César Cervera: “De los últimos ocho reyes españoles, siete abdicaron y todos probaron el exilio”

Las sospechas sobre Juan Carlos I y su marcha de España a un destino aún desconocido son escandalosas, pero no nuevas. La historia de la monarquía española está plagada de reyes que protagonizaron sonoros titulares y que tuvieron que abdicar o salir del país. De los últimos ocho monarcas españoles, ocho vivieron, de alguna forma u otra, el exilio. Es la estadística que resalta el periodista César Cervera, que acaba de publicar Los Borbones y sus locuras (La Esfera, 2020) en pleno escándalo monárquico.

Aunque estos días se ha comparado a Juan Carlos I con Isabel II o Alfonso XIII, Cervera, que escribe habitualmente en el periódico monárquico por excelencia, le ve más parecido a María Cristina, la madre de Isabel II, que tuvo que irse al extranjero tras las sospechas de corrupción con la intención de que no salpicaran el reinado de su hija. Intentar pasar página es una táctica habitual que, además, suele funcionar. Además, el divulgador de ABC advierte: “Lo excepcional de los Borbones es su capacidad de volver”. 

-Usted ha dedicado su libro a los Borbones. Hace apenas unas horas se ha anunciado la marcha de Juan Carlos I al extranjero ¿cómo lo enmarca dentro de su dinastía?¿Hay algún paralelismo con algún otro rey?

-Lo que ha hecho la Casa Real es usar un instrumento que utilizan desde hace mucho tiempo todas las monarquías. Intentan romper con el pasado y crear un parapeto entre el rey anterior y el actual. En el caso español se ha hecho en varias ocasiones. Ha habido varios exilios en los últimos 200 años. Carlos IV se exilió, Fernando VII lo hizo brevemente. Prácticamente, de los últimos 8 reyes, todos ellos pasaron algún momento de su vida en el exilio, aunque fuera durante su infancia. 

Lo que ha hecho Juan Carlos I se parece a lo que hizo María Cristina, madre de Isabel II. Había sido regente. Cuando los escándalos de la madre podían afectar a la hija, e incluso podían tener recorrido judicial porque había acusaciones de corrupción, se pactó con las fuerzas políticas, progresistas y moderados, que la reina madre saliera del país a cambio de salvar la imagen de Isabel II, que era una niña y aún no había tenido tiempo de meter la pata. Creo que ese es el paralelismo más claro. Además, ella no se fue con causas judiciales pendientes, simplemente, el hecho de poner distancia permitió que no se le siguiera investigando en España. Se marchó a Francia. 

-Así que la técnica que ha puesto en marcha la Casa del Rey tiene antecedentes y no es novedosa. 

-Claro. Creo que ellos consideran que lo bueno que tienen las monarquías es que son juzgadas por el rey que está en el trono en ese momento. Si tuviéramos que juzgar al actual monarca por lo que han hecho todos sus antecesores, querríamos la tercera república inmediatamente. A Felipe VI se le juzga por los hechos y las acciones del presente. Él intenta mirarse en Carlos III, con el famoso retrato que tiene en su despacho, porque es realmente el último monarca de la dinastía que tuvo un largo y estable reinado. A excepción de Alfonso XII es el único que no abdicó. 

-¿Por qué cree que ha elegido a Carlos III como modelo?

-Si piensas en un Borbón ejemplar, es Carlos III, no hay mucho más margen. Tuvo un reinado muy bueno porque venía de reinar en Nápoles y Sicilia y tenía buenas nociones de lo que era el poder. Llevaba 25 años de experiencia. Si buscas al segundo mejor rey, tenemos a Alfonso XII, que tiene algo bueno para su imagen porque muere muy pronto y crea el mito de que es ejemplar. 

-De los últimos reyes españoles, ¿cuántos han pasado por el exilio?

-De los últimos ocho reyes, siete de ellos abdicaron en algún momento de su vida. Y ocho de ocho lo vivieron en algún momento de su vida. Juan Carlos pasó su infancia fuera y conoció el frío del exilio. En el caso de Alfonso XII también vivió en el exilio porque su madre había abdicado. No son reyes que hayan nacido y crecido en el reino, sino que se lo han tenido que currar o que vienen de una familia exiliada. Eso es un factor que marca la inestabilidad que ha tenido la dinastía en los últimos 200 años. El último rey que ha tenido estabilidad, que se murió en su cama tranquilamente y no pasó por el exilio ni abdicó, es Carlos III. 

-Ahora mismo hay una discusión sobre qué palabra usar para explicar la marcha de Juan Carlos I de España. Unos usan huida, otros exilio y otros abandono, ¿cuál cree usted que es la más adecuada?

