Los cuerpos viles del cine

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Juan Ángel Juristo

Cubierta del libro.

Es este un libro insólito por lo que tiene de añadidura dramática en un género inusual: el ensayo. Pero, por otro lado, define con acierto la concepción y el destino mismo que el autor tenía  de que lo  debe ser un ensayista actual, como si en buena parte los deseos más íntimos y la prosa razonada se hubiesen dado la mano en una simbiosis no por querida y buscada menos hallada: la feliz conjunción entre ensayo y narrativa. Doménech Font llevaba tiempo queriendo hacer un libro sobre sus directores y películas favoritas siguiendo la estela del tratamiento del cuerpo en el cine. Del encuentro con el editor de Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores salió la idea de escribir el libro que ahora es motivo de estas líneas. Pocos días después al autor se le diagnosticó un cáncer y durante años, mientras seguía el tratamiento de quimioterapia, escribió el libro. Cuando estaba a punto de rematarlo, murió. Gracias a la labor de Carlos Losilla, que se ha encargado de la edición, ha sido posible, sin embargo, reconstruir con los materiales e instrucciones dejados la última parte del volumen. El resultado es este Cuerpo  a cuerpo. Radiografías del arte contemporáneo, recientemente publicado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, un libro que puede ser calificado como el testamento intelectual de Doménech Font, un estudioso sagaz del fenómeno del cine y a quién se deben libros como Cine europeo 1960-1980, amén de un estudio sobre Michelangelo Antonioni y un bello ensayo La noche del cazador, sobre la inquietante película de Charles Laughton.

El libro es una reflexión sobre el tratamiento del cuerpo en el cine  a través de una serie de películas y directores de ahora que en la práctica, por las referencias, abarca la historia del género: desde David Cronenberg hasta Pedro Almodóvar, hay una sección aparte dedicada al cine español, pasando por David LynchQuentin TarantinoAgnès VardaLars von TrierWong Kar-waiStanley KubrickRidley Scott, de quien realiza un inteligente estudio sobre Alien, el octavo pasajeroTim BurtonClint Easwood y su Mistic River, en fin, un recorrido por la excelencia de lo mejor que ha dado el cine de los últimos años, es decir, el tratamiento del cuerpo en tiempos posmodernos, sin olvidar los orígenes y su deuda: “La letargia, el sonambulismo y la fantasmagoría no son privilegio del texto posmoderno”, nos dice, “ El cine clásico de Hollywood jugó con leyendas y mitos por mediación del género fantástico para reclamar la figura del revenant y medir la evanescencia de los cuerpos”.

En un bello pasaje del libro Doménech Font califica el tratamiento a que está sometido por el cáncer en algo transformado “en un circuito de exploración digital”. La frase es de una coherencia peligrosa en un ensayista pues le acerca, por vías curiosas, al origen mismo del género que trata y fue su pasión de por vida, y todo ello al modo en que la leyenda quiera que ocurra sólo con los artistas. Recuerda que los rayos X fueron inventados al mismo tiempo que el cine y que fue entonces cuando se abrió una brecha en la representación del cuerpo. La literatura recoge ese momento en uno de los más intensos y raros pasajes amorosos de la narrativa del siglo XX, aquel en que Hans Cartop, en La montaña mágica, de Thomas Mann, le pide a Claudia Chauchat su retrato interior, al modo de una metáfora del simbolismo tan en boga en aquellos tiempos: Madame Chauchat le ofrece, entonces, su radiografía: “He aquí” le dice “mi fotografía íntima, la transparencia espectral de un retrato sin rostro”. Medicina, cine… la relación ya la formuló Jean Luc Godard cuando relacionó los beneficios de la Kodak del análisis de las enfermedades, no de haber filmado la felicidad, siguiendo en este caso la estela de Walter Benjamin cuando relacionó la prevalencia del expresionismo por el auge de la medicina. Doménech Font sigue en este libro toda esa estela y en el fondo, ya que estamos en pleno auge de guiños y de citas, lo que quiere es describir la influencia de los rayos gamma sobre el cine contemporáneo. Paul Newman dixit.

Cuerpos malformados, cuerpos mutantes, cuerpos vampíricos, cuerpos alienígenas, zombies, cuerpos mutilados, ciborgs, robots… el modo que tiene el cine de reflejar el cuerpo ahora no difiere gran cosa del un bestiario medieval, salvo que lo metálico y la deuda  a lo tecnológico, sobre todo a los descubrimientos biológicos, es determinante para construir ese imaginario. En este libro no hay tesis que defender, por lo tanto tampoco hay esas exclusiones a que son tan dados aquellos que tienen algo que demostrar, sea como sea. Lo que nos tiene que decir Doménech Font sobre los cuerpos fantasmagóricos del cine lo dicen las películas mismas. De ahí ese aire descriptivo, a pesar del aparato conceptual del libro, que poseen estas narraciones sobre películas. A mí me gusta calificar de este modo lo que el lector se va  a encontrar en estas páginas y se tropiece con alguna película que le haya gustado sobremanera. A mí me pasó con Blade Runner, una de las películas de la posmodernidad de la que tengo la certeza de que ha roto la cárcel de su tiempo. En las diez páginas que dedica a esta película el autor no  descubre nada nuevo sobre lo ya dicho, simplemente recrea de otra forma, es decir, altera el ángulo de visión de lo previsto, alterando así la percepción que hasta ahora se tenía del film. Obrar así es ser un autor amable, un ensayista sutil, un escritor nada desdeñable, incluso con su dosis adecuada de peligrosidad, por lo que tiene de ejercicio de fascinación. La valía de este libro, sin embargo, está íntimamente enlazada con su experiencia personal. Esas realidades, al igual que en el mundo de la ficción, se notan. Determinan a veces la verdad y la intensidad de las cosas… para el que sepa verlas. En este libro enfermedad y diagnóstico se unen. Estamos ya en el siglo XXI.

1 Comment
  1. Beverly says

    Ivan,vc disse: Tambe9m, ne3o concebo que um iutnrnmesto tecnolf3gico, simples ou sofisticado, seja o le1pis ou o computador, o tambor ou a guitarra, possa produzir conhecimento, porque ele somente e9 usado quando je1 existe o pre9vio conhecimento do usue1rio. Faria um reparo, ne3o produzem conhecimento, apenas expandem a possibilidade do ce9rebro humano .Todos os conceitos team uma fune7e3o sem fune7e3o, os conceitos ficam voando e servem para tudo.Nesse caso he1 a necessidade de separar tecnologias (gerais) das cognitivas que ne3o se3o a mesma coisa.Vc pergunta: Ne3o de1 para pensar assim? Sim, de1..mas e9 algo interessante e ne3o relevante para o meu propf3sito que e9 ajudar a separar tecnologias que hoje este3o emboladas.Um bom papo para viajar, mas para o meu propf3sito, ne3o acredito relevante.Que dizes?abrae7os,ps- valeu a visita, estava sentindo falta de sua sabedoria.

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