Rojo Cancionero: 10 años de juglares rescatando “las canciones del pueblo”

  • Gabriel Ortega y Salvador Amor forman este proyecto que ha recuperado canciones de Chicho Sánchez Ferlosio, Violeta Parra, Mercedes Sosa o Armando Tejada Gómez
  • “El grupo, aparte de ser ese canal que se abrió desde el 15M, ha servido para rescatar y atraer a muchas generaciones que no conocían cantantes y poetas del pueblo”
  • “Lo que hay que reivindicar es la fuerza transformadora de la palabra. Nos hemos reivindicado de una tradición que es la más antigua de todas: la juglaría"

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“Creemos profundamente en la canción que representa al pueblo, que es del pueblo y para el pueblo”. Con esta máxima por bandera surgió hace diez años, mayo de 2010, un dueto musical que poco a poco se convirtió en habitual en centros sociales, culturares, espacios populares y diferentes eventos de carácter político y social. Gabriel Ortega y Salvador Amor forman Rojo Cancionero, un proyecto musical que conmemoró la semana pasada su décimo aniversario.

Ortega y Amor se conocían de trabajar juntos en una compañía que se dedicaba al teatro y la producción de eventos. En mayo de 2010 comenzaron con el nuevo proyecto. “Ya se estaba empezando a gestar en las calles un movimiento de respuesta a toda la austeridad que se desplegó en los años anteriores. La crisis nos puso una soga al cuello como a tantos otros trabajadores y trabajadoras autónomas. Y tuvimos que reinventarnos”, afirma a cuartopoder Ortega. Rojo Cancionero “nació como una expresión de rabia propia y personal frente a todo lo que nos había sucedido”, añade.

Y también, prosigue Ortega, como una ruptura de dos trabajadores que hasta esa fecha se ganaban la vida haciendo en gran medida lo que quería para divertirse el gran público. “Rojo Cancionero pasó a ser lo queríamos hacer en ese momento. Pensábamos que eso iba a tener un recorrido corto pero nuestra sorpresa fue que viajó a toda velocidad de boca a oreja por circuitos que podemos llamar como carreteras comarcales de la música”, destaca Ortega, quien actualmente es concejal de Más Madrid-Ganar Móstoles en el ayuntamiento de esta localidad madrileña. El grupo comenzó a crear discos y recorrer diferentes espacios, muchos de ellos surgidos al calor del 15M.

La influencia de los padres de Amor y Ortega es clave, según ellos mismos reivindican. Rafael Amor fue un cantautor exitoso y Pepe Ortega un poeta andaluz. La reivindicación de su legado y de tantos otros artistas, junto con la mecha del 15M refleja bien el carácter de su proyecto. “Con el 15M vimos que era bueno combinarlo con que nuestra generación pusiera letra a sus reivindicaciones. Creo que en ese sentido fuimos un vehículo emocional muy importante para empoderar y estimular toda esa energía que se fue gestando desde abajo y fue muy creadora”, apunta Ortega.

En su repertorio, por tanto, se combinan temas de artistas como Chicho Sánchez Ferlosio, Alberto Cortez, Armando Tejada Gómez, Violeta Parra, Mercedes Sosa o Rafael Amor junto con otros propios. “Que el pueblo entero piense lo que hizo. Porque no hay pan para tanto chorizo. Que todo el pueblo piense lo que hizo. Con el paisanaje rumbo a la asamblea, despacio pero lejos sigue la pelea. Los dueños de todo matan el futuro, hacen falta manos que derriben muros”, dice la letra de Rumbo a la asamblea, quizás uno de sus temas más representativos. "De asamblea en asamblea desparramas tu talento, dándote al ciento por ciento para activar la pelea. Militante de la vida, no te pares, no te rindas", señala A ti activista, otro tema señalado.

Rojo Cancionero nace en contraposición a lo vacía que está la música comercial de mensaje, de “ver habitados todos los medios de comunicación por canciones que no representan a nadie más que a las grandes superficies o de festivales musicales patrocinados”. “Son canciones que más tienen que ver con la evasión que con tener los pies en la tierra. En ese ejercicio de memoria nos centramos en rescatar las canciones que hablaban de nuestras experiencias. Sacamos una larga lista de personas que habían escrito de las necesidades del pueblo y lo habían hecho muy bellamente. Vimos que era una necesidad vital el tema de recuperar canciones haciendo este pequeño ejercicio”, destaca Amor.

