nueve años y tres escenarios: Siria, Irak y Libia. Todo ello enmarcado en este libro que, como define el respetado periodista Gervasio Sánchez en el prólogo, se trata de “un trabajo documental de referencia mundial para quien quiera entender lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en la delgada línea entre la vida y la muerte”. Una labor que, además, tiene el valor añadido de materializarse pese a la precariedad que persigue a tantos periodistas y fotoperiodistas freelance dedicados a la cobertura de conflicto y de la que él no escapa.

Fotografía, tomada por García Vilanova, que forma parte de su último trabajo. / Ricardo García Vilanova

Pero también es un reconocimiento a las miles de vidas atrapadas en este dantesco vacío que cava lo bélico. “He intentado centrar el trabajo en todo lo que envuelve a la guerra, especialmente en la población civil, que es el colectivo más desprotegido y en el que se ceba siempre el horror de los conflictos”, explica el fotoperiodista.

Y, para constatarlo, basta con sumergirse en las primeras páginas del libro, donde se pueden apreciar los dibujos de algunos niños y niñas sirias que trazan, desde la sombra de Bashar Al Asad evocando a El Grito de Munch, hasta una escena de decapitación del Estado Islámico en el campamento de refugiados de Suruç, en la frontera con Siria. A partir de ahí se desata todo un recorrido fotográfico por los entresijos de Siria, Iraq y Libia, azotados por la violencia en los últimos años.

Fotografía, tomada por García Vilanova, que forma parte de su último trabajo. / Ricardo García Vilanova

Para llegar a ello, García Vilanova se ha adentrado en numerosas ocasiones, tanto en la primera línea del frente, como en la vida cotidiana de la gente cercada por el fuego. Un horror que él ha vivido muy de cerca. Y es que, en 2013 fue secuestrado junto al periodista Javier Espinosa. Ambos fueron liberados 194 días de cautiverio bajo las garras del Estado Islámico, pocos meses antes de que el mundo asistiera conmocionado a la barbarie que el grupo terrorista quiso propagar difundiendo la decapitación del, también fotoperiodista, James Foley en verano de 2014.

Precisamente, con el propósito de “desmitificar” a “esos tipos que se supone que eran la élite de lo que fue el proyecto del ISIS y que, en un momento determinado, optan por sobrevivir a cualquier precio”, García Vilanova se desplaza hasta la prisión en la que se encuentran encerrados Alexanda Kotey y El Shafee Elsheikh, dos de sus captores y miembros del ISIS, también conocidos por formar parte del siniestro grupo apodado como “Los Beatles”, ejecutores y guardianes de los 21 secuestrados occidentales.

El encuentro se dio como parte de un reportaje publicado por la BBC y que permitió al fotoperiodista, “lograr esa foto de los captores que aparece en el libro”, aunque, asegura que sin ánimo de “obtener ninguna respuesta por parte de estas dos personas”.

Pone la atención en esta transformación de muchos participantes del proyecto del Estado Islámico, como los dos supuestos captores o los que “ahora huyen de Raqa o de Mosul”, y que, como escribe en el texto final de su libro. “Tratan de sobrevivir a cualquier precio y no tengan el valor de morir de la forma se suponía decidieron ‘vivir’: sin miedo a la muerte. Su actitud desvela que sus convicciones son más frágiles de lo que parecen, que están dispuestos a traicionarlas. Es reveladora de su falta de dignidad, a diferencia de las víctimas a las que ejecutaron, ellas sí que murieron de pie”.

El 23 de marzo de 2019 las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS o SDF, por sus siglas en inglés) proclamaron la caída del califato del ISIS, tras la ofensiva final contra el último reducto de los yihadistas en Al-Baghouz, en la frontera entre Siria e Irak. Y allí estaba García Vilanova, para contar e inmortalizar con su cámara ese momento que, más que el fin de una historia, es el fin de una etapa.

Fotografía, tomada por García Vilanova, que forma parte de su último trabajo. / Ricardo García Vilanova

Han desaparecido como Estado, pero como proyecto no va a desaparecer porque, lamentablemente, es un grupo terrorista con mucha presencia, que ha conseguido transmitir su mensaje de odio”, advierte quien ha conocido muy de cerca la brutalidad del ISIS.

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