Talgo 694: recorrido político por las Españas

  • Andalucía, Castilla-La Mancha, País Valencià y Catalunya demuestran la pluralidad de los pactos políticos
  • El PSOE, eje vertebrador, se comporta distinto dependiendo del territorio

0

Madruga Sevilla. Desayunos, manteca colorá. El distrito San Pablo-Santa Justa está de moda, uno en los que más crece la oferta de Airbnb de toda España. La proximidad de la Renfe y del casco antiguo son algunos de los motivos. La estación de Santa Justa, escenario de un ir y venir de maletas sobre ruedas. En un andén, calienta motores el Talgo 694. 8:35 de la mañana, que comienza su viaje rumbo Sants. El tren llegará a la estación barcelonesa, en ese histórico barrio obrero y cooperativista, 12 horas después, a las 20:00 h. Bocadillo de fuet para la cena, pa amb tomaquet.

Nos subimos en un vagón, tomamos asiento y emprendemos un viaje que recorrerá distintas comunidades autónomas que ilustran el variopinto panorama político territorial del momento, el diverso reparto de poder entre partidos, las modalidades del PSOE. El revisor comprueba los billetes, todo en orden. Arrancamos. Andalucía, Castilla-La Mancha, País Valencià y Catalunya. La velocidad del Talgo y la comodidad no desmerecen, pero no es el AVE. El AVE queda restringido a los trazados radiales que ponen el único centro en Madrid. Bordearemos Madrid, lo dejaremos a la izquierda. Hay mucha política más allá de la capital.

Andalucía

Las elecciones andaluzas del pasado 2-D iniciaron un vertiginoso ciclo que ha repartido el poder político en pocos meses en Cortes Generales, mayoría de parlamentos autonómicos, ayuntamientos y representación española en el Europarlamento. Sobresalto de diciembre, el PSOE de Susana Díaz volvía a ganar las elecciones, pero se convertía en el gran perdedor de la noche. Tras décadas de hegemonía del socialismo andaluz, llegaba al Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento de Andalucía, una mayoría alternativa de derechas y ultraderechas. Vox irrumpía en la institucionalidad española con 12 diputados autonómicos. El pacto entre PP, Ciudadanos y Vox daba lugar a un gobierno compartido de los dos primeros, sustentado en los apoyos del tercero. Juanma Moreno, del PP, ocupó San Telmo.

Andalucía vuelve a los papeles. PP, Ciudadanos y Vox sacan adelante los presupuestos andaluces. Unas cuentas con regusto a ultraderecha. Entre otras cuestiones, Vox consigue sustituir el concepto de “transversalidad de género” por el de “igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres”; la creación de una Secretaría General autonómica que vigile el cumplimiento de la normativa contra la inmigración irregular; la incorporación del término de “violencia intrafamiliar” en lugar de “violencia de género”…

Andalucía fue el primer pacto entre el tridente derechista, el cual se está repitiendo en la mayoría de las instituciones en las que suman. El PP ha aguantado el tirón y conserva la hegemonía en un bloque de la derecha que nunca había estado tan dividido. Ciudadanos ha seguido la senda andaluza en la mayor parte del territorio, una estrategia no exenta de tensiones internas que, salvo excepciones, sitúan al partido naranja en la órbita de las derechas, alejándole del centro liberal macroniano que aspira a ser el referente europeo. Desde Francia, mensajes duros contra Albert Rivera, con la ultraderecha no se juega. Que Ciudadanos facilite un gobierno socialista, piden muchos.

Vox, en Andalucía, se pone en práctica. Rol de nobleza castiza, ultraconservador en lo ideológico, al mismo tiempo que ultraneoliberal. Se aleja de organizaciones de extrema derecha europeas que abogan por mayor proteccionismo económico que ofrezca seguridad a las sectores populares nacionales damnificados por la crisis. En Europa, Vox ha escogido situarse en el grupo Conservadores Reformistas Europeos, junto a los ultras polacos y los nacionalistas flamencos amigos de Carles Puigdemont. Se aleja de Marine Le Pen y de Matteo Salvini.