“El grupo, aparte de ser ese canal que se abrió desde el 15M, ha servido para rescatar y atraer a muchas generaciones que no conocían cantantes y poetas del pueblo”, añade Amor. El artista recuerda en este sentido una anécdota tocando en La Casika de Móstoles. “Se me acercó un amigo y me dio las gracias porque había conseguido lo que no había hecho nadie, juntarle con su padre en un concierto y emocionarse los dos”, afirma.

Sobre la situación actual de lo que se puede denominar como “canción protesta”, Amor considera que géneros como el rock, punk o rap siempre se han visto como alternativos, han estado al margen y han respondido a ese sector que no entraba en lo comercial. “Todo lo que estamos viviendo es para escribir canciones protesta, para reflexionar sobre lo que uno está padeciendo”, señala. Ortega reivindica que, ante todo, desde Rojo Cancionero son “militantes de la palabra”. Y destaca que cada generación puede experimentar con sus propios ritmos, formas y compases. Al respecto quiere destacar que se ha encontrado canciones de trap o reggueaton con contenido social. Residente y su Calle 13 serían un ejemplo.

“Lo que hay que reivindicar es la fuerza transformadora de la palabra. En ese sentido nosotros nos hemos reivindicado de una tradición que es la más antigua de todas: la juglaría, el cronista de la época que le ha tocado transitar, con los dolores y anhelos de los suyos, de los de abajo, de la mayoría popular”, comenta Ortega.

En sus 10 años han sido numerosos los conciertos ofrecidos en espacios muy diversos. Amor destaca dos de ellos, donde ha visto que han funcionado sus canciones “hasta las lágrimas”. Uno es el Aste Nagustia, las fiestas de Bilbao. Otro es el escenario de Villalar de los Comuneros, donde “se veía en primera línea a la gente llorar y corear las canciones una a una”. Ortega añade los recuerdos especiales en la localidad sevillana de Marinaleda con el Sindicato Andaluz de Trabajadores. Estuvieron varias veces, una teloneando al cantaor El Cabrero y otra en un concierto contra la represión para ayudar al SAT. Estuvieron Luis y Pedro Pastor, Reincidentes, Ska-P o Los Chikos del Maíz. “Recuerdo que una revista especializada de rock destacó nuestro concierto. Eso fue maravilloso porque hemos huido mucho de ese estereotipo de cantautor intensito, y con el que no te puedes divertir. Hemos buscado rítmicamente otras formas y ha funcionado bien”, afirma Ortega.

La cultura y la pandemia

Inevitable se hace preguntar a Rojo Cancionero por cómo ven la situación actual y futura de la cultura en medio de una pandemia mundial. Todo tardará en volver a la “normalidad”. “El sector cultural u obrero no hemos existido nunca en las planificaciones. Ya estaba nuestro sector descuidado, no estamos considerado ni obreros. Vamos a ser los últimos en recuperarnos, pero estamos acostumbrados a los palos y resistiremos”, comenta Amor. “No te entregues corazón, espera tu renuncia, los únicos vencidos, corazón, son los que no luchan”, añade, citando a su padre.

“Creo que es un momento muy difícil. Además, en nuestro país todavía subyace un cierto menosprecio a la cultura como profesión. Hay un poco creencia y querencia sobre esto, que además es ideológicamente transversal. No solo sucede en las derechas. Hay una infravaloración de la importancia de la cultura. Y es un colectivo mucho más proletarizado de lo que la gente se piensa”, comenta por su parte Ortega.

En este sentido, comenta que la gente puede tener una imagen mental de Alejandro Sanz o la élite cultural, que en realidad representa al 1%. “La gran mayoría del sector lo componen trabajadores con una guitarra al hombro o porque son sonidistas, técnicos de luces, montadores o porque tienen una compañía de teatro que mantienen como pueden. Hasta que no construyamos una amplia red desde debajo de la gente, va a ser difícil”, afirma. Rojo Cancionero ha querido durante estos reivindicar “una cierta militancia en la cultura”. Por ello, apuntan, que siempre les han dicho a muchos colectivos, de forma pedagógica, que no actúan gratis. “Empezamos a fomentar el intercambio en forma de discos”, señala.

“El público que tiene Rojo Cancionero es muy militante en este sentido, sabía que cuando se llevaba el disco lo que estaba haciendo directamente era aportar para llenar la nevera de unos trabajadores”, concluye.

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