Banderas descoloridas, palabras nuevas

  • Los gestos del Gobierno socialista y del Govern hacen prever una desescalada de la tensión
  • Iglesias y Junqueras, en una cena en agosto, ya barajaron la posibilidad de una moción a Rajoy

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El pasado 27 de agosto, tras la multitudinaria manifestación que recorrió el Passeig de Gràcia de Barcelona en repulsa por los atentados terroristas, se produjo una curiosa reunión en la casa del empresario audiovisual Jaume Roures. Allí se encontraban el líder de ERC, Oriol Junqueras, y el de Podemos, Pablo Iglesias. De lo que ha trascendido de aquella conversación, se sabe que el republicano estaba preocupado por la postura que adoptaría Podemos y los comunes en Catalunya respecto al 1-O, finalmente apoyarían la consulta como movilización social y no como referéndum vinculante.

Por parte de Iglesias, su mayor preocupación era conseguir sonsacar a Junqueras un compromiso de que, si el PSOE, con Pedro Sánchez a la cabeza, presentaba una moción de censura a Rajoy en el Congreso de los Diputados, ERC la apoyaría. Iglesias sabía que esa posibilidad estaba más cercana con Sánchez en Ferraz, habiendo vencido este a los barones socialistas y al aparato del partido en las primarias, gozando de una independencia interna de la que careció en su primera etapa como secretario general socialista, la militancia había hablado y le eligió frente a la favorita Susana Díaz. Junqueras aseguró que ERC estaría dispuesta a apoyar una moción de censura a Rajoy sin pedir a los socialistas contrapartidas “inasumibles”.

Para la dirección socialista de Sánchez, la posibilidad de convocar una moción de censura para poner fin al Gobierno de Rajoy, siempre estuvo encima de la mesa. Fue precisamente el conflicto catalán lo que hizo virar al PSOE hacia una posición de apoyo a las medidas que el Gobierno del PP iba adoptando con Catalunya. El día 3 de octubre, Felipe VI, en aquel duro discurso televisado, llamó al PSOE a cerrar filas contra el independentismo, desde entonces este partido siempre se mantuvo fiel a Rajoy en la cuestión territorial. La moción de censura se aplazaría, por lo menos, hasta que el artículo 155 de la Constitución se levantara sobre Catalunya.

La demoledora sentencia de la Audiencia Nacional sobre la Gürtel lo precipitó todo. El 29 de mayo, un día antes de que se celebrara en el Congreso el debate de la moción, el president de la Generalitat, Quim Torra, desbloqueaba la formación del Govern de Catalunya sacando a los presos de la composición del Ejecutivo catalán. El Govern tomaría posesión y se levantaría la aplicación del 155. Si triunfaba la moción de censura, el nuevo Gobierno socialista tendría que capear con una nueva situación en Catalunya, favorable al diálogo. Puigdemont, desde Alemania, cambiaba su primera posición de que los diputados del PDeCat se abstuvieran en la moción y no apoyaran a un PSOE que fue artífice, en el Senado, también, del 155.

La rapidez con la que el Ejecutivo de Sánchez ha iniciado un proceso de deshielo con Catalunya es sorprendente, el pataleo y victimismo de Ciudadanos y PP, previsible. El viernes conocíamos que Sánchez llamará a Torra y que los dos presidentes tendrán una reunión “bilateral” próximamente. Ayer, la ministra de Política Territorial y Función Pública, la catalana Meritxell Batet, apostaba por una reforma constitucional como forma de solucionar la grave crisis territorial española. Torra recogía el guante: “Todas las propuestas son bienvenidas”. Pero, Torra asegura que la posición inicial del Govern en una mesa de negociación será "el mandato del 1-O".

'N'hem de ser més'

El pasado 18 de enero, el que fuera vicepresident de la Generalitat con el socialista Pasqual Maragall, Josep Lluis Carod Rovira, publicaba en El Crític el artículo N’hem de ser més. En este, defendía la hipótesis de que, a pesar de que el independentismo ha crecido exponencialmente en los últimos años, para proponer una separación de Catalunya y el resto del Estado con visos de ser efectiva, el proyecto independentista tendría que sumar a mucha más gente: pasar del 48% del apoyo social que, aproximadamente, tiene actualmente, al 60%. Para ello, apostaba Carod Rovira por “priorizar una acción de gobierno al servicio de la mayoría” en Catalunya, con políticas que “mejoren el día a día de la ciudadanía”.

ERC enviaba a la militancia a principios de mayo la ponencia inicial que se debatirá, si no sufre enmiendas de calado, en su próxima Conferencia Nacional que tendrá lugar el 30 de junio y 1 de julio. En ella, el partido republicano se marca el objetivo de conseguir a través de diversas vías "la progresiva acumulación de fuerzas (del independentismo) y el progresivo debilitamiento del Régimen del 78 para conseguir que el Gobierno de Madrid dialogue, de una vez, con el soberanismo de cara a encontrar una salida a la escocesa para el conflicto político catalán”.

ERC deja de lado la unilateralidad, de este modo, y apuesta por la negociación con el Estado y, al igual que Carod Rovira, se vuelca en ampliar la mayoría social independentista, pasando de hojas de ruta y plazos fijados en ningún calendario. El PDeCat también gira hacia estas posiciones, incluso el entorno de Carles Puigdemont ha dulcificado su estrategia de confrontación con el Estado con la caída de Rajoy, pendiente de la decisión de los tribunales alemanes que podrían dejar en evidencia al Poder Judicial español. La CUP, sin embargo, tal y como contaba ayer Pablo Castaño en cuartopoder.es, sigue con su estrategia de desconexión con el Estado, para los anticapitalistas, la vía unilateral es el único camino hacia la independencia.