El PSOE andaluz, antaño todopoderoso, es un cuadro. Susana Díaz deshoja la margarita al sur de Despeñaperros, me quieren, no me quieren. Tocada quedó cuando perdía la Junta y culpaba de ello al tratamiento de Pedro Sánchez con el independentismo. Casi hundida cuando Sánchez ganó las elecciones con solvencia y Díaz tuvo que tragarse sus palabras. Hundida cuando el contrapoder interno en el partido a Sánchez ya no es ella. Ahora es…

Seguimos el viaje. El Talgo 694 acelera y desacelera conforme se va acercando a alguna estación. Córdoba, Andúar, Espeluy, Linares-Baeza, Vilches. Campos de olivos, dehesas y encinares van dejando paso a… La Mancha.

Castilla-La Mancha

Primera parada, Valdepeñas. Después Manzanares, Alcázar de San Juan, Socuéllamos, Villarrobledo y Albacete-Los Llanos. Llegamos a esta capital manchega, principal ciudad de la región en población con 173.000 habitantes, a las 14:18h. Atrás, paisajes de viñas, tractores y grandes superficies de cereal que se acarician con el horizonte. Algún toro de Osborne y anuncio de Miguelitos de La Roda. Alguien en el vagón pegó un grito al divisar unos molinos de viento, pues confundido pensó que eran gigantes. Edificios altos se divisan desde la ventana de nuestro vagón al parar en Albacete. Azorín, en un poema de finales del XIX, se refirió a este municipio como “el Nueva York de la Mancha”. Antaño, en esta estación, subían los cuchilleros a los vagones a vender navajas.

La noticia de la semana ha sorprendido a los castellano-manchegos, gran acuerdo entre PSOE y Ciudadanos en la región, gobernarán conjuntamente tres capitales castellanomanchegas: Albacete, Ciudad Real (75.000 habitantes) y Guadalajara (85.000), también la Diputación de Guadalajara y otros 20 municipios. En Albacete y Ciudad Real se alternarán en la alcaldía dos años cada uno, en Guadalajara gobernarán en coalición con alcalde socialista y teniente de alcalde naranja.

El componente político de estos acuerdos es revelador y marca el horizonte por el que una parte del socialismo transitará en los próximos años inciertos, con el conflicto territorial, que sube y baja de intensidad, como principal desestabilizador. Ciudadanos asegura que, gracias a esta entente castellano-manchega, arrastra al socialismo lejos de Pedro Sánchez y su apertura al diálogo con nacionalismos periféricos e independentismos y evita pactos de izquierdas con Unidas Podemos. El PSOE argumenta que se evitan pactos con PP y Vox de los naranjas. El gran centro.

Al mismo tiempo, el PSOE castellano-manchego se muestra adalid del socialismo en pro de la repetición de la aplicación del 155 si las cosas se ponen chungas por ahí arriba, donde aparcará el Talgo. Todo esto tiene un nombre: Emiliano García-Page. El presidente autonómico revalidó su cargo con mayoría absoluta después de una legislatura de intensa relación con el Podemos de José García Molina que ha quedado relegado a la nada, sin representación en las Cortes castellano-manchegas. El líder del socialismo manchego, el principal contrapoder a Sánchez en el PSOE. Apoyó a Díaz en las primarias por la Secretaría General de Ferraz, pero ha demostrado una mayor solvencia política que la andaluza en su territorio. Es el gran barón socialista.

