Oscar 2019: la imparable decadencia de unos premios agotados

  • La gala de los premios de cine más importantes del planeta ya no es lo que era, ni seduce lo que sedujo
  • Pensaron crear una categoría de “Mejor Película Popular”, idea de chorlito descartada solo un mes después por la previsible avalancha de críticas

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Hace décadas las galas de los Oscar eran un acontecimiento mundial que los españoles seguíamos con interés y su obligada liturgia: noche en vela, Coca-Cola, Cheetos, toda esa gente famosa apareciendo por su suntuoso escenario y las coñas de presentadores como Billy Christal o Whoopi Goldberg. En España hasta los llegamos a ver en abierto, en Antena 3 y con Carlos Pumares montando su divertido número.

Pumares me dijo que, comparado con la eterna cutrez española, el show de los Oscar era otra liga, era una final de Champions, la Super Bowl de la galas de premios del cine o de lo que fuese. Y me narró cómo descubrió en una sala de ensayos a Paul Newman y a Elizabeth Taylor repasando su guión de forma profesional y para nada estirada o elitista. Fue una verdadera pena que se acabase la diversión y la retransmisión de la gala pasase a manos de Prisa y su codificado Canal +.

Pero eso ya es el pasado, igual que los festivales de cine, que hace décadas abrían telediarios. La gala de los premios de cine más importantes del planeta ya no es lo que era, ni seduce lo que sedujo. Piensen que la última edición de los Oscar fue la menos seguida de toda su larga historia. Van cuesta abajo y sin frenos.

El cine ya no es el primer entretenimiento de masas desde hace tiempo y este año, y por primera vez, una película hecha para y por una televisión (la muy aburrida Roma) era una de las grandes favoritas. Pero aunque el ocio cultural cambie, la culpa de este declive también la tienen las películas, cada año peores. Y es el tiempo el que lo juzga todo. ¿Quién se acuerda de Moonligt, Birdman, The Artits, El discurso del rey o Slumdog Millionaire? Nadie.

Los Oscar, que se han quedado sin presentador porque el elegido, Kevin Hart, resultó ser un homófobo repugnante, han llegado a hacer el ridículo de tal manera que hasta pensaron crear una categoría de “Mejor Película Popular” (es decir: películas taquilleras, tipo Black Panther), idea de chorlito descartada solo un mes después por la previsible avalancha de críticas.

Una de las mayores idioteces de estos Oscar es que contaban con ocho nominadas a la mejor película, número excesivo que devalúa los premios y que solo se hace para usar la pegatina Oscar el los carteles publicitarios. Y lo más ridículo es que los nominados al Mejor Director solo eran cinco, quedándose fuera de la competición el director de la ganadora, Green Book, y los de la más premiada Bohemian Rapsody (que tiene dos directores porque Bryan Singer fue despedido en pleno rodaje). Ha pasado lo mismo con los directores de Ha nacido una estrella yBlack Panther.

La aburrida gala de este año ha sido testigo de otro nuevo disparate (premiar a un director, Cuarón, pero no a su película) y también de algo que ya se veía venir: poca broma en Hollywood con Netflix y las películas que no son de los grandes estudios. La ganadora, la académica y previsible Green Book, es de Universal aunque Fox también se ha llevado una buena parte de la tarta con Bohemian Rhapsody.

Rami Malek holds his Oscar for 'Best Actor in a leading Role' for 'Bohemian Rhapsody
Rami Malek sujeta su Oscar, ganado por su papel en 'Bohemian Rhapsody'. / EFE

Lo más triste de estos premios para alguien de mi generación es que uno ya no conoce a casi ningún presentador, la mayoría afroamericanos en una gala claramente racial y sutilmente política. A estos Oscar les ha faltado fuste, glamour, verdaderos talentos. Y las actuaciones musicales también fueron un truño, incluida la de la insufrible Lady Gaga, que se llevó el Oscar a la Mejor canción entre pucheros y mucho histrionismo.

Lo mejor:

  • Olivia Colman y su Oscar sorpresa. Muy graciosa en el escenario, casi con el trueno que tiene su personaje en La favorita.
  • Silencio sepulcral y respetuoso en el vídeo de recuerdo a los que se fueron, sin aplausos de primera y de segunda (como pasa en los Goya).
  • Julia Roberts entregando el premio más importante de la noche a Green Book.

Lo peor:

  • Sé que al hombre le encantan las cámaras y se quiere mucho, pero no sé qué pinta el cocinero José Andrés en los Oscar.
  • Lady Gorgorito al piano con Bradley Cooper.
  • Alfonso Cuarón repitiendo nada menos que tres veces sus agradecimientos. Queda claro que lo suyo no es el guión.

En resumen: otra gala mediocre, sosa y olvidable plagada de corrección política. Esta vez más veloz de lo normal, cosa que se agradece, y que ha premiado lo de siempre: un cine nada valiente, acartonado y descaradamente académico.

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