El referéndum será, de nuevo, más tarde o más temprano, una reclamación de los partidos independentistas y soberanistas. Hay encuestas que situaban cerca del 80% de la población catalana, y más del 40% de la población española a favor de un referéndum de autodeterminación como solución al conflicto. PP y Ciudadanos negarán la mayor, y más después de haber tenido la miel en los labios durante los últimos meses de una mayor recentralización del Estado. El PSOE ya ha dicho: reforma constitucional hacia un modelo de Estado federal. Dirán que referéndum sí, pero en toda España. Podemos e IU siempre se han mantenido en el respeto a la autodeterminación del pueblo catalán...

La llegada de Sánchez al Gobierno y los primeros gestos hacen prever una desescalada de la tensión en el conflicto. Todas las piezas se mueven en este sentido, también en Catalunya. Eso pone nervioso a Ciudadanos, que se aferrará a la bandera española con fuerza para no perder la partida en uno de los puntos clave de su relato: el nacionalismo español. El PP, al mismo tiempo, arrojado a la oposición por una mayoría de diputados plurales, la otra España, ya ha anunciado a bombo y platillo una oposición dura que tendrá en la unidad de España uno de sus máximos exponentes. La guerra interna que se avecina en la calle Génova ayudará a que las declaraciones de los dirigentes en las próximas semanas sean más inflamables todavía.

Después de que el viernes se terminara con el control previo por parte de Moncloa de los gastos de la Generalitat y de que se anunciara una próxima reunión entre Sánchez y Torra, otra de las demandas independentistas es el acercamiento de los "presos políticos". Esta medida será muy polémica y las derechas españolas hincarán el diente al PSOE si esto sucediera. "No es el momento del acercamiento de los presos", decía ayer Iceta. "No, es el momento de liberarlos", le respondía el ex diputado de la CUP, David Fernández. El macrojuicio contra el independentismo será en otoño, es posible que la tensión vuelva a subir. La sentencia se prevé que se conocerá de cara a la primavera del año que viene. Esto y la proximidad de elecciones europeas, autonómicas y municipales también hará que las declaraciones altisonantes vuelvan a la cotidianeidad. Pero, ahora, hay unos meses por delante en los que se puede avanzar.

Mirar al pasado, a veces da vértigo. Hoy ya sabemos que salían las cuentas para la propuesta que hizo Iglesias en aquella cena con Junqueras, hoy en la prisión de Estremera. A finales de agosto y principios de septiembre, ante la proximidad de la Diada del 11 de septiembre, los balcones de Catalunya se llenaron de banderas esteladas. Tras el 1-O y con la tensión vivida en otoño, con su punto culmen del 27 de octubre cuando Puigdemont declaró la independencia en el Parlament y el Senado aprobaba la aplicación del 155, en muchas zonas de Catalunya tomaron protagonismo las banderas españolas, también en el resto del Estado. Muchas de ellas, tras los fríos del invierno, han quedado descoloridas. Hay una bandera española que cuelga en una ventana de la calle Mayor de Madrid: el amarillo del centro es blanco. Banderas descoloridas, palabras nuevas: un nuevo tiempo para Catalunya, y el resto del Estado. Ahora faltan los hechos.

3 Comments
  1. expresidente m. rajoy says

    total que ha hecho más iglesias por investir a sánchez que el propio sánchez…

  2. florentino del Amo Antolin says

    Un tiempo perdido y reforzamiento de la derecha ultra; con las cuales el PsoE- Psc han coqueteado sin importarles un rabano siendo la izquierda de la derecha. Cuando el sorpasso se lo da ( en las encuestas ) Ciutadans. Los barones apuntalan el bipartidismo, no viendo la oprtunidad de entregar a las gentes las privatizaciones, la educación, la sanidad, las pensiones que Europa recomienda…
    En definitiva Podemos e Iglesias, han vuelto a hacer de piedras panes; ahora toca cuarentena y un seguimiento de los movimientos, para que no derive en otro enrrocamiento y se vuelva a las andadas, cuidadín !.

  3. ninja45 says

    «Primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te aporrean, más tarde te juzgan
    y condenan por delitos inexistentes, después te encarcelan y al final ganas».
    Los familiares de los presos políticos catalanes, vascos y mallorquines han denunciado
    en la Eurocámara el castigo, venganza y humillación intolerable que sufren por parte
    de la Fiscalía que «afina», la Injusticia Española y el Tribunal Inconstitucional que
    están a las ordenes de la mafia del 155. Hablan de imposición y son ellos los que
    imponen, hablan de violencia y son ellos los que aporrean gente indefensa, hablan de
    terrorismo y son ellos los que aterrorizan, humillan, reprimen, multan y encarcelan
    con total impunidad, y todo aliñado con una propaganda vergonzante, tergiversadora e
    incansable, que se emite desde todos los medios afectos al «régimen» de este Estado de
    Desecho. Los unionistas y fascistas españoles forman piquetes violentos, subvencionados
    generosamente con los fondos públicos que nos esquilman a «todos» los catalanes desde
    esta olgarquía y sus socios, secuaces, palmeros y esbirros les ríen las gracias.
    Españoles ellos, muy españoles, mucho españoles y todos contra los «pérfidos
    independentistas». Si me pegan, yo me divorcio. Som República !!*!!

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