Page: político de raza que ha sido todo en el PSOE de Castilla-La Mancha. En 1986, al cumplir la mayoría de edad, entró en el partido tras haber militado en las Juventudes Socialistas. Desde 1991 ha ostentado cargos públicos, bien como concejal en el Ayuntamiento de Toledo, bien en diversos escalones de la administración regional. Fue una de las apuestas de José Bono y de él ha heredado una forma de hacer política que tantos éxitos cosecha en la región. Llegó a la Alcaldía de Toledo (2007-2015). Líder de los socialistas desde el 2012, en 2015 recuperó la Junta para el socialismo tras el paréntesis Cospedal.

Características importantes. Por un lado, la transversalidad, capaz de hablar a un electorado de distintas edades, de diversos orígenes rural o urbano y de distintas ideologías. Page, como Bono, puede utilizar un discurso próximo a las derechas pero, al mismo tiempo, focaliza su enemigo político en el PP, ahora también en Vox. Por otro lado, se entiende con las izquierdas al PSOE cuando es necesario pero no pierde de vista un objetivo: ganarles y arrinconarlas en el tablero político y social. La política del gran pacto social, homogeneizar al empresariado y sindicatos autóctonos como si del mismo actor social se tratara. Está llamado a tener relevancia en la política estatal.

País Valencià

El Talgo 694 arranca de nuevo. Deja a la derecha, en lo alto, el castillo de Chinchilla de Montearagón, se integra en La Manchuela y el verde va tomando protagonismo tras los tonos amarillentos de La Mancha. La próxima parada Xàtiva, otro castillo. En el museo l’Almodí de esta localidad cuelga una imagen de Felipe V, el primer borbón, boca abajo. El monarca mandó quemar esta ciudad en la Guerra de Sucesión. A las 16:02 paramos en València Estació del Nord. Un edificio modernista nos acoge, un modernismo autóctono. Naranjas decoran la fachada. Algún puestecillo de horchata da la bienvenida a los recién llegados, los que se quedan en la Ciudad del Turia. Nosotros, seguimos ruta. Hace Sol.

La condición valenciana de nacionalidad histórica permitió al president de la Generalitat, Ximo Puig, adelantar las elecciones autonómicas del 26 de mayo al 28 de abril, para hacerlas coincidir con las elecciones generales. Las encuestas decían que a Sánchez no le irían mal los comicios y Puig quiso unir su destino al de su jefe estatal para desesperación de Mònica Oltra, la líder de Compromís. Puig, situado en el bloque de Susana Díaz en la disputa interna del PSOE de 2017, ha sabido reformularse para ser uno de los referentes territoriales de Sánchez. Los destellos plurinacionales y la riqueza plurilingüística del país valenciano ayudan. València sabe que con Catalunya siempre hay que dialogar.

Esta semana, in extremis, se cerraba un acuerdo tripartito que, emulando al anterior Pacte del Botànic, juntaba a las izquierdas valencianas en el mismo equipo de gobierno. En esta ocasión, además de a la entente PSPV-Compromís, se suma al acuerdo Unides Podem. Pocas horas de Talgo y el PSOE mira a la izquierda, al contrario de García Page. València. Reflejo valenciano para el resto de España. Pablo Iglesias pone de ejemplo este acuerdo para materializar ese “gobierno de cooperación” con el que PSOE y Unidas Podemos sueñan en el Congreso.

Sánchez, que intentó parecerse a Page seduciendo a Ciudadanos una vez más, se valencianiza, sabe que de entenderse con los de Iglesias y de hablar distintas lenguas depende su investidura, prevista para la segunda quincena de julio. Mientras en Castilla-La Mancha Ciudadanos ha apostado por entenderse con el PSOE, en València, la formación naranja sigue estrictamente el estilo Albert Rivera, siendo Toni Cantó su máximo hincha: discurso plagado de mentiras, medias verdades y beligerancia contra las izquierdas y la pluralidad lingüística y cultural. Extremismo que sitúan a la formación naranja más próxima de la ultraderecha que del centro liberal de Macron.