-Por mucho menos a la salida de otros se le ha llamado exilio. María Cristina no se va forzada por nadie, pero sí condicionada por posibles casos. Seguramente, cuando pasen unos años sustituiremos ese “abandono” por exilio. En el caso de Isabel II, ella se exilia y luego abdica. Incluso tiene la ocasión de volver a España porque no tiene causas pendientes. Luego reinará su hijo Alfonso XII y ella vuelve de forma muy discreta. Creo que el rey Juan Carlos va a repetir esa fórmula: se ha autoexiliado, pero va a seguir regresando porque es ciudadano español y tiene libertad para hacerlo. De momento, no tiene causas en las que le hayan reclamado ni tiene retirado el pasaporte. Se repetirá la fórmula de que va y viene en un segundo plano. 

-Antes me contaba que sí hay precedentes respecto a la marcha de Juan Carlos I, ¿pero los hay con las consortes como la reina Sofía?

-No lo sé. A mí siempre me ha sorprendido cuando las infantas se han separado o cuando se dice que los reyes tienen una relación fría y esto se vende como un escándalo. Lo cierto es que en los reinados de Isabel II hay todo tipo de infantes e infantas que protagonizan escándalos de todo tipo, incluidos divorcios y separaciones. En el caso de Isabel II, cuando se exilió, no vivía en casa de su marido. En el caso de Alfonso XIII, cuando se exilia a Roma no volvió a ver a su esposa hasta los últimos días de su vida que va a visitarle en su lecho de muerte. Viven completamente separados. Eso ha sido bastante habitual en la Casa real. En el presente parece rompedor y escandaloso, pero ha habido tantos precedentes de escándalos que no hay nada raro. 

-Si es tan frecuente, ¿por qué sigue escandalizándonos? ¿Es la cobertura periodística la que no se ha modernizado?

- Los sostenes de la monarquía siempre son las fuerzas conservadoras. Por eso se la sigue presentando como un modelo de la familia tradicional. Lo cierto es que ni la Casa real ni nadie en el siglo XXI está dispuesto a seguir exigencias tan estrictas como no tener relaciones hasta la boda o no casarte con ciudadanos que no sean de la realeza. Se mantiene la fachada, pero es una familia como cualquier otra, con sus separaciones y sus broncas. El divorcio no es nada extravagante. 

-¿Hay antecedentes de corrupción en la dinastía?

-Fernando VII tiene un montón de escándalos vinculados a su ‘camarilla’, un grupo de amigotes que no tenían cargo oficial, pero aparecían de vez en cuando en operaciones de todo tipo, como en la venta de la Florida. Hay negocios fraudulentos. Fernando VII es un innovador en muchos sentidos, también en el tema de las corruptelas. 

En el caso de la María Cristina, la madre de Isabel II, también tiene una serie de corruptelas que acaban forzándole a abandonar el país. En Alfonso XIII cuando le juzga la Segunda República no llegan a encontrar nada suculento, pero como pasa con los reyes de ese periodo, él tiene muchas dificultades para distinguir lo público y lo privado. Se mete en negocios como el Metro de Madrid o las minas en Marruecos en las que no roba dinero pero sí se beneficia de información confidencial que solo tiene el rey y las cabezas del Estado. Eso lo podemos encontrar en monarquías de toda Europa, como la casa real inglesa que está forrada, entre otras cosas, gracias a los negocios de la emperatriz Victoria.

-Si tuviera que dedicar un último capítulo de su libro a Juan Carlos I, ¿cómo lo titularía?

-No lo sé. Si hubiese escrito ese capítulo hace unos años hubiera contado que es el artífice de uno de los periodos de mayor estabilidad en España. Fue uno de los reyes más populares, en el sentido estricto, ya que le gustaba que le calificasen como campechano. Hubiéramos contado sus extravagancias y hubiéramos escrito que en su vida privada era un Borbón, con sus amoríos. Le hubiéramos descrito como algo pícaro.

Hoy en día la imagen es totalmente distinta. Necesitamos reposo, no sabemos si esto marcará su reinado o será un apéndice. Dependerá del recorrido judicial que tenga esto. Por eso me dedico a temas de historia para que puedan reposar los acontecimientos.

-Entonces tampoco tendrá un título para Felipe VI. 

-Creo que Felipe VI en los seis años de reinado que lleva ha hecho lo que se espera de un monarca del siglo XXI. Se ha limitado a hacer lo que dice la Constitución. Uno de los defectos de sus antecesores, como Isabel II o Alfonso XIII, fue extralimitarse en sus funciones. En ese sentido, creo que él no lo ha hecho.