CINE / El estreno de la semana

‘La Reina Victoria y Abdul’: artesanía british

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La Reina Victoria y Abdul
Cartel de 'La Reina Victoria y Abdul', la película dirigida por Stephen Frears. / Universal Pictures Spain

Stephen Frears es un realizador envidiable. No porque ruede películas inolvidables, sino por lo prolífico que es y lo correctamente que rueda todos sus trabajos de encargo. Ser un director de oficio no tiene nada de malo, y si el director es bueno lo prefiero a los autores insobornables, a los que se autodenominan, de forma bastante ridícula y cursi, “creadores”. Frears, que ya calza los 75, no es de esos y no ha parado de estrenar una película por año: Florende Foster Jenkins, The Program (de la que ya hablamos, y bien, en cuartopoder.es), Philomena, Doble o nada, La reina... Son muchas, algunas más logradas que otras.

Los giros que ha dado Frears desde aquellas arrojadas y cachondas Mi hermosa lavandería, Ábrete de orejas o Sammy y Rosie, se lo monta al cine más hollywoodiense (Las amistades peligrosas, Los timadores, Héroe por accidente o Mary Reilly), el cine indie (Alta fidelidad), el obrero (La camioneta) y luego a este cine tan british, son considerables. Pero hay que reconocer que es un director que ha sabido evolucionar y que, sobre todo, ha sabido no parar. Y eso es muy elogiable.

Esta vez Frears regresa con su querida Judi Dench, que vuelve a interpretar, y estupendamente, a la Reina Victoria tras Su majestad Mrs. Brown. Dench, que hizo también de Isabel I en esa cursilada nada creíble llamada Shakerspere in Love, vuelve a trabajar con Frears tras Philomena y Mrs. Henderseon presenta. El resultado del trabajo es muy creíble. Dench sabe moverse como aquella mujer culona, dormilona y tragona que sufría obesidad mórbida, viuda de un hombre que añoraba y que aguantó con aplomo la representación (muchas veces ridícula, muy british) de un imperio que poseía buena parte del planeta.

En este sentido, la película es dura con aquella Gran Bretaña engreída, colonial y que pisoteaba sin miramientos a otras culturas, aplastadas con él único objetivo de saquear los recursos de los países colonizados. Así, uno de los sirvientes, el amigo de Abdul (el actor Adeel Akhtar), es el encargado de decir, nada menos que al mismísimo Príncipe de Gales (estupendo Eddie Izzard), que algún día el imperio caerá y el mundo se regocijará por ello. Y así fue.

La Reina Victoria y Abdul, presentada en el Festival de Venecia, comienza con la imagen de una mujer agotada y que se aburre profundamente, rodeada de aduladores y conspiradores (su hijo incluido) que desean que la palme de una vez. Hasta que un día conoce a Abdul Karim, al que apodó “El Munshi” y llegó a nombrarlo secretario personal y confidente durante los últimos años de su vida, todo un escándalo en la Casa Real, servicio incluido.

Lo bueno es que todo esto se plasma en tono de comedia ligera, muy ligerita y fácil, ideal para cualquier público, en especial el público al que le gustan las películas de época, como todas esas señoras con descuentos por tercera edad que van todavía al cine. No quiero decir con esto que La Reina Victoria y Abdul sea una película vieja porque no lo es. Es académica, correcta y cumple con su cometido, sin más. Y es bastante.

Causa, además, una tremenda envidia comprobar el poderío del cine británico a la hora de abordar este tipo de estupendas producciones de época. Los ingleses conocen la rentabilidad económica de mostrar sus turísticos enclaves en la gran pantalla y por eso las productoras tienen acceso a palacios, castillos, jardines, islas... Todo. En este caso la isla de Wight, el castillo de Belvoir, el de Windsor, Ham House... ¡Ay, si en España el gobierno (del PP o del PSOE) diese las facilidades que dan los ingleses o los franceses a su cine! Qué pregunta, ¿verdad?. Si el actual Gobierno de España odia al cine español...

No entiendo que The Guardian haya calificado a esta película como “porquería”. Me parece tremendamente injusto para Frears y su guionista Lee Hall (escritor de las blanditas Billy Elliot y War Horse). El guión, por cierto, está basado en la correspondencia que mantuvieron la Reina y su secretario, recopilada por la historiadora Shrabani Basu.

La Reina Victoria y Abdul tiene bonitos momentos, como cuando ella, octogenaria, revive. Y quiere aprender la lengua de su secretario, y probar el sabor del mango. También otros no tan bonitos, como cuando, en su lecho de muerte, le confiesa a Abdul que ha sido “su hijo”, no como el intrigante y miserable Príncipe de Gales.

Lo peor: cuando intenta hacer comedia con dos mujeres tapadas con un burka, reprimidas. Casi llega a justificar su asqueroso servilismo. Poco chiste veo yo ahí.

Lo mejor: Judi Dench, sin duda.

El pan B:

Nominada a Mejor película de habla no inglesa en los Oscar y Nominada al Premio del Público en los Premios del Cine Europeo, A War (Una guerra), ha sido muy bien tratada por la crítica. En ella el comandante Pedersen sufre un gran debate interno: por un lado el cumplimiento de los reglamentos militares y su responsabilidad ante soldados y civiles afganos y por otro su deseo de volver a casa con su mujer y sus hijos.

UniversalSpain ( YouTube)
1 Comment
  1. Vic says

    Vi un un par de veces el trailer en los cines. No me causó buenas sensaciones, de hecho la escena del mango me parecía un chiste tan forzado que me dio hasta vergüenza ajena, el trailer al estar doblado escuchabas al personaje de Abdul Karim como si fuera Apu de Los Simpson y en general, el montaje del trailer me pareció que enseñaban algo bastante ridículo. Sin duda la puesta en escena era espectacular, la fotografía una maravilla pero no veía algo que me llamara la atención para ir al a verla. Leyendo tu crítica la cosa cambia bastante así que tal vez le haga un hueco porque antes tengo que ver Detroit. Saludos y felicidades por la crítica.

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