Arranca el tren, tras una breve parada. Hemos escogido un asiento a la derecha del pasillo, según el sentido de la marcha. Así, tras nuestra ventana, podremos observar largos hileros de naranjos de la huerta valenciana que van a desembocar al mar, Marina d’Or Ciudad de Vacaciones y kilómetros de construcciones junto a la costa que unen unas localidades con otras a la orilla del Mediterráneo. Castelló de la Plana, Benicarló-Peñíscola, en cuyas playas cabalgaba el cadáver del Cid Campeador, Vinaròs…

Catalunya

El paisaje cambia radicalmente al llegar al Delta del Ebro, estación L’Aldea-Amposta-Tortosa. La velocidad del tren, también. Parones, retrasos, evidencia de la necesidad del corredor mediterráneo. La provincia de Tarragona yuxtapone la montaña con el Mediterráneo. Las olas rompen en rocas a pocos metros de la ventana del Talgo 694, que se interna en las entrañas de las montañas a través de túneles que esquivan los pedruscos más duros en forma de zig-zag. Salou, se ve Port Aventura, Tarragona… Cambio de provincia. Vilanova i la Geltrú. ¡Son ya las 19:11h! Seguimos hasta Barcelona Sants y nuestro Talgo continuará, bajo tierra, hasta la Estació de França, junto a la Barceloneta. Nos quedamos en Sants Estació. Las 20:00. Estiramos las piernas.

Barcelona ha sido uno de los principales campos de batalla de las últimas semanas, desde la celebración de las elecciones del 26 de mayo. Política y calle van de la mano, lo social y lo nacional. Nada más salir de la estación, en la Plaça Joan Peiró, contemplamos las primeras esteladas colgadas de los balcones que nos recuerdan que hay un conflicto nacional por solucionar. A la izquierda, un parque, el Espanya industrial. Cerca de aquí, hace un siglo, comenzaba la huelga de La Canadiense que consiguió instaurar la jornada laboral de ocho horas en todo el Estado.

Ada Colau repite como alcaldesa tras unas semanas de infarto. Habrá pacto de gobierno con el PSC y apoyo externo de Manuel Valls. El exprimer ministro socialista francés, impulsor de las políticas de la extrema derecha contra la inmigración en Francia, ha votado a Barcelona En Comú para evitar un gobierno independentista. Ernest Maragall, candidato de ERC, había propuesto un gobierno conjunto comunes-ERC. Colau apostaba por un tripartito. Llegó a proponer una alcaldía rotatoria. La incompatibilidad ERC-PSC lo ha evitado.

La situación política catalana es excepcional. Los principales dirigentes políticos y sociales siguen encarcelados a la espera del juicio del Supremo que esta semana ha quedado visto para sentencia. El horizonte de unas elecciones catalanas en los próximos meses merodea por el ambiente.

El PSC mira a la izquierda para evitar un gobierno independentista en la capital, pero sabe que, con los comunes como socios, tendrá que ser puente de diálogo antes o después, cuando se pase el enfado por la jugada independentista para que Miquel Iceta no fuera presidente del Senado. Sánchez mira al PSC, uno de sus principales apoyos internos del presidente, con la esperanza de encontrar puntos de unión para solucionar un conflicto territorial en pleno proceso de desinflamación, pero con la amenaza de que se vuelva a encender la mecha en cualquier momento. Acuerdo comunes-PSC que puede dibujar la necesidad de entendimiento entre progresistas también en el resto del Estado.

El Talgo 634, que partió desde Andalucía de buena mañana, llega a Catalunya al anochecer. Su recorrido nos explica la diversidad política de España y sus territorios, comunidades autónomas y naciones. El PSOE como eje vertebrador de la política española. En Andalucía, su feudo histórico, ausente. En Castilla-La Mancha, mirando al entendimiento con la derecha de Ciudadanos. En València, abierto a la pluralidad nacional y a las izquierdas. En Catalunya, contrapeso del independentismo, pero figura clave para un entendimiento. El entendimiento en Catalunya será el entendimiento español.

Leave A